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Desconvivir: después de vivir bajo el mismo techo, ¿se puede elegir continuar el vínculo en casas separadas? 

Entre todas las nuevas formas de pareja, y las infinitas posibilidades de vincularse sexual y emocionalmente, aparece como una nueva alternativa la desconvivencia. Te contamos qué puede traerle a tu relación.


Desconvivir: ¿se puede seguir un vínculo en casas separadas?

Desconvivir: ¿se puede seguir un vínculo en casas separadas? - Créditos: Getty



Entre todas las nuevas formas de pareja, y las infinitas posibilidades de vincularse sexual y emocionalmente, aparece como una nueva alternativa la desconvivencia. Parejas que vivían bajo el mismo techo y que eligen, ahora, continuar su experiencia en hogares separados. Una decisión saludable y a tiempo para seguir juntos y disfrutándose, especialmente para quienes consideran que vínculo y convivencia no se condicionan mutuamente.

Pero ¿esconde esta elección un conflicto? Te contamos qué trae consigo esta nueva forma. 

Desconvivir: ¿es el principio del fin?

Para empezar a entender la desconvivencia, hay que recordar que convivencia no es directamente proporcional al amor, algo obvio para muchas personas pero difícil para otras. Por ejemplo, si estaban en crisis o tus ganas de cambio surgen de temas logísticos, como la distribución de tareas diarias, que uno limpie y el otro no, que alguno haga ruidos cuando duerme o que haya alguien muy desordenado, entonces la raíz del problema es la convivencia.

En esos casos, puede que uno de los dos se haya achanchado y que necesiten su espacio propio y su aire para estar solos. En cambio, cuando la pareja viene teniendo otros problemas, como estar desconectados emocionalmente, falta de comunicación o fastidio, entonces la posibilidad de la desconvivencia a veces se constituye como un prefacio de la separación.

Hay parejas que están bien, que se divierten, que están conectadas, y se tratan con ternura, pero pelean por temas de convivencia. Mientras que hay parejas que no saben cómo hacer para separarse, entonces van dando vueltas en busca de la salida y, al no animarse, dicen: “Bueno, empecemos por esto, vamos a tratar de recuperar cada uno su lugar”. Lo importante, entonces, es empezar por comprender qué sentís vos. 

Convivencia y amor: ¿qué sentís vos?

Una vez que tengas claro lo que te pasa, lo primero que te conviene preguntarte es si, para vos, la convivencia es una condición del amor de pareja. Ninguna respuesta está mal, porque cada persona tendrá su posición de acuerdo con sus experiencias en el ámbito del amor. Hay quienes creen que el amor es directamente proporcional al tiempo que se pasa juntos, es decir, que la convivencia es equivalente al amor.

Durante los últimos años hemos abierto la mente a las distintas formas de vincularnos, pero aún así pensamos las parejas de una manera muy lineal. Tal vez la convivencia no tiene por qué ser un paso obligado en un vínculo y lo bueno sería animarnos a pensar que trae muchísimos desafíos que van más allá del amor. No siempre somos mejor pareja por el hecho de compartir más tiempo, de hecho, podés sentirte súper desconectada de la persona con la que diseñaste tu rutina, ¿o no?

 

Además, si pensamos que el tiempo que se pasa juntos es directamente proporcional al amor, nos olvidamos de que hay parejas que se sostienen a distancia. ¿Acaso no hay amor ahí? Por supuesto que el tiempo compartido es valioso y necesario en una pareja, pero el tiempo para una se debe respetar también.

Estaría bueno que nos cuestionemos: “¿Qué sería lo mejor para mí en esta pareja?”. Lo beneficioso es animarse a escuchar lo que estás necesitando en este momento en el que convivir no te está permitiendo sentirte tranquila. Entonces, es importante cuestionarte si realmente te sentís cómoda con la idea. Te dejamos algunas preguntas que te pueden ayudar a pensar:

  • ¿Cómo me siento en mi pareja hoy? 

  • ¿Qué es lo que me hace cuestionarme la convivencia?

  •  ¿Hay cosas que se puedan cambiar para estar más cómoda?

  • ¿Cómo me visualizo si pienso en no vivir más juntos?

  • ¿Cuál es mi mayor miedo de no convivir más?

¿Existen “contras”?

No necesariamente desconvivir esconde un conflicto, pero sí puede ser vivido como un retroceso. En el imaginario popular, la convivencia tiene que ver con dar un paso adelante en la construcción de un proyecto de pareja. Entonces, dejar de vivir juntos puede percibirse como algo malo, y socialmente van a tener que bancarse el juicio y los típicos comentarios de “algo anda mal”, cuando en tu caso puede tener que ver con la salud y la preservación de la pareja.

Si querés pensar en los desafíos, te ayudamos a puntearlos: 

  1. 1

    Encontrar el equilibrio entre la independencia y la desconexión. Con las rutinas de ambos, puede ser difícil encontrar un tiempo de calidad. 

  2. 2

    Se pone en juego la confianza. El manejo de los celos se puede volver más cuesta arriba, pero atenti, porque si la confianza se construye a partir de tener al otro constantemente bajo el radar, estamos en problemas. 

  3. 3

    Van a gastar más dinero. Obviamente, para que esto sea factible, se tiene que contar con los medios suficientes para poder tener independencia económica. 

  4. 4

    Si hay hijos, es clave que sus dos hogares queden cerca. Y es importante que sostengan una rutina, que a lo mejor te cueste un poco más mantener. 

Desconvivir: ¿cuáles son los desafíos?

Uno de los grandes desafíos de desconvivir es el encontrarse con una misma nuevamente. Aparecen los momentos de soledad y es todo un aprendizaje volver a hacer cosas que antes se compartían con la pareja. Cenar sola, no dormir siempre con esa persona, la administración de las tareas de la casa: todas cosas que parecen pequeñas, pero pueden resultar movilizantes.

También las definiciones de cuántas veces vamos a vernos; y si hay chicos de otras parejas, lograr conciliar ambas rutinas. Es recomendable construir algunos rituales que dan cierta tranquilidad o certeza para que no se viva como “cada uno hace lo que quiere y al final no nos vemos nunca”.

Si ambos lo toman como una oportunidad, desconvivir puede ser un eslabón en la construcción de un mejor vínculo. 

Expertas consultadas: 

 

Lic. Patricia Faur. Psicóloga especialista en dependencias afectivas. @patofaur.
Lic. Mia Russo O´Farrell. Psicóloga. @hoyhayterapia.

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por Laura Gambale

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