Sueños hot con un compañero de trabajo: ¿da para darse?
Miradas van, miradas vienen y...a veces lo sueños se pueden hacer realidad. Si morís por ése chico de la oficina, no te pierdas la divertida y apasionada historia de nuestro columnista
11 de mayo de 2014 • 00:20
Créditos: Corbis
Por Sebastián Fernández Zini
–Ya sé que está con al-guien, amiga, pero no va a ser la primera ni la última vez que nos gusta alguien que está comprometido. ¿O sí?
–Eso ya lo sé, pero Diego no es el tipo de hombre que generalmente me gusta.
–Entonces, ¿me querés explicar por qué llevamos casi una hora hablando de él?
–Es que tenemos tan pocas cosas en común que no entiendo a quién se le ocurrió que podíamos trabajar juntos. "Seguramente van a poder potenciar sus habilidades y hasta pensamos que juntos pueden llegar a cumplir objetivos que ni ustedes mismos imaginaron". Jamás voy a olvidarme de las palabras de mi jefe cuando hace un año lo metió a Diego a trabajar en mi equipo.
–¿O sea que vos sos su jefa?
–Algo así, pero en realidad los dos tenemos las mismas responsabilidades.
–¡Qué pena! Yo ya iba por la historia de la jefecita con su empleado. Eso sí que tiene su morbo, y quién te dice...
–¿Vos sos sordo? Ya te dije que no es el tipo de hombre que me gusta, además de que es muy competitivo, y eso me parece cero seductor.
–La competencia no es mala, ¿o sí?
–¡Basta! Se terminó el tema.
–OK.
–Pero ¿vos podés creer que hace dos noches que vengo soñando con este pibe?
–¿Vos sos loca? ¿No me dijiste que el tema se había terminado?
–Ya sé, pero me llama la atención...
–¿En qué sentido? Para mí, no es nada raro soñar con alguien con quien compartís muchas horas del día. Además, los sueños, sueños son, ya lo decía Berugo Carámbula. ¿No te acordás?
–¿De qué viejazo me estás hablando?
–Ay, perdón, me olvidaba de que te llevo algunos años. Igual, no te me vayas por las ramas con el temita de nuestra diferencia de edad. ¡Desembuchá! Quiero toditos los detalles de esos sueños eróticos.
–¿Cómo sabés que son eróticos?
–Dale, nena, a papá mono con ba-nanas verdes. Son eróticos de acá a la China porque si no, no estaríamos hablando de esto.
–¡Ni loca te cuento! Mirá si te voy a dar letra para que después me enloquezcas.
–OK. Se terminó el tema.
DOS DÍAS DESPUÉS...
–¿Cómo sigue la "historia in your dreams" con Dieguín?
–No pasó nada más. Me calmé.
–Lo que nunca me quedó muy claro es si lo pasaban bien o el temita de la competencia era una traba que impedía un buen sabaneo.
–La pasábamos genial.
–¿Ves, tontita? Al final, no le estás dando la chance a tu compañerito y capaz que es un amante fenomenal.
–No quiero más amantes en mi vida, quiero enamorarme, y para eso tengo que estar sola y darle espacio a ese hombre que, estoy segura, está por aparecer en cualquier momento.
–Mery, estás tan optimista que te desconozco. ¡Me das miedo!
A LA SEMANA SIGUIENTE...
–Amigo, ¡si te lo cuento, no me lo vas a creer!
–¿Qué pasó?
–Ayer estábamos almorzando con Diego y de la nada me contó que había soñado conmigo.
–¡Vamos! Alcoyana, Alcoyana.
–¿Cómo?
–Nada, nada... ¡Coincidencia!
–Me quedé helada, te juro. El muy guacho me dijo: "No sabés lo bien que la pasábamos", y largó una carcajada genial. Nunca lo había escuchado reírse así.
–Y ahora vas a decirme que Diego es un divino, ¿no?
–Es que lo que había soñado era igual a uno de mis sueños, y se lo dije. ¡Un flash!
–¡Dejen de dar vueltas y pasen al terreno de la realidad, chicos! Sáquen-se la duda, ¿quién les dice? Además, ¿sabés lo que decía Berugo?
–Sí, eso de "los sueños, sueños son...".
–Sí, pero la frase terminaba con "pero aquí se hacen realidad". ¡Dale pa frenchi con Diego y después me contás!
¿Qué te pareció la columna de este mes? ¿Te pasó alguna vez algo similar? ¡Contanos tu historia!
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