El 72% de las mujeres dicen que lo más difícil de conseguir son los jeans. Es que, en los pantalones (mucho más que las remeras con su rango del XS al XL), las marcas acatan diferentes medidas según distintas reglas. Es más, si ahora te dijeran: “Te quiero regalar un jean que no vas a poder cambiar, ¿de qué talle?”, pensá cuál sería tu respuesta... Lo primero es repreguntar: “¿Al menos me podés decir de qué marca?”. Pasa que, si bien hay una norma (la 75.300 de IRAM, el Instituto Argentino de Normalización y Certificación), esta sugiere (pero no obliga) que se coloque en la etiqueta la medida corporal en centímetros a la que apunta la prenda. Muy pocos lo hacen.
Miles de mujeres alrededor del mundo se sumaron a la campaña #NoSizeFitsAll, mostrando las etiquetas de sus prendas en las redes
Por el contrario, toman las reglas que más les conviene (en la actualidad, la Argentina tiene doce leyes diferentes), hacen poca variedad de talles y mayor cantidad de los de medidas medias, que son los que más venden. Y no se trata solo de jeans y pantalones. Los talles están mal en todo sentido. Sin lógica, y sobre parte de las normas que IRAM sugiere, se desarrollaron leyes como la de la provincia de Buenos Aires, que obliga a las marcas a tener, como mínimo, talles que vayan del 38 al 48. ¿Solo hasta el 48? Así, el vestido más grande es para mujeres con caderas de 106 centímetros (tan solo 15 cm más anchas que lo que propone el ridículo canon de belleza 90-60-90).
No hay lógica
En el país existen más de doce leyes de talles, que corresponden a distintas provincias y ciudades que se basan en estudios realizados en otros países y en decisiones políticas que no tienen un criterio unificado. Cada normativa exige distintas cosas y su propia codificación para la marcación de prendas de vestir. Según la ONG Mujeres en Igualdad, sin embargo, el 75% de las marcas no lo respeta, ofreciendo poca variedad de talles, y, en general, más bien pequeños.
Otro dato que suma a la confusión a la hora de encontrar tu talle es que muchas marcas prefieren usar la medición norteamericana y en pulgadas (que arranca en el talle 24 y que equivale al 34 de las leyes argentinas), sea porque son marcas extranjeras que importan sus prendas, porque siguen una tradición cultural (los primeros jeans que llegaron al país se vendían con esta numeración) o incluso, dicen algunos, por una estrategia de marketing, para que las clientas se sientan más flacas pensando que usan un talle más chico.
¿Y si querés comprar online?
Si tu idea es hacer lo mismo que hacés en sitios del exterior como Forever 21 o H&M, tenés que saber que acá hay que hacer un esfuerzo extra. La falta de un criterio unificado de talles obligó a las tiendas online a trabajar con tablas de medidas, que muestran en centímetros cuánto miden las distintas partes de una prenda. Así, las clientas ya saben que, independientemente del talle que tenga la ropa, solo tienen que comprar las piezas que tengan los centímetros que les sirven. Eso sí, en el momento en que tenés que agarrar un centímetro y empezar a medirte tus partes del cuerpo, ¡se te fueron las ganas de comprar!
Por el cuerpo real
El partido inglés Women’s Equality desafía a la industria de la moda y propone una mayor variedad de modelos de belleza corporal
Elegimos tres movidas que están dándole vueltas al tema del talle único o de la falta de talles para todas.
La ONG AnyBody está llevando adelante una campaña que premia con reconocimiento público (y un sticker en la vidriera) a las marcas nacionales que ofrecen una variedad de al menos siete talles. Están listadas en la página de la organización, por si querés conocerlas. Su lema, “El talle único no es el único talle”, tuvo un espacio en el último Lollapalooza, en donde instalaron un modelómetro (una estructura con las medidas de una súper modelo, que, estadísticamente, tiene solo el 5% de la población mundial).
#Modaparatodas
La última Semana de la Moda de Londres fue escenario de la lucha contra el talle único, gracias a la campaña del partido Women’s Equality Party, que estuvo moviendo en redes el hashtag #NoSizeFitsAll (“ningún talle les entra a todas”, que, a su vez, es un juego de palabras con el eslogan “one size fits all” del talle único) y que incentivó a las mujeres a subir fotos de las etiquetas de sus prendas, para mostrar que venimos en toda clase de “envases”.
