¿Cómo armar una valija inteligente para irte de viaje?: 3 errores que hay que evitar

Las prendas “porlas” son aquellas prendas que sumas a la valija “por las dudas”. Sin darnos cuenta, tenemos la valija repleta de suéters “por las dudas” que haga frío, calzado de taco “por las dudas” que salga de noche, el vestido que me regalaron para Navidad “por las dudas” que me den ganas de usarlo, las zapatillas de running “por las dudas” que me agarren ganas de correr por la rambla a las 6 de la mañana, la capelina que jamás usé, pero “por las dudas” la llevo, capaz en la playa me den ganas de usarla... y así podemos seguir con una lista interminable de prendas “porlas”, que en definitiva, sabemos que no vamos a usar, pero que no podemos evitar meter en la valija. El consejo es simple: si al ponerlas en la valija decís "la llevo por las dudas que...", sacala. No la vas a usar. 

Otro de los errores que cometemos es llevar ropa suelta en lugar de looks armados. Es verdad que hacer la valija con looks en lugar de ropa suelta requiere ponerse a pensar más, pero a la larga me lo vas a agradecer, porque vas a disfrutar más de tus vacaciones cuando cada día te levantes con el look resuelto. Si pensar los looks en el año cuando vas a trabajar ya es bastante tedioso, imaginate cuanto más lo es al estar de vacaciones. El consejo entonces es: llevá looks y no ropa suelta.

Es cuando llevamos prendas para usar solo de noche y otras prendas para usar solo de día, en lugar de pensar, que podés repetir prendas y con diferentes accesorios reinventar los looks. Acá el concepto de versatilidad juega un rol súper importante. Mezclando y repitiendo una prenda con otras variantes, generás diferentes looks.

Vamos a poner un ejemplo: para salir a cenar usaste una camisola blanca. Esa misma camisola la podés repetir otro día para ir a la playa, o la usás sobre la malla con un short de jean. Acá la premisa es primero utilizar las prendas para la noche y luego para el día, pues usarla de día para la playa implica que esa prenda se ensucie mucho más, con la arena, la sal y la transpiración del calor del día y ya no puedas volver a usarla, excepto que la laves. En cambio, si usás la camisola primero para una cena, a no ser que te hayas volcado el plato de fideos con tuco, muy probablemente esté en condiciones de ser usada nuevamente sin la necesidad de lavarla.