
¿Tus amigos usan Tinder?
Esta red social se está convirtiendo en el chat new age. ¡Mirá cómo lo cuenta nuestro columnista!
16 de febrero de 2014


"¡Mirá a quién conocí en Tinder!" - Créditos: Corbis
Por Sebastián Fernández Zini
–¡Cómo me gusta que seas vos la que me está hablando de esto!
–Mirá que sos tarado, ¿eh? Si te estoy llamando, es porque estoy como loca, y lo que menos necesito en este preciso momento es que vos me hagas una escenita de las tuyas.
–Ninguna escenita. Solo me da gracia que la señorita que siempre se asombró y se preguntaba cómo era eso de conocer gente por chat (y criticaba a todo el que lo hacía) ahora esté con el caballo cansado golpeando a mi puerta tras un chateo escandaloso.
–No es chat...
–Ay, no, me olvidaba, ¡es Tinder!, mucho más cool. Es lo mismo, nena, pero con distinto olor. ¡Vamos!
–Sos vos el que no entiende nada. Igual, este no es el tema que me importa, ¿podés cortarla con la peleíta sin sentido?
–¿Y cuál es el tema, Tinder-girl?
–¿Te acordás de Rodolfo?
–¿El señor de 50 con etapa madurativa de 15?
–¿Eh?
–Ese que conociste por Tinder, te invitó a salir y cuando estaban comiendo, justo pasaron (y se suponía que era de casualidad) dos amigos y se les sentaron un rato en la mesa.
–No entiendo de qué me hablás.
–Que la casualidad no existió y los dos nabos esos pasaron para chequear la cita a ciegas de su amigo. ¡50 años al pedo!
–Ay, no lo había pensado, pero tenés razón, ahora que lo decís... ¡Sí, fue así! Pero no, Rodo no es ese. Es el que conocí hace un mes y medio, tambien por Tinder, y después de varias charlas me invitó a comer a su casa. ¿Te acordás?
–Cómo estás con el chat new age, ¿eh? ¡Cómo olvidarlo! El chico de la casa divina, la huerta, el parque enorme... ¡El chef!
–¡Ese mismo!
–¿Y qué le pasa a Rodo? Si todo estaba de maravillas, según vos.
–Habíamos quedado en vernos hoy, me dijo que me tocaba cocinar a mí...
–...¿A vos? Uf, pobre, no sabe a lo que se está exponiendo. La chica de la heladera vacía, la chica del delivery compulsivo...
–Sí, ¡yo! Pero fui al súper a la mañana temprano, compré todo para cocinar y ahora no me contesta los mensajes...
–Dale tiempo, Choli Berreteaga (¡ja!). Ponete a cocinar y ya te va a contestar.
–Es que no se conecta al WhatsApp desde hace un día. Mirá si hago todo y me deja clavada.
–Ay, podés darle lugar a la incertidumbre una vez en tu vida, amiga. No todo es matemático, estricto y cuadrado. Ya te va a contestar, además, si ya quedaron, ¿por qué va a clavarte? Hay mucho boludo dando vuelta, pero quizás este no sea el caso.
–Le mandé mil mensajes.
–Uf, va a salir espantado.
–¿¡Vos creés?! Pará, te corto, ¡ahí me está llamando!
–OK, avisame cualquier cosa.
.................................................................
–Mirá que sos tarado, ¿eh? Si te estoy llamando, es porque estoy como loca, y lo que menos necesito en este preciso momento es que vos me hagas una escenita de las tuyas.
–Ninguna escenita. Solo me da gracia que la señorita que siempre se asombró y se preguntaba cómo era eso de conocer gente por chat (y criticaba a todo el que lo hacía) ahora esté con el caballo cansado golpeando a mi puerta tras un chateo escandaloso.
–No es chat...
–Ay, no, me olvidaba, ¡es Tinder!, mucho más cool. Es lo mismo, nena, pero con distinto olor. ¡Vamos!
–Sos vos el que no entiende nada. Igual, este no es el tema que me importa, ¿podés cortarla con la peleíta sin sentido?
–¿Y cuál es el tema, Tinder-girl?
–¿Te acordás de Rodolfo?
–¿El señor de 50 con etapa madurativa de 15?
–¿Eh?
–Ese que conociste por Tinder, te invitó a salir y cuando estaban comiendo, justo pasaron (y se suponía que era de casualidad) dos amigos y se les sentaron un rato en la mesa.
