S.O.S.: amiga hot en aprietos

Por Sebastián Fernández Zini

¿Te acordás de la primera vez que me lo contaste? ¡Qué genial! No sabías por dónde arrancar, y eso que tenemos confianza de sobra. Me acuerdo y me das más ternura. Te temblaba la voz.

–Amigo, qui..., quie..., quier..., quiero contarte algo...
–Soy todo oídos, como siempre.
–¿Viste Juan Manuel? ¿El nuevo de Administración?
–No, verlo no lo vi porque no trabajo con vos, pero sé de quién me estás hablando. ¿Qué pasó?
–Nada... Me gusta un poco, me parece...
–Ahá, mirá vos. Juanma, el nuevo... ¿El que tiene 25?
–...
–Dale, nena, no pasa nada. ¡Es mayorcito de edad!
–¡Pero yo tengo 38!
–Me das ternura, amiga... En serio te lo digo. Es que estás como una chica de 15. Ya sé que no lo buscaste, pero te pasó. Además, si te estaban invitando a sacudir la modorra, ¿qué tiene de malo? ¿Culpa? Y, sí, es lógico... Bah, qué sé yo, tampoco significa nada radical ni definitivo, ¿no? A veces, hasta puede servir de disparador para empezar una etapa diferente, renovada, parada desde otro lugar.
–¿Cuál es? Mirá que sos graciosa, ¿eh? Te preocupa la diferencia de edad, pero no decís ni "mu" de tu estado civil...
–¡¡¡Basta!!!
–Bueno, bueno... Es muy normal (si existe alguna normalidad en los vínculos amorosos) que después de diez años de casada te guste, te sientas seducida, histeriquees o lo que sea con un otro. ¡Además, tiene 25! ¡Es pura potencia!
–Ay, amigo, me quiero matar, nunca pensé que podía pasarme esto.
–¿Y por qué no? ¿Qué sos? ¿Robotina?
–No... Es que no sabés lo tonta que me pongo cuando me lo cruzo en la cocina o en la máquina de café. Además, el pibe es un turro, no le importa nada, va para el frente como loco, súper desinhibido, relajado, como si nada... Me habla y no me saca los ojos de la boca, pasa cerca y me roza, me pregunta todo el tiempo cuándo le voy a dar bola o si va a tener que ponerme un pasacalle para que yo reaccione.
–¿Y vos? ¿Qué hacés? ¿Qué le decís?
–¡Nada! Me río como una estúpida, me pongo nerviosa, solo repito como un loro que estoy casada y que podría ser su madre...
–¡¡¡Error!!! ¡Andá a saber qué mambo tiene con su madre! Capaz eso lo pone más obse. ¡Ja!
–¿Me podés ayudar en vez de hacerte el gracioso?
–Es que la graciocitud me brota por los poros. ¿Qué querés que te diga, amiga? Estamos hablando de un pibe de 25 que te quiere dar murra. O al menos, en principio, es lo que parece. Yo probaría... Salí a tomar un café, pasala bien y fijate...
–¡¿Y Santi?!
–Nada, nena, Santi nada. ¿No estarás pensando en contarle a tu esposo lo que te pasa con Juanma? ¡Guardátelo para vos! Vivilo como una travesura estimulante. Además, no te estoy diciendo que tenés que hacer algo sí o sí con el pebete. ¡Jugá, divertite con la situación!

Soy un amor, ¿no? ¿Lo vas a reconocer alguna vez? Nada era tan tremendo, ¿viste? Juanma duró lo que un suspiro en Administración, "te" lo cambiaron de edificio y no lo volviste a ver más. En cambio, darling, Santi está muy contento con esta nueva esposa que le tocó en suerte, más relajada, más liviana y, por sobre todo, ¡más hot ! Te lo dije: a veces lo que parece una hecatombe emocional se transforma en el pasaporte más directo a un mayor disfrute . ¡Tomá mate, te lo dije!