
Sexo: respuestas a situaciones incómodas
Situaciones “polémicas” que parecen dejarte en un callejón sin salida. Nunca es tarde para recuperar el rumbo.
3 de marzo de 2015 • 00:34

Créditos: Sol Navedo.
1. Con mi novio hicimos un trío y a él le en-can-tó. ¡No sé si alegrarme o matarme!
Lo que sentís es el síndrome postrío. Te acordás de lo que hicieron y te pasan mil cosas a la vez. Por un lado, te volvés a calentar, te enorgullece ser tan open minded y te alegrás por tachar otra fantasía de tu lista. Por el otro, si reparás dos minutos más en el tema, te ves tentadísima a enroscarte en los celos y hasta puede enojarte recordar lo excitado que estuvo él con la llegada de un tercero (o tercera). La respuesta es simple: no le des más vueltas. Ya lo hicieron. Si realmente les gustó y pueden lidiar con el lado oscuro de hostear a un invitado, repitan; pero si a alguno de los dos les desató fantasmas, busquen otras aventuras menos riesgosas para la estabilidad de la pareja. Y acá no pasó nada...
2. Dormí con un compañero de trabajo que ni siquiera me gustaba tanto
Es el temita de pasar tanto tiempo interactuando con los mismos hombres una y otra vez, ocho horas, cinco días a la semana. Cuando estás quenchi, puede que termines agarrando lo primero que tengas a mano, y si la pasás bien, está buenísimo. Ahora, si después te sentís incómoda, capitalizalo para la próxima: a veces, es mejor dejar pasar un posible orgasmo fugaz que un garrón cotidiano. Claro que muchas parejas se forman en ámbitos laborales y todo empieza con una cañita al aire, pero la ecuación "compañero de oficina-sex toy" puede llegar a ser más complicada. No queda otra: cortale el mambo de una o explicale que fue "cualquiera" y no volverá a ocurrir. Listo, tampoco es que el muchacho te importa tanto, incluso quizá lo aliviás y le ganás de mano.
3. Me estoy enganchando con un casado
El verbo gerundio "enganchando" denota un work in progress. Acá está pasando algo, te la estás viendo venir y el ingreso a una "zona de difícil salida" es casi anunciado. Solo hay una manera de parar algo en progreso: dejando de hacer tu parte. Al mundo le encanta hacernos creer cosas como "uno no elige de quién se enamora" y otros clichés que no hacen más que sacarnos las riendas de nuestra vida. Pero esto es simple: si estás siendo partícipe de una situación que sabés que te va a hacer sufrir, ¡correte de ahí! Frená el histeriqueo, los mensajitos, el franeleo. Si es necesario, ¡sentate en el congelador! Y no te preocupes más: si lo que se está formando es fuerte, tal vez sea una pausa hasta que él pueda ofrecerte un terreno menos hostil para empezar a enamorarte. En el peor de los casos, te vas a haber ahorrado un dramón. Cierra por todos lados.
4. Besé a una chica y ahora quiero que me trague la tierra cuando me la cruzo
Katy Perry te preguntaría: ¿y te gustó? Habría que ver qué es lo que te da tanta vergüenza de cruzártela. Si fue un juego, no hay razón para perturbarse tanto. ¿O es que acaso te gusta un poco y te pone nerviosa, incluso cuando estás "súper segura" de que te gustan los hombres? Estamos en un momento social en el que ciertos parámetros están cambiando y nos sentimos más libres para experimentar con nuestra sexualidad. Sentirte atraída por una chica, en una sociedad que nos vive bombardeando con imágenes de la belleza femenina, no te hace lesbiana. Tener fantasías tampoco. Ahora, enamorarte de ella cambia todo el panorama. La salida a esta situación es una autoindagación a calzón (o bombacha) quitado.
5. Le confesé a un amigo de mi novio que me calienta
Esta situación también es conocida como "estoy preparando el terreno para una infidelidad". Decirle que te calienta a alguien con quien tenés trato cotidiano, sobre todo en situaciones absolutamente prohibidas (seguramente, cuando lo ves, está tu novio de por medio), es darle pista total a una fantasía condimentada con un gran afrodisíaco sexual de por medio: el secreto.
Si ya te arrepentiste de lo que dijiste y de la situación que activaste con lo que dijiste y querés dar marcha atrás, vas a tener que: 1. aclararle al amigo en cuestión que "te mandaste cualquiera", 2. evitarlo a toda costa, 3. rogar que tu novio no se entere (ojalá no haya quedado evidencia en ningún medio escrito). ¡Suerte!
6. Le confesé a mi novio que me calienta su amigo
Asombra la cantidad de chicas que se meten en este callejón sin salida. Todo arranca como un jueguito de confesiones al oído en una situación hot y termina con la construcción de una enorme sombra sobre la pareja. En general, todos sabemos quién calienta a nuestra pareja. Seguramente él también, pero escucharlo de tu boca puede ser interpretado como una provocación o hasta una amenaza. No hay mucho que puedas hacer una vez que hayas lanzado esta bomba. Simplemente, dejá de hacer referencia al deseado en cuestión y, en su presencia, comportate como una verdadera lady e ignoralo con discreción. El horno no está para bollos.
7. Hice fotos hot, muy hot... ¡Y no las tengo yo!
La pregunta es: ¡¿quién las tiene?! Este callejón sí que no tiene salida. Porque incluso cuando el "fotógrafo" en cuestión sea un copado y se ofrezca a compartirte los archivos, nada te garantiza que no haya copias o que eso no esté ya circulando. Acá no te queda otra que confiar en tu compañero, apretar los dientes bien fuerte cada vez que recuerdes la sesión y rezar para que, al menos, ¡no te etiqueten!
8. Le revisé el Facebook a mi novio y encontré histeriqueos con chicas
Si estamos alertas y dispuestas a encontrar algún paso en falso de nuestra pareja, tarde o temprano, eso va a aparecer. Por un lado, porque es muy fácil malinterpretar chats y sobredimensionar coqueteos. Por el otro, porque generalmente existen y son parte de la privacidad del otro, nos guste o no. Si te ponés a pensar, vos también tendrás situaciones que, de leerlas, podrían sacarlo de quicio. La pregunta es: ¿por qué buscaste? ¿querías confirmar una intuición? ¿estás buscando una excusa para dejarlo? ¿querías volver a chequear algo que tal vez ya sabías? Ya no hay vuelta atrás. Si vas a encararlo, preguntate realmente qué hay entre ustedes más allá de este descubrimiento.
9. Me acosté con mi mejor amigo y me siento rara
Dormir con el mejor amigo es el fin de algo. Ya sea que ambos descubran que están enamorados o que clasifiquen esto como un "desliz" de una noche, una etapa terminó y está en ustedes ver cómo va a empezar la que sigue. Se trata de un terreno extraño porque, si bien de un encuentro así puede salir una hermosa relación, también pueden comenzar "tires y aflojes", ciertas especulaciones que no suelen darse en el terreno de una amistad. Lo importante es que honren la confianza que ambos construyeron y tengan una charla sincera ?
Experta consultada: Lic. Lucila Goldin. Psicóloga.
Maquilló Yamila Zarlenga. Agradecemos a Paula Álvarez y a Bartolomea por su colaboración en esta nota
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