
Natalia Oreiro: “Mi hijo quiere ser jardinero y futbolista”
Siempre defensora de una vida saludable y el cuidado al planeta, seguimos sus tips para saber cómo armar una huerta vertical y nos tomamos unos minutos para hablar con ella
7 de marzo de 2016 • 10:17


-¿Alguien vio Freaks? -pregunta Natalia Oreiro y se hace un breve silencio. Algunos niegan con la cabeza, otros sonríen.
La encontramos en la terraza de un hotel, en la zona de Palermo, mientras, junto a Juliana López May, enseñaba a armar huertas verticales . Ellas son las embajadoras de una bebida sin alcohol a base de hierbas naturales que presenta dos nuevos sabores y organiza este evento. Natalia responde una por una las preguntas de los periodistas, incluso las más incómodas: si se separó, si está embarazada. Habla de Ricardo Mollo -su pareja desde hace catorce años-, con amor, en tiempo presente. Mientras tanto, sonríe con esa simpatía que es marca registrada. Cuando le preguntan si mira televisión, cuenta que le encanta ver Freaks, una película de culto sobre un circo muy extraño.
Se la ve tranquila, con un vestido que marca su cintura perfecta y que para nuestra sorpresa, no es de su propia marca, (Las Oreiro). Está feliz y tiene varias razones, la más importante es Atahualpa, "Ata", como cuenta que él mismo eligió que lo llamen. El hijo que tuvo con Ricardo Mollo, al que bautizaron Merlín Atahualpa, ya tiene cuatro años y quiere ser jardinero. "Jardinero y futbolista", dice orgullosa, como toda madre. Es lógico el deseo, en su chacra de Carmelo, Uruguay hay una huerta y pasan bastante tiempo entre las plantas, conectados con la tierra.
-¿Cómo cuidas el medioambiente y también inspirás a otros a hacerlo?.
-Quizás por mi educación, de chica fui boyscout, me encantaban los campamentos, nací en un lugar con playa cerca, en Montevideo, y ahora vivo en un lugar con mucho verde, la relación con la naturaleza fue siempre algo necesario. De grande empecé a entender un poco el exceso indiscriminado de los recursos que cometemos los humanos. Y ver las consecuencias, las inundaciones que están pasando ahora, las sequías. Gente que tiene agua hasta el cuello y en otros lugares no tiene agua potable, Tuve la necesidad de trabajar con distintas ONGs, como Greenpeace, con las que hice distintas campañas. También el hecho de ser madre implica que sienta la necesidad de cuidar el mundo para las próximas generaciones. Soy muy naturistas en mi forma de comer, soy vegetariana pero independientemente de eso, me importa saber de dónde son los vegetales que como, saber cómo fueron cultivados, cómo fueron cosechados.
-¿Comés orgánico?
-No soy una loca de lo orgánico, porque si no es difícil salir y compartir con el resto, pero dentro de lo posible trato de cuidarme, me importa mucho eso. Después, el exceso del consumismo, el packaging. Cuando voy a un lugar les pido que no me den bolsa, trato de meterlo todo en una mochila. La gente me mira raro, a veces me entiende, a veces no. Y con mi hijo, es más importante lo que ellos nos ven hacer que lo que uno les puede enseñar con la palabra. Son pequeños detalles, ir al baño y usar un pedacito de papel, no el rollo entero, lavarse los dientes y no dejar la canilla abierta, sino solamente cuando te enjuagás, no derrochar agua para regar. Muchas veces es un tema de educación, aunque yo siento que los niños ya vienen con ese chip.
-¿Y si tu hijo quiere comer carne?
-No tengo problema, de hecho él come pescado muchas veces. Al contrario, creo que si es una necesidad de él y le hace bien, yo estoy feliz.
-Vivís entre la ciudad y el campo, ¿dónde te sentís mejor en cuanto a la energía?
-Yo me siento en paz en los lugares abiertos, en la naturaleza, pero podes estar en el lugar más silencioso y tener mucho ruido interior y no poder calmarte. Claramente el lugar lo hace uno, la energía tiene que ver con lo que uno genera. Por lo general trato de trabajar con gente que tenga una energía similar para que todo fluya pero también acepto las diferencias, soy bastante amoldable, soy una persona social, no tengo conflictos de relacionarme con otros. Me gustan los lugares tranquilos, las ciudades no me gustan tanto porque es mucho barullo, mucho conflicto. Pero lo que te digo, lo más difícil es acallar la mente que de alguna manera es lo más bullicioso y en contra que tiene el ser humano como para poder estar en paz.
-Y lo lográs.
-A veces. A veces no. (risas).
-¿Tenes un lugar en el mundo?
-Fue cambiando, tengo un campito en el interior de Uruguay, hay muchos lugares de Argentina que me gustan, Córdoba es un lugar energético. Brasil es un lugar que me encanta. Disfruto mi casa, soy re casera, soy taurina, mi casa es mi refugio. Igual me encantan las fiestas, que me inviten, soy la primera en llegar y la última en irse pero no soy una persona muy salidora. Soy alegre, me gusta recibir amigos, o ir a la casa de amigos.
Hace tiempo que Natalia Oreiro ocupa un lugar destacado entre las actrices rioplatenses, películas como Infancia Clandestina y Wakolda marcaron su crecimiento como actriz y le dieron un prestigio merecido a nivel internacional. Pero ya desde antes, las novelas y la música la habían convertido en una figura popular. El enamoramiento de su público en tierras lejanas nació con la Cholito de Muñeca Brava, y dura hasta hoy, al punto que cada vez que pisa Rusia es recibida en el aeropuerto como una verdadera estrella y en su última visita cantó ante más de veinte mil personas en un festival. Pero entre tantas escenas y canciones, faltaba un papel que hace tiempo esperaba interpretar: la vida de la cantante Gilda.
-Estamos ensayando y la empezamos a filmar ahora, la estrenamos el 7 de septiembre. Estoy re contenta, porque es un sueño cumplido, la admiro hace veinte años, su hijo confió en mí para poder interpretarla, dio los derechos. Estoy muy emocionada porque cuando uno quiere mucho algo, no importa el tiempo que pase, sino el esfuerzo que uno hace para que eso suceda. Creo que llega en un buen momento personal y de edad, porque antes cuando yo quería hacerla era muy joven y no había transitado por un montón de caminos.
Justo el día en que se cumplan 20 años de la muerte de Gilda, en un accidente automovilístico, podremos ver la película dirigida por la documentalista Lorena Muñoz que promete ser un homenaje a la artista, en donde conoceremos detalles de su infancia y adolescencia, y cómo llegó de ser una maestra jardinera a un ícono de la cumbia. Claro que no faltarán sus canciones.
-Yo desde los 19 que canto sus temas, usé uno de ella como cortina de una novela, en Muñeca Brava las cantaba todo el tiempo. Cuando salgo de gira a Rusia me encanta ver cómo la gente que no la conoce se termina enganchando con la cumbia. Yo me siento identificada, más allá de que estoy haciendo una composición, hay cierta empatía que de alguna manera lo va a hacer natural. El hecho de que yo públicamente haya declarado mi admiración hace que el entorno me acepte desde ese lugar también.

Después de las entrevistas y las fotos, Natalia explica a todos los presentes el paso a paso para hacer una huerta y bromea con Juliana Lopez May, ríe y dice que ya está preparada para conducir un programa. Tal vez sea una buena idea.
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