
No te separes en Navidad
En una de las etapas más revolucionadas del año, no es momento de ponerle fin a una relación; si estás tambaleando, te damos argumentos para recapacitar
19 de diciembre de 2011 • 11:50

Por Magalí Etchebarne
Foto de Anahí Bangueses Tomsig
Foto de Anahí Bangueses Tomsig
A menos que estés absolutamente decidida, con un conflicto tremendo y que no haya vuelta atrás, la idea sería que leas esta nota y pongas en pausa la bomba. Porque, aunque no querramos hablar de las Fiestas como un momento idílico o sumamente especial, el peso de la fecha se siente. Es la época. Y nada de lo que puedas pensar ahora está completamente "limpio". Estos meses están contaminados por una bruma de acelere. Es la velocidad del final, de los ciclos lectivos que concluyen, de contratos que se terminan y de tu paciencia... Estamos cansadas; entonces, no es fácil pensar con claridad, y menos sobre una relación. Una pareja es un ejercicio de voluntad. Y son días de poca voluntad. Hay que darse la oportunidad de postergar las decisiones gruesas, no es una forma sutil de decir que escondas la mugre debajo de la alfombra; es, más bien, frenar y decirse: "El problema está ahí, lo veo, me hago cargo, pero estoy cansada. Voy a dejar que pase esta fecha tan fenomenal y después vemos." A veces, no hay nada que unas buenas vacaciones no puedan solucionar. Dejá que la aventura entre, da vuelta el casete (¡qué retro!), apostá a relajarte un poco y dejá pasar este diciembre de locos para pensar con calma a la vuelta.
100% sensible
Parece el eslogan de un desodorante, ¿no? Pero tiene similitudes con nuestro estado: la piel debajo de las axilas es sensible, fácil de irritar, delicada, y más o menos así nos ponemos en esta época. Dicen que en cuanto empiezan a aparecer los arbolitos de Navidad en las vidrieras, nuestra cabeza hace un clic raro y destapa la olla de los planteos. Un "fin de ciclo" dispara reflexiones sobre lo que se hizo o se dejó de hacer. ¿El año que viene quiero que sea igual a este?, ¿estoy conforme con lo que pasó?, ¿postergué algo? Y en ese cóctel culposo, el tema "pareja" cae en la volteada. ¿Quiero seguir con él? Estás alterable, hay que tratar de estar conscientes de esa irritabilidad y no dejarse llevar por la melancolía de la época.
Calma, calma, ¡caaaalma!
El estrés es una respuesta del organismo frente a situaciones que reconocemos como amenazantes o de fuertes presiones, y se podría decir que en diciembre se dan los picos más altos de estrés. En el trabajo hay que correr, las cosas no te las piden para dentro de un ratito, ¡te las piden para ayer! Tu compañero de oficina no es el nerd mandón de siempre, ya te parece un dictador, y la constipada de tu jefa, cuando habla, es un cañón que tira bombas. Con sólo escuchar su voz, ya te ponés tensa. Hay un cansancio compresible, y cada día llegás a tu casa agotada. Esto repercute en tu relación con él. Las presiones y tus exigencias personales con respecto a lo que "debería haber sido" o "cómo deberían ser las cosas" son muy fuertes. Está claro que no es un momento en el que puedas pensar con claridad, tu paciencia brilla por su ausencia, y es probable que cualquier decisión que tomes ahora la tomes desde un lugar de desesperación.
El pantano entre los dos
La pareja es ese espacio construido en donde, muy lamentablemente, recae todo. Lo bueno y lo malo. Por eso es que la vorágine de estos días (en los que hasta pavadas como tener mucho calor te pueden llevar a ponerte a llorar desconsoladamente) no la dejan ilesa.
Las cosas que resultan difíciles de resolver entre los dos llegan a fin de año con una carga pesada, cobran otras dimensiones y agotan el triple.
Todo entre ustedes parece empantanado, y por momentos te da la sensación de que no existieran soluciones para lo que no está funcionando. Pero debemos tener en cuenta que si no estamos del todo seguras de la decisión, tal vez éste no sea el momento adecuado. Hay un combo de factores que se suman y nublan el panorama. A veces, el final es necesario e inevitable, no estamos proponiendo que dejes de hacer lo que corresponde, pero en ocasiones las cosas (por suerte) no son TAN graves y permiten una segunda consideración.