–No entiendo de qué me hablás.
–Que la casualidad no existió y los dos nabos esos pasaron para chequear la cita a ciegas de su amigo. ¡50 años al pedo!
–Ay, no lo había pensado, pero tenés razón, ahora que lo decís... ¡Sí, fue así! Pero no, Rodo no es ese. Es el que conocí hace un mes y medio, tambien por Tinder, y después de varias charlas me invitó a comer a su casa. ¿Te acordás?
–Cómo estás con el chat new age, ¿eh? ¡Cómo olvidarlo! El chico de la casa divina, la huerta, el parque enorme... ¡El chef!
–¡Ese mismo!
–¿Y qué le pasa a Rodo? Si todo estaba de maravillas, según vos.
–Habíamos quedado en vernos hoy, me dijo que me tocaba cocinar a mí...
–...¿A vos? Uf, pobre, no sabe a lo que se está exponiendo. La chica de la heladera vacía, la chica del delivery compulsivo...
–Sí, ¡yo! Pero fui al súper a la mañana temprano, compré todo para cocinar y ahora no me contesta los mensajes...
–Dale tiempo, Choli Berreteaga (¡ja!). Ponete a cocinar y ya te va a contestar.
–Es que no se conecta al WhatsApp desde hace un día. Mirá si hago todo y me deja clavada.
–Ay, podés darle lugar a la incertidumbre una vez en tu vida, amiga. No todo es matemático, estricto y cuadrado. Ya te va a contestar, además, si ya quedaron, ¿por qué va a clavarte? Hay mucho boludo dando vuelta, pero quizás este no sea el caso.
–Le mandé mil mensajes.
–Uf, va a salir espantado.
–¿¡Vos creés?! Pará, te corto, ¡ahí me está llamando!
–OK, avisame cualquier cosa.
.................................................................
–Amigo, se había olvidado de que hoy tenía fútbol, pero me dijo que nos viéramos después, que lo esperara con la comida, que no terminaba tarde.
–Ves, tontuela, el pibe parece copado. Sos muy ansiosa, mi chicuela.
–Lo que pasa es que ahora no sé si quiero que venga...
–¡G A T A F L O R A x DOS MIL! ¿Por qué no sabés? ¿Me querés enloquecer?
–Ay, amigo, no sé qué me pasa con este pibe. Me enganché mal. Cuando me llamó me dijo que mañana se va de vacaciones por quince días y yo no sé...
–¿Y vos qué? Tiene derecho, ¿o no?
–Obvio, pero tengo miedo de extrañarlo...
–Qué miedo me das... Decime, por favor, que no le dijiste eso por teléfono...
–Pero, ¿no sos vos el que me dice que tengo que ablandarme y dejar fluir lo que me pasa? ¿Qué deje de ser tan durita?
–Sí, amiga, pero tampoco la pavada. Igual, nada grave. Ahora relajate un poco, cociná rico, pasala lindo, y si no funciona, cualquier cosa, tenés al nabo de 50 y sus amigos. ¡Te quiero!
–Ves, tontuela, el pibe parece copado. Sos muy ansiosa, mi chicuela.
–Lo que pasa es que ahora no sé si quiero que venga...
–¡G A T A F L O R A x DOS MIL! ¿Por qué no sabés? ¿Me querés enloquecer?
–Ay, amigo, no sé qué me pasa con este pibe. Me enganché mal. Cuando me llamó me dijo que mañana se va de vacaciones por quince días y yo no sé...
–¿Y vos qué? Tiene derecho, ¿o no?
–Obvio, pero tengo miedo de extrañarlo...
–Qué miedo me das... Decime, por favor, que no le dijiste eso por teléfono...
–Pero, ¿no sos vos el que me dice que tengo que ablandarme y dejar fluir lo que me pasa? ¿Qué deje de ser tan durita?
–Sí, amiga, pero tampoco la pavada. Igual, nada grave. Ahora relajate un poco, cociná rico, pasala lindo, y si no funciona, cualquier cosa, tenés al nabo de 50 y sus amigos. ¡Te quiero!
¿Usás Tinder? ¿Y tus amigos?
En esta nota:
SEGUIR LEYENDO


Cómo será el pago de las facturas de abril de las prepagas tras las medidas del Gobierno
por Redacción OHLALÁ!

Cómo decorar tu casa con antigüedades y muebles vintage
por Carolina Cattaneo

Conflicto entre Israel y Palestina: 5 documentales para saber más sobre lo que está pasando
por Laura Gambale

¿Por qué se celebra el Día de la Madre?


