Nadie escapa a su misión: por qué es clave lograr habitar nuestra propia verdad
En el medio de un retiro espiritual, Sole se pregunta qué es lo verdaderamente trascendental.
13 de febrero de 2023
"Habitemos la verdad lo máximo que se pueda". - Créditos: Getty
Escribo el editorial de la edición de febrero desde un retiro espiritual. No lo tenía previsto, por eso algunas cosas me quedaron infiltradas en mi rutina de yoga, meditación y respiración consciente. Por suerte lo estoy haciendo desde casa vía Zoom, y lo guía Bhushan, un instructor indio que nos devela los secretos de las escrituras de Patanjali.
¿Alguna vez escuchaste hablar de los Yoga Sutras? Patanjali es considerado el padre del yoga, es quien sistematizó esta filosofía de vida, que no solo se trata de hacer posturas, sino de profundizar en determinadas virtudes para convertirte en un verdadero yogui.
Me cuesta escribir con este “modo avión” porque estoy un poco volada, pero es lo que toca. Desde hace muchos años, mi gran desafío es caminar la cornisa entre lo blando y lo rígido, la entrega y la estrategia, el asombro y la exigencia. Esto de pisar dos mundos suele ser, la mayoría de las veces, poderoso y complementario; pero otras, un poco confuso e incómodo, como si tuvieras que cambiar las reglas de juego según el tablero, una y otra vez, hasta que al final no terminás entendiendo quién está jugando a qué.
Se me queman los manuales muchas veces. “¿Cómo ser una yogui en la oficina?”, me suelo preguntar, ¡porque cualquiera es yogui en un templo en los Himalayas! “No te creas”, me dijo una vez mi mentor espiritual, “el desafío está en la cueva en los Himalayas o en la cueva de la ciudad; es lo mismo, ¿qué cueva elegís?”. Sin embargo, siempre creemos que la cueva de al lado es más fácil, ¿no? Pero aquel que se despierta a la vida encuentra su cueva, tarde o temprano. Así como Neo en Matrix, nadie escapa a su misión.
Entonces, lo relativo en lo absoluto se vuelve un campo minado para atravesar con destreza y en puntas de pie. ¿Qué es lo verdaderamente trascendental? ¿No te pasa que te encontrás diciendo: “Uy, me hice mala sangre por una pavada”, “no te lleves el problema laboral a tu casa”, “tal persona me desilusionó”? Esta convivencia con lo más burdo y lo más abstracto de la vida nos invita a la desilusión. Pero no en el sentido nostálgico de la palabra, sino en el más contundente: salirte de la ilusión y pisar la verdad. ¿Qué es la verdad? Lo único que no cambia, “satya”, para Patanjali. Un verdadero buscador, dice él, no se debería aferrar a cosas, personas, vínculos, situaciones que están cambiando, así que imaginate: #soltar, un poroto.
¿Qué está cambiando? Casi todo. ¿Quién sufre? El que queda aferrado, el que creyó como estático lo que se mueve. ¿Qué no cambia? Esa es una buena pregunta, que no te la voy a responder yo en un editorial. Me gustan las preguntas que se quedan con nosotras, que nos acompañan, que abren nuevas respuestas cada vez, que nos sumergen en el silencio. ¿Qué no cambia...?
Lo que sí te comparto hoy, con este 2023 tan nuevito, es que cada día que subo en el ascensor de la oficina, respiro profundo, me miro al espejo y me digo: “No te creas la peli, no te la creas”. Y al mismo tiempo, cuando hoy, después de salir de meditación, tuve que volver a conectar las neuronas para escribir estas líneas y cumplir con el deadline de entrega, me dije: “Hacé tu rol en la peli, es lo que toca”. Ambas fuerzas se necesitan, eso tampoco cambia.
Que este febrero, en el que nos proponemos que “juntos es más fácil”, integremos opuestos, palmeemos en la puerta de las cuevas de otros para ver si necesitan algo, quememos los manuales solo para lograr un tablero de juego más grande y habitemos la verdad lo máximo que se pueda.