Tomate un tiempo de vos
"Tiene sueño", dicen las madres cuando el nene se encapricha por todo, llora sin motivo o está más alterado que de costumbre. Y una siesta reparadora lo cura todo. A veces, pasa lo mismo con nuestra mente, necesita un descanso. Los especialistas recomiendan no hacer balances de fin de año, siempre es mejor tomarse el respiro de las vacaciones y después sacar conclusiones con respecto a lo que no se hizo o a los cambios que hay que hacer. Las decisiones gigantes pueden esperar un poco. Si las cosas tienen solución, para qué sumergirte en el tedio de una separación. Al regreso, las cosas pueden ser distintas, menos complicadas. E incluso lo que puede estar faltando entre ustedes es un lugar de reencuentro. Vos y él en una playita, de carpa en la montaña o paseando por alguna linda ciudad. Un lugar para estar solos haciendo lo que se hace cuando no hay obligaciones, horarios ni rutinas.
¡Tengamos la fiesta en paz!
Imaginate en la mesa de Nochebuena rodeada de tus sobrinitos piando por sus regalos, tu mamá preguntándote cada cinco minutos si estás bien, si comiste algo, en qué estás pensando. ¿Te imaginás todo eso sin la complicidad de tu pareja? La dinámica de las Fiestas incluyen un encuentro social y festivo que, aunque no le demos importancia o pretendamos no hacerlo trascendente en nuestra rutina, de una manera u otra nos roza. Hay que elegir con quién pasarlo, dónde, cómo. Y si bien es un momento de mucho "encuentro humano", también es un momento de bastante introspección y soledad. ¿Para qué sumarle ingredientes amargos? No es que estemos preservando las Fiestas, es una forma de preservarte a vos. Si las cosas tienen solución, es un momento para acercarte a tu media naranja y pedirse disculpas, hacer las paces y prometerse cambiar. Y si las cosas no cambian, hay todo un verano para tomar decisiones...
Tentación
Ahora bien, si las cosas ya no dan para más y realmente la separación es lo único que ves como salida, tené en cuenta que esta época no ayuda, porque es muy fácil flaquear. En otras circunstancias hay menos tentaciones, pero durante las Fiestas, los cruces con su familia son inevitables. Llamados a tu suegra, regalos para los sobrinos y miles de etcéteras que hay que tener cuidado de que no se conviertan en la excusa para volver a verlo. Pueden llevar semanas sin hablarse, pero la nostalgia del fin de año puede hacerte extrañarlo hasta el cansancio. ¿Quedan dudas de que este mes no es favorable? Las exigencias cerca del final del año no son sanas, y tomar una decisión de estas dimensiones merece tener la mente despejada. Como nos decían los profesores en la secundaria: ¡andá, lavate la cara y volvé! ?
Lo que el cine ya te contó
A Hollywood le encanta la temática navideña, ya sea para componer historias de amor que terminan bien o para contar historias de amor que terminan mal, muy, muy mal, todos llorando.En El descanso, por ejemplo, Iris Simpkins (Kate Winslet) y Amanda Woods (Cameron Diaz) intercambian sus casas para pasar la semana de las Fiestas lejos de los problemas sentimentales. Pero, lejos de un exilio en soledad, lo que cada una obtiene es un reencuentro con el amor. ¿Y te acordás de Sintonía de amor? Tom Hanks era el viudo del que se enamora Meg Ryan, al oír su historia por la radio. Realmente amor es otra linda peli, de amor también, que transcurre en Navidad; y en Un gran chico, Hugh Grant es el millonario al que le gusta pasar solo las Fiestas hasta que, bueno, aprende a amar...
Temporada movilizante*
Los cambios de década, los cumpleaños, son siempre fechas intensas. Pero a diferencia de las fiestas de fin de año, los cumpleaños se viven en una especie de microcosmos; si queremos, podemos hacerlo pasar desapercibido. Atendemos los saludos y nada más. En cambio, las Fiestas son mucho más movilizadoras. Todo el mundo a nuestro alrededor está con ese bullicio de planificar y cerrar cosas. Te cuentan con quién van a pasar las Fiestas, te invitan y hasta se suelen dar esas reflexiones entre amigos en las que cada uno hace un resumen de lo que pasó. Es inevitable la llegada de los replanteos, nos obligamos a hacer balances, y eso es peligroso. Hay que considerar no estar tomando una decisión en caliente, con las neuronas y los afectos en carne viva, porque tal vez todo este bullicio lo haga pasar inadvertido. Hay que saber que es muy común mirar la realidad con un cristal más grueso en esta época. Por eso, es mejor esperar, pensar con más tranquilidad y sin tantas presiones sociales ni bullicio familiar. Si lo tenés muy bien cocinado, o hay razones muy valederas, aprovechá la crisis para transformar. Pero de lo contrario, no te dejes engañar por el universo de la comparativa que renace en esta época. Y pensá, en todo caso, qué podés cambiar vos para que el otro cambie. Hay piezas que podés mover y están dentro de vos.
* Por la Lic. Beatriz Goldberg, psicóloga y escritora.
Y vos, ¿te vas a separar ahora?
¿Pasaste por una crisis con tu pareja en Navidad? Contanos tu experiencia.
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