Selfie after sex: una moda sin límites
Nuestro columnista va un paso más allá y se atreve a hablar, entre otros temas recurrentes, de sexo y de cómo nos comportamos los mortales una vez que concluye el acto; no te pierdas este desopilante relato
25 de mayo de 2014 • 00:20
Créditos: Corbis
Por Sebastian Wainraich
Si un extraterrestre bajara a la Tierra, o si subiera (siempre pensamos que vienen de arriba y podrían estar miles de kilómetros hacia abajo), en fin, si un extraterrestre se presentara en este planeta, nos costaría explicarle un montón de cosas de nosotros, los humanos. Las obvias: ¿cómo es que nacemos?, ¿cómo es que sabemos que nos vamos a morir y, sin embargo, vamos por la vida como si nada? ¿Y por qué, sabiendo que todo esto es cortito y se nos puede terminar en cualquier momento, perdemos el tiempo en cualquier cosa? La nueva: selfies. ¡Sí! La vulgar autofoto, de calidad bastante discutible, ahora es furor mundial y se llama selfie. Selfie cuando como, selfie en la entrega de premios, selfie cuando estoy en el grupo de WhatsApp con los que comentamos Breaking Bad, selfie con mi abuela en el geriátrico, selfie cuando hago una selfie. Y ahora llegó la mejor: selfie after sex. Porque si hay algo difícil para explicarles a los extraterrestres, es el temita del sexo. Esa acción en el que dos cuerpos se confunden por un rato y se supone que es muy placentero y que un señor barbudo, que fumaba pipa, que tomaba de la buena y que se llamaba Sigmund Freud, decía en palabras inteligentes que vivimos pensando en eso y calientes todo el día. En fin de nuevo.
Después de eso, queridos extraterrestres, una mujer puede quedar embarazada. La vida misma. Bueno, como no aguantamos la angustia del después, le metimos la selfie. No, si este mundo no tiene destino. ¿A quién se le ocurrió?
–Mi amor, ¿acabaste?
–Sí.
–¿Te gustó?
–Sí
–Bueno, ahora hagamos la selfie.
En el before sex, nos hablamos, nos histeriqueamos, nos prometemos. En el during sex, podemos estar callados escuchando el sonido vivo de los cuerpos (¡qué poeta soy, carajo!) o podemos hablar de distinta manera:
1. Romántico: es extraño. En la posición perrito, de la que tanto hablan y parecen ser fanáticas las redactoras de OHLALÁ!, decirle a otra persona: "Te amo, quiero que formemos una familia", es ridículo y serviría solo para espantar a los extraterrestres.
2. Lenguaje sucio: a la persona con la que hasta hace media hora hablabas de la Ley de Medios o de lo rápido que pasó la moda de Pilates, ahora le estás diciendo las peores barbaridades de sus partes más secretas. Los extraterrestres también escaparían, pensando que este mundo está habitado por seres bipolares, y les parecería lógico el tema de las guerras y los desastres climáticos.
3. Relator: algún/a fanático/a de las crónicas que va contando lo que van haciendo. "Ahora te voy a dar vuelta y yo me voy a poner así". Es un parlante sexual que no termina hasta que se termina. El extraterrestre huiría espantado por tanta literalidad.
En fin, por tercera vez. El during sex no es tan grave. Si no está tan bueno, pasa. El before sex es menos grave. El problema es el after. ¿Qué se hace? ¿Cómo se sigue? Se duerme, se abraza, se habla mucho, se calla todo, se fuma, se mira tele, se escapa uno, se baña el otro. No le encontramos la vuelta. Entonces, se nos ocurrió la selfie after sex. Es increíble que parte de la misma especie haya inventado la penicilina y la selfie after sex. Consiste en los dos abrazados con la sábana casi hasta el cuello que les cuentan a todos lo que hicieron y que, al terminar, no saben más qué hacer y se muestran como esperando una respuesta del mundo. Pero el mundo no tiene respuesta. Tal vez los extraterrestres tengan que darnos explicaciones a nosotros.
En Fin...
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