Sexo picante: cosas que podrías probar si te aburre lo clásico

¿Cuáles son las eróticas alternativas? Existe un recorrido que propone salirse de la óptica coitocentrista de la sexualidad y explorar el cuerpo como un todo, con un juego sensual más amplio.

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Verónica Dema

27 de julio de 2022

Eróticas alternativas: ¿qué son? - Créditos: Getty

¿Eróticas alternativas? ¿Rarezas sexuales? En realidad, el recorrido no es otro que salirse de la óptica coitocentrista de la sexualidad y explorar el cuerpo como un todo, sin jerarquías, con un juego sensual más amplio.

La sexóloga clínica y educativa Analía Pereyra revela que muchas personas transitan consultorios médicos y sexológicos angustiadas por supuestos problemas vinculados a la expresión de su sexualidad. Escucha frases como: no disfruto la penetración, no tengo erección, sé que está mal ver pornografía, no me gusta tener sexo, no sé si soy "normal"...

La sexología invita a abrir el abanico de posibilidades, a expresarnos sensualmente con libertad ya sea en la práctica individual como con otras personas. Claro que encontrarnos con nuestro disfrute –para las feminidades, pero para muchos varones también– no es tarea fácil, sobre todo porque nadie nos enseñó cómo hacerlo.

¿Qué son las eróticas alternativas?

Según la psicóloga y sexóloga española Arola Poch, autora de Lo normal es ser raro, cuando se empezaron a estudiar las conductas sexuales de manera científica -sin sesgos morales- se concluyó que hay tanta diversidad que no se puede definir una norma en sexualidad.

Las eróticas alternativas son prácticas que no se enmarcan dentro de lo convencional. ¿Pero, qué define lo convencional? Es la práctica que tiene por fin la penetración vaginal. Y, en algunos casos, según las culturas puede ampliarse a la práctica de penetración anal y de sexo oral. No más que eso.

Dentro de las practicas eróticas alternativas estarían el fetichismo (sentir excitación con un objeto o una parte del cuerpo que no es primaria, es decir, pechos o genitales), sadomasoquismo (disfrutar sintiendo y provocando dolor), bondage (juegos sexuales vinculados al atar), sumisión (disfrutar con juegos de sumiso/a), dominación (disfrutar y excitarse con la realización de juegos de ordenar y dominar), voyeurismo (excitarse al ver a alguien en actitud erótica), entre una gran variedad.

En todas ellas ni la genitalidad ni la penetración son el foco principal, aunque eso no significa que no se realicen. Pueden ser perfectamente complementarios.

“Hay más de 500 tipos de prácticas alternativas. Se puede sentir excitación con fetiches como zapatos de tacos altos, ropa de encaje, tatuajes en partes del cuerpo; también con hacer cosquillas, usar cueros y partes del cuerpo como los pies, el ombligo, entre muchas otras. Se dice que hay más de 100 fetiches diferentes”, revela la sexóloga Analía Pereyra.

Algunos tipos de fetichismos sexuales

Fetichismo de pies o la excitación que produce esta parte del cuerpo humano: hay quienes se excitan al ver o tocar unos pies. Algunos prefieren pies pequeños, otros grandes, con las uñas pintadas o naturales. A algunas mujeres les excita que recorran con la lengua sus pies, especialmente el espacio entre los dedos.
Cosquillas o tickling: el fetichismo de cosquillas puede ser en las plantas de los pies, en las axilas, en la cintura o en cualquier parte del cuerpo. Y hay quien gusta de recibirlas. Las cosquillas producen risa y, con ella, endorfinas (la “hormona de la felicidad”) que estimula las áreas del cerebro que se vinculan al goce y el deseo.
Altocalcifilia: es el fetichismo por los zapatos tacos altos. Aunque sea la imagen más típica, no son los únicos zapatos que pueden tener una connotación erótica.
Fetichismo del ombligo: también llamado alvinofilia, que es un parcialismo en el que una persona se siente especialmente atraída por el ombligo humano.
Fetichismo del vientre: este fetichismo es cuando una persona siente una fascinación por el diafragma o el vientre de otra.
Odaxelagnia: la excitación sexual causada al morder o ser mordidos por su pareja.
Nasofilia o nose fetish: consiste en ver, tocar y lamer con pasión una nariz.
Tricofilia o fetichismo del cabello: tendencia por la que algunas personas alcanzan una intensa excitación sexual cuando acarician, observan o manipulan el pelo de su amante.

Las prácticas alternativas, a diferencia de las convencionales, nos muestran que las posibilidades de disfrutar son tan variadas como personas hay en este universo y lo importante es dejar fluir, que nos animemos a experimentar. Siempre con consenso.

Al no haber aprendido a disfrutar sexualmente consideramos que lo convencional es lo "normal". Resulta que, en infinidad de personas, las prácticas convencionales no son disfrutables, no les generan placer. Por eso los consultorios son eco de ese desasosiego.

“Cuando se da información, cuando se habilitan otras posibilidades de prácticas vinculares, cuando se deja de patologizar y juzgar con la vara de la moral muchas personas, con respeto, aceptación y una apertura sincera logran disfrutar de aquello que creían que nunca les pasaría”, reflexiona la profesional, con más de 8 años de experiencia en su consultorio. “Las posibilidades del erotismo son infinitas”.

La idea no es pautar tal o cual práctica sexual, sino saber que es muy saludable darse permiso para conocer, explorar y experimentar, si así lo deseamos.

Experta consultada: Lic. Analía Lilian Pereyra. Sexóloga Clínica y Educativa. IG: @licenciadaanaliapereyra

Fuente: libro Lo normal es ser raro: un paseo por el fetichismo, el BDSM y otras eróticas alternativas, de Poch, Arola (Spanish Edition). Edición de Kindle.

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