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Inteligencia emocional: ¿qué tipo de apego construís en tus relaciones?

Cada uno de nosotros tiene un estilo de apego. Si te preguntás por qué sufrís celos irracionales, saltás de una relación a otra sin escalas o si te cuesta mucho abrirte emocionalmente, te damos algunas pistas de inteligencia emocional para conocerte más.


¿Qué tipo de apego tenés?

¿Qué tipo de apego tenés? - Créditos: Getty Images



Es un hecho: los humanos vivimos impulsados por una necesidad de apego. Necesitamos personas con quienes nos sintamos seguras, en las que podamos confiar y también necesitamos que eso sea recíproco: es una condición necesaria para que podamos sobrevivir la de sentirnos unidos al menos a otra persona.

El punto es que cada uno de nosotros tiene un estilo de apego (¡o varios!). ¿Y eso qué significa? El apego es esa conexión emocional que establecemos con nuestros padres a partir de la forma en que satisfacen nuestras necesidades emocionales en nuestros primeros años de vida. De ahí es que desarrollamos un estilo de apego: un patrón específico de comportamiento en la manera en que nos relacionamos. "La manera en la que en nuestra infancia se respondió a nuestras demandas, con qué sensibilidad y grado de empatía ocurrió eso y cuan seguros nos sentimos en consecuencia, será un potente generador del tipo de recursos con que contemos para vincularnos en los años de adultez" - dice Ana Perl, nuestra psicóloga consultada.

Desde que nacemos, dependemos de nuestros cuidadores” para nuestra salud y bienestar, y luego como adultos, anhelamos un sistema de apoyo similar al que teníamos en la infancia. "Los seres humanos nacemos indefensos, por lo que estamos programados desde el nacimiento para buscar y apegarnos a un cuidador de confianza que nos proteja. La calidad de ese primer vínculo -cariñoso y estable o inconsistente o incluso ausente- moldea el cerebro en desarrollo, influyendo a lo largo de la vida en cómo nos comportamos en las relaciones” describe Peter Lovenheim, autor de The Attachment Effect.

Freud tenía razón cuando afirmaba que la personalidad adulta está sembrada inconscientemente por nuestras experiencias infantiles, pero no por esto la idea es que le eches la culpa a tus padres por los problemas en tus relaciones, sino que puedas administrar a tu favor tu historial de comportamiento y te permitas explorar las poderosas formas en que tu relación más temprana sienta las bases de los vínculos que construirás a lo largo de tu vida y puedas mejorarlos.

DECIME CÓMO TE RELACIONÁS Y TE DIRÉ QUÉ TIPO DE APEGO TENÉS

Un estilo de apego sano va a fomentar nuestra autoestima y relaciones positivas

Un estilo de apego sano va a fomentar nuestra autoestima y relaciones positivas - Créditos: Getty Images

Un estilo de apego sano va a fomentar nuestra autoestima y relaciones positivas, pero uno inestable puede impedirnos establecer relaciones funcionales. Por eso, revisar y entender nuestra historia es clave para utilizar esa información en pos de crecer como pareja, familia y amiga. De eso se trata la teoría del apego, de como la forma en que nuestros padres nos cuidaron en nuestros primeros cinco años de vida impactó en nuestro desarrollo emocional.

Y nuestra psico agrega: “Es clave tener en nuestro radar que también habrá otras variables que impacten en nuestro desarrollo personal: experiencias, ambiente, diversidad de vínculos y más que nos pueden permitir desplegar estrategias reparadoras. Entonces, si bien el apego nos condiciona, no nos determina, y especialmente frente a experiencias tempranas difíciles, abrirnos a preguntas – de las cómodas ¡y de las otras también! -, explorar nuevas formas de vincularnos, observar y registrar todo aquello que nos conmueva y pedir ayuda, por supuesto, van a componer un combo irresistible.” 

Cada persona tiene un estilo de apego diferente y se dividen en dos grupos: seguros e inseguros. Existen cuatro estilos de apego en los adultos, ¿con cuál te sentís identificada?