El viral de la marca Wrangler, que dice que las mujeres somos mucho más que nuestros cuerpos, tiene más de 50.000 views
El fashion film de la marca de jeans Wrangler “More than a bum” es furor en Internet gracias a su mensaje de empoderamiento de las mujeres, que les afirma que son mucho más que sus curvas y llama al resto de las marcas a producir prendas para todo tipo de cuerpos.
No hay un talle único
Muchos venden prendas de talle único, una medida que se toma para abaratar costos y que se suele asociar a marcas más chicas, que sacan colecciones acotadas y a las que hacer cada talle les agrega costos de moldería. La realidad es que el talle único es discriminatorio y una forma de decirles a muchas mujeres que su cuerpo está mal y que esa prenda que les gusta no es para ellas. El peligro es que esa frustración y agresión que se vive desde afuera (“no hay talles para vos”) termine convirtiéndose en una agresión hacia sí mismas y las haga creer que, efectivamente, sus cuerpos deberían ser de otra manera.
Chicas y chicos probaron el “modelómetro” que instaló la ONG AnyBody Argentina en el Lollapalooza 2016, para mostrar que los cuerpos vienen en todo tipo de tamaños
Pongámonos de acuerdo
¿Por qué, después de tantos años, todavía no hay una ley unificada? Seguro tiene que ver con el tironeo de intereses entre las ONGs y las marcas
Las ONGs. Piden que se haga un estudio antropométrico serio dentro del territorio, para que sepamos con exactitud cómo es el cuerpo de las argentinas y así los fabricantes puedan respetarlo. De lo contrario, ¿cómo establecer con seguridad cuál es la media o el talle M verdadero, o los talles mínimos y máximos? Denuncian que muchas marcas diseñan solo para un tipo de mujeres, las que tienen “medidas ideales”, del 38 al 42, un tipo de cuerpo que garantiza que los modelos “se luzcan”.
Las marcas. Los empresarios responden que si los obligan a tener en stock determinados talles, no podrían elegir qué les convendría vender para ser económicamente rentables. Los fabricantes dicen que si produjeran más modelos de talles grandes o muy chicos, no tendrían a quién vendérselos. Las pymes, al no tener gran volumen de prendas, dicen que no pueden costear los patrones para crear modelos extras de distintas medidas sin que haya un subsidio del Estado.
¿Qué podés hacer?
Reclamá la ley nacional: está faltando una ley que dé lineamientos generales de cómo tiene que codificarse la ropa, que obligue a los comercios a incluir en las etiquetas las medidas en centímetros de las prendas y que diga cuáles son los tamaños que no pueden faltar según la edad de las consumidoras (no es lo mismo el talle promedio de una adolescente que el de una mujer de 30 o el de una de 50). Hasta que no haya una ley unificada, es imposible fiscalizar a las marcas que tienen presencia en todo el país, porque no pueden desarrollar talles diferentes por cada provincia.
Presioná desde las redes: es clave generar movidas de concientización y hacer presión desde las redes o distintos escenarios que hagan ruido para forzar una decisión política, y que tanto ONG como fabricantes de ropa se sienten a la mesa a armar una ley que beneficie a todos.
Tomá conciencia de tu cuerpo: quizá la salida finalmente venga de la mano de IRAM, que propone llevar adelante una campaña de educación de la sociedad, para que cada una se tome el trabajo de saber sus medidas y vaya a las perchas a buscar las que tienen una etiqueta con los centímetros que les corresponden. Aunque en principio dé un poco de fiaca, hacerlo no deja de ser una forma de empoderamiento, porque, así como conocernos internamente permite amigarnos con nuestras debilidades y abrazar nuestros dones, tomar conciencia real de nuestro cuerpo puede ser el primer paso para aceptarnos tal cual somos, ¡si todavía no lo hicimos!
Expertos consultados: Elina Aguiar, Psicóloga clínica. Sharon Haywood, Directora de AnyBody Argentina. Alicia Hernández, Gerenta general de la Cámara Argentina de Indumentaria (CIAI). Carolina Aubele, Diseñadora y asesora de imagen. Pilar Sarasa, Coordinadora de marketing en Renovatuvestidor.com. Gustavo Dambucetti, Presidente de la Cámara Argentina de Comercio Electrónico (CACE).Adriana Núñez, Gerenta del Departamento de Química de IRAM.