Recorrido gourmet: clubes de barrio

Por Julieta Goldman
Fotos de Xavier Martín

¿Quién dijo que no sabemos apreciar un menú sencillo, prescindir de las ensaladas e ir a cenar a lugares que nos dejan la ropa algo ahumada por la parrilla? Derribemos mitos: el club de barrio es un híbrido entre lo clásico y lo antiguo al que, cada tanto, también nos gusta ir. Tiene su encanto caer en lugares donde la propuesta es simple, casi como en casa, casi como la comida de la abuela, así de básica y tradicional. Ojo: si abandonar los verdes no es una opción, los clubes no son para vos. Es imposible no tentarse con propuestas un poco calóricas que incluyen algunos hidratos, postres típicos y mucho pan con manteca. Acá, un recorrido inspirador.

La onda: un fiel ejemplo de club adaptado a restaurante donde el espacio del salón principal está optimizado con muchas mesitas, una al lado de la otra. Amantes del silencio, abstenerse. Acá la propuesta es fundirse en las conversaciones de la mesa de al lado. Siempre surgen temas entretenidos y hasta impensados. Se aprende mucho: aprovechá y tomá nota.

Qué pedir: es momento de que las que siempre quieren comer carne se desquiten con una buena parrillada completa. Si no, apostá a una rica tira de asado, pastas, papas fritas, ensaladas o tortillas. Los postres son súper caseros: flan, budín de pan, panqueques o ensalada de frutas.

El dato: aprovechá las noches a cielo abierto en el bonito patio del Club. Pero, claro, es la zona predilecta de todo cliente. Así que andá temprano (porque difícilmente te reserven una mesita ahí) y llevá efectivo.

Cuándo: lunes a domingos, de 12 a 16 y de 20 al cierre.

Cuánto: con menos de $50, salís contenta.

Dónde: Julián Álvarez 2355. Tel.: 4823-7507. Para los de la zona, tiene delivery.

La onda: se describen como un restaurante de "cocina porteña y con ambientación porteña". O sea, un espacio gigante para que vaya gente tranquila sin ánimos de escuchar ni ver el último grito de la moda. Ideal para ir con grupos de amigos o en familia. Tiene una capacidad para cien cubiertos, la música que pasan es tranquila y a veces sorprenden con algún show acústico. Bajito, obvio.

Qué pedir: los highlights son las carnes, las pastas caseras (con y sin relleno) y algún pollito grillé con ensalada, bien liviano para las que se cuidan donde sea.

El dato: los platos al wok suelen ser parte de las sugerencias del chef. Jueves, viernes y sábados son los días de mayor concurrencia. Así que si estás pensando en una cita con amigas, no te olvides de reservar.

Cuándo: de lunes a sábados, mediodía y noche.

Cuánto: se come por apenas $30. Sólo en efectivo.

Dónde: Fitz Roy 2238. Tel.: 4777-7647.

"Para comer bien, hay que saber esperar", se lee en un cartel desde las paredes de esta antigua cantina. Cumplió sus 60 años en el barrio de Boedo y no se cansa de festejarlo con tradicionales pastas caseras.

Qué pedir: El imperdible son los fuccilli al fierrito, un gusto obligado. El menú no es muy extenso, pero tiene lo suyo: además de carne, pastas, pollo y cerdo, hay ranas y caracoles.

Beto, su dueño, recibe de buen humor a sus invitados y se merece un aplauso por estar el pie del cañón, firme junto a los comensales.

Dónde: Carlos Calvo 4249. Tel.: 4923-7878.

Cuándo: lunes a domingos, de 12 a 16 y de 20 al cierre.

La onda: es uno de los más conocidos. Además del restaurante, le hace honor al nombre de "club" con su cancha de fútbol a la vista. Suele haber demora y comensales dispuestos a esperar por una mesa: andá temprano para garantizarte lugar. Los mozos se caracterizan por su rapidez, y los platos salen en tiempo récord.

Qué pedir: milanesa con papas fritas, ñoquis o bife de chorizo son sus hits.

El dato: a pesar de estar en pleno Palermo Hollywood, conserva su estilo, con poca decoración y poco objeto de culto, vintage o de diseño. Hay mucha luz, mozos expeditivos y un perfume a frito que te acompañará durante un rato. No sería casualidad que te cruzaras con alguna conocida... de la vida. Así es Palermo.

Cuánto: perfectamente se puede cenar o almorzar por $40 o $50, con vino.

Cuándo: lunes a domingos, de 12 a 16 y de 20 al cierre.

Dónde: Uriarte 1609. Tel.: 4832-1313.

La onda: es un clásico lugar atendido por sus dueñas. Y acá las dueñas son todas de la familia: madre, hijas y nietas (todas parientas de un antiguo socio del Club). Al mediodía, hay menú fijo, y van rotando según el día: pescados, pastas, carnes y más. Por la noche, y sólo con reservas, los platos son más elaborados.

Qué pedir: el filet de merluza es una de las grandes estrellas.

El dato: te recomendamos ir con hambre porque los platos son más que abundantes, para compartir. Fue fundado en 1922 y supo ser un lugar donde se tomaba vermú, se jugaba a las cartas y se comía lo que los mismos socios preparaban. En sus años mozos, Hipólito Yrigoyen, Ítalo Luder, Raúl Alfonsín y algún que otro político solían ir a comer por su fama de buen restaurante.

Cuándo: de lunes a viernes, mediodía y noche. Tel.: 4804-4297.

Cuánto: almorzás por $35 seguro.

Dónde: Cabello 3958