Medí tu éxito laboral

Alguna vez, a lo largo de tu carrera profesional, probablemente hayas llegado a preguntarte qué es el éxito para vos y cómo conquistarlo. Aunque, hay que reconocerlo, en el día a día es difícil parar la pelota y hacer un análisis profundo del tema.

Pero hay un punto en el cual ya se vuelve necesario entender y medir en detalle tus logros para poder trazar un plan. ¿Qué camino recorriste hasta el momento? ¿Cómo te sentís con el nivel de éxito alcanzado? ¿Podés mirar para adelante y modificar comportamientos para que te hagan más exitosa aún?

Hacer tu propio balance es fundamental para tener una idea concreta de dónde estás y cómo llegaste hasta ahí. Es que eso, en definitiva, es lo que te va a servir para tomar las riendas y avanzar, en lo que te queda por transitar, en el rumbo que elegiste. ¡Manos a la obra! Tomá estas herramientas.

El éxito no tiene una definición común para todas y muchas veces incluso varía según la etapa de la vida que estás atravesando. En algún momento de tu historia laboral, un ascenso o aumento de sueldo te definen como exitosa, pero en otro podés ser más exitosa si te dan un proyecto especial, si te habilitan la posibilidad del teletrabajo o cuando te hacen sentir que tu opinión cuenta en alguna implementación importante de la compañía. Por esta razón, es fundamental hacer en primer lugar un trabajo introspectivo y sacar a la luz qué es el éxito para vos hoy.

Además de hacer tu balance interior, evaluá el afuera. Si estás atenta a las señales valoradas de la organización, podés descubrir cuáles son las habilidades requeridas para poder alcanzar el éxito que buscás en tu trabajo. Empezá por evaluar qué cosas se valoran y cuáles no en tu entorno laboral. Para eso, prestá atención a los premios (cuándo y a quiénes les dieron las últimas promociones, oportunidades laborales, proyectos nuevos) y también identificá qué habilidades no están bien vistas y atentarían contra tus posibilidades de éxito.

Una vez que tenés el balance entre el afuera (entorno) y tu interior, que identificaste tus logros, los crecimientos, los proyectos que se quedaron en el camino o que fracasaron, es hora de pensar: ¿cómo medís tu grado de éxito actual?, ¿qué variables tenés en cuenta?, ¿cómo seguís? Y eso va a tener mucho que ver, de nuevo, con tu situación personal, con qué querés vos. Si te interesa seguir creciendo jerárquicamente en la estructura de tu organización, es momento de que diagrames tu recorrido profesional. En este sentido, podés estructurar tu propio plan de carrera que contemple: tu año de ingreso a la compañía, cantidad de cambios de puesto que obtuviste, cantidad de años que permaneciste en cada puesto, grado de desarrollo que tienen tus habilidades.

Hacé una mirada introspectiva de cómo te venís manejando en las habilidades que son valoradas como exitosas para la organización. Pero, además de tu propio análisis, existen herramientas útiles que ayudan a conseguir la mirada de los demás. Algunas empresas tienen instalados formalmente sistemas de evaluación con una mirada 360, en los que el feedback no solo se recibe del superior directo, sino que participan colaboradores, pares, supervisores, clientes internos. Si en tu organización no hay una herramienta formal de mirada 360 de habilidades, no tengas miedo de hacerlo por tus propios medios. El feedback 360 ayuda a establecer en qué lugar del desarrollo de habilidades te encontrás y cuáles son las posibilidades que tenés de seguir creciendo. Para hacerlo, elegí personas que consideres valiosas dentro de la organización y que puedan darte un aporte sincero sobre tu comportamiento. No caigas en la trampa de pedir feedback a las personas con las que estás habituada a trabajar o con quienes tenés una relación más estrecha. Animarse a conversar con aquellas personas con las que tenés menos afinidad ayuda mucho para descubrir lo que puede estar trabando tu desarrollo.

Para saber cuánto ganás, es importante que hagas un balance de tu compensación total. Es decir que evalúes lo que percibís en términos totales, tu sueldo base más todos los beneficios que podemos traducir en el impacto de tu compensación final: si tenés algún bono adicional, prepaga, auto de la compañía, guardería, comedor en planta, gimnasio, descuentos en ropa. Podés traducir todas estas ganancias en números (ejemplo: ¿cuánto te saldría mensualmente pagar la prepaga? Y ese número sumarlo al sueldo). Para completar el ejercicio, agregá una columna que contemple aquellas cosas que no son traducibles en dinero, pero que representan ganancia para vos. Por ejemplo, todos aquellos beneficios que están vinculados con el balance entre tu vida personal y la laboral: teletrabajo, horarios flexibles, días compensatorios. Sumando las dos columnas, tenés tu salario medido desde la compensación total.

Tal vez tengas que trazar un nuevo plan porque la siguiente meta requiere habilidades diferentes. Aprovechá las situaciones que se presenten para probar actitudes diferentes. También podés pedir formalmente a tu jefe que se generen espacios nuevos dentro de tu rol para poner en práctica aquellas habilidades que querés desarrollar. Trabajar en otros equipos o participar de una iniciativa diferente son alternativas para mostrarnos de otra manera. Y si, luego de tu balance, ves que ya es hora de pedir un ascenso o un aumento de sueldo, animate. ¿Por qué no?

Si estás pensando en cómo conquistar tu próximo paso, una buena práctica para seguir creciendo es identificar mentores que puedan guiarte en tu carrera dentro de la organización. Lo importante es seleccionar personas que para vos sean exitosas, de las cuales puedas continuar aprendiendo. La ventaja de encontrar un mentor es, por un lado, copiar todas las buenas prácticas que sabés que resultaron positivas en su desarrollo y, a su vez, asegurarte de que vas a tener coaching permanente en tu carrera de parte de buenos referentes de la compañía.

Muy bien, es un punto válido. Vivir con la exigencia en la nuca, buscando sensaciones de éxito permanentes muchas veces te desenfoca de lo que verdaderamente te hace feliz. Encontrar bienestar y satisfacción en lo que hacés es en sí mismo una gran señal de éxito. Es bueno aprender a identificarlo y a disfrutar de la saciedad. Y eso no es sinónimo de estancarse, también puede jugar como la antesala a un momento de mucho crecimiento. Pensalo así: hay situaciones en las que tomar aire es una buena manera de emprender el tramo que sigue de la carrera con una energía renovada.

Informe de: María Eugenia Maurello. Experta consultada: Lic. Eribel Cullari, Psicóloga. Especialista en desarrollo organizacional de recursos humanos.