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    Apego seguro

    Alrededor del 56% de los adultos tiene este tipo de apego. Se lo considera el ideal saludable para las relaciones por su capacidad de establecer relaciones seguras y afectivas. Una persona con un estilo de apego seguro es capaz de confiar en los demás y de aceptar el amor. No tienen miedo a la intimidad, ni sienten pánico cuando sus parejas necesitan tiempo o espacio.

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    Apego ansioso

    Es un tipo de apego inseguro, marcado por un profundo miedo al abandono. Las principales características de las personas con este estilo de apego es que al ser muy inseguras, viven sus relaciones buscando una validación constante. Suelen ser muy dependientes y sienten recurrentemente que su pareja no se preocupa por ellos lo suficiente. Un 19% de los adultos tienen este tipo de apego.

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    Apego evitativo

    Un 25% de los adultos tienen este tipo de apego inseguro, que está basado en el miedo a la intimidad. En las relaciones, a las personas evasivas le cuesta acercarse a los demás o confiar en ellos, suelen mantener cierta distancia con sus parejas o no están disponibles emocionalmente. Incluso pueden encontrar las relaciones asfixiantes y evitarlas por completo, prefiriendo solo depender de sí mismas.

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    Apego desorganizado

    Es una combinación de los estilos de apego ansioso y evitativo. Las personas con este tipo de apego pueden parecer incoherentes y oscilar entre los extremos de la evitación y la ansiedad. Desean desesperadamente el afecto y a su vez quieren evitarlo a toda costa. 

RECALIBRANDO NUESTROS COMPORTAMIENTOS

Es verdad que nuestro vínculo más temprano es el puntapié inicial que da forma a las relaciones a lo largo de toda nuestra vida, pero también es importante que tengas en cuenta que los estilos de apego que establecemos durante nuestra infancia pueden perfeccionarse hacia un apego seguro.

Estar en una relación sana durante un largo tiempo, donde aprendemos gradualmente a sentirnos seguros y que somos amados, puede superar las malas experiencias anteriores y moldear el estilo de apego hacia una forma más positiva. 

“Una clave para ayudarte en la transición es salir de la afirmación para pasar al interrogante; un ejemplo podría ser pasar del “nunca me van a querer bien” o “yo soy así y punto” a “¿quién quiero ser en esta relación?” y al “¿Cómo quiero amar y ser amada?” Esto quizás parece simple escrito en dos líneas, pero claramente no lo es. Pero es posible. Y lo posible motoriza, enciende la llama, nos abre a un nuevo horizonte. Y sin dudas los autodescubrimientos que se hacen en el camino son maravillosos”, remarca Ana Perl, nuestra psicóloga consultada. 

4 CLAVES PARA OPTIMIZAR TU APEGO

  • Reconocé el patrón en tus relaciones

    Identificá cómo y de qué manera te relacionás con los demás para poder empezar a trabajar en mejorar esos vínculos. Para que puedas clarificar tu estilo de apego podés preguntarte cómo era la relación con tus padres de pequeña: ¿respondían a tus pedidos? ¿A quién acudías en busca de ayuda y contención? Evaluar tu estilo de apego actual y pasado es útil para identificar si hay algún patrón de relaciones poco saludables que necesites reajustar.

  • Poné el foco en tu amor propio

    Todos los estilos de apego inseguro tienen una constante: la baja autoestima. Trabajar en tu autovaloración y autocuidado es vital para fundar relaciones menos dependientes donde puedas establecer límites adecuados para priorizarte.

  • Sé asertiva con lo que necesitás

    Dejá de mirar el pasto más verde de los que te rodean y empezá a regar tu propio jardín. En definitiva, lo que genera un apego inseguro es dejar a un lado nuestros deseos para poner en primer lugar los de los demás por un profundo miedo al rechazo y al abandono.

  • Derribá tus muros internos

    Las personas con apego seguro suelen ser directas para crear un vínculo significativo. Salí de tu cabeza y deja de analizar en exceso todo para protegerte. Abrite a la ayuda del otro comunicando qué estás pensando o sintiendo: expresar tu punto de vista y necesidades es el primer paso para promover una relación sana.

Experta Consultada: Ana Perl. Psicóloga. 

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