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Chuik chuik: mantené tus labios sanos

¡No solo viven del rouge! Protegelos y sumá rutinas para mantenerlos hidratados todo el día.




Créditos: Anahí Bangueses Tomsig. Producción de Ash Mateu


Por Ana Paula Queija
El sol es transmisor de una energía increíble, te hace sonreír casi por reflejo y achinar los ojos como cuando estás muy feliz. Dicen que si sonreís forzadamente por unos minutos, el gesto de felicidad se empieza a sentir por dentro. Un día bajo el sol ayuda también a que las capas de piel envejecidas se consuman, lo que favorece la renovación celular. En una plaza, andando en bici, bajo el rayo de sol débil que llega a tu balcón o en una escapada a la costa, a partir de ahora, el sol te va a dar en la cara. Y si bien ya escuchamos hasta el cansancio que es una estrella amenazante, es necesario que conozcas un dato más: tus labios son los que más riesgo corren. Si bien la radiación solar es nociva para todo el cuerpo, lo es en especial para la piel de los labios. ¿Por qué? Esto se debe a que es una piel más fina y no contiene melanina ni glándulas sebáceas como el resto del cuerpo, lo que los vuelve más vulnerables a la radiación de los rayos UV. Yendo al extremo, tanto el sol como el tabaco pueden desarrollar lesiones que los especialistas llaman "premalignas" y que posteriormente pueden evolucionar en algo problemático. Por eso, es clave que los hidrates y los protejas. ¿Cómo? Te damos algunas recomendaciones para atravesar el verano con tus labios intactos.

Maquillá

Créditos: Anahí Bangueses Tomsig. Producción de Ash Mateu


Para esta temporada, los labios se usan bien colorados, fucsias violáceos o naranjas, con terminaciones mate. Los labiales vienen súper intensos para la noche, o en vaselinas con tonos más translúcidos para el día y para protegerlos del sol en la playa. Para el gloss también rigen estas tendencias de color.

Limpiá

Créditos: Anahí Bangueses Tomsig. Producción de Ash Mateu


Por tratarse de una piel sensible, hay que demaquillarlos bien. No es suficiente borrarse los rastros del labial con papel tissue, porque quedan ásperos y hasta pueden lastimarse. usá una emulsión limpiadora, hacé un suave masaje y, Después, retirá el resto del producto con un algodón. por último, enjuagá.

Hidratá

Créditos: Anahí Bangueses Tomsig. Producción de Ash Mateu


Además de tomar AGUA, aplicá diariamente productos hidratantes. Elegí la presentación que te resulte más práctica, hay muchas: vienen en crema, gel, bálsamo e incluso algunos traen color y protección solar. aplicalos suavemente y sin frotar, para estimular la irrigación sanguínea.

Sumá hábitos

Créditos: Anahí Bangueses Tomsig. Producción de Ash Mateu


A veces lo hacemos en momentos de nervios, pero, en lo posible, evitá morderte los labios. Además, el contacto con la saliva hace que se resequen aun más. Tampoco te saques los "pellejitos" de piel, así evitás la aparición de manchas indeseadas. Y acordate de higienizarlos después de comer alimentos ácidos o muy salados.

Hidratalos a full

Es importante mantener los labios hidratados porque en esta zona disminuyen las células protectoras. Para lograrlo, utilizá productos desarrollados específicamente para eso –la mayoría de las marcas y los laboratorios los tienen–. No tenés que atarte al color del protector: sobre la crema hidratante podés usar un labial del color que más te guste.
Los lápices labiales de buena calidad también sirven para mantenerlos hidratados, sobre todo aquellos que contienen ácido hialurónico en su fórmula. También es importante que sean hipoalergénicos, sin exceso de colorantes ni conservantes.
Se pueden exfoliar los labios con un cepillo extrasuave efectuando un masaje muy superficial, aunque también es posible con los dedos. Después, aplicar abundante crema para hidratar.
Un buen recurso es colocar crema o aceite de labios todas las noches antes de irte a dormir para evitar que se sequen y se agrieten.

Protegelos del sol

Es fundamental cuidar especialmente los labios durante todos los meses cuyo nombre contiene una "r": septiembre, octubre, noviembre, diciembre, enero, febrero, marzo y abril. Se debe utilizar un labial que contenga un factor de protección solar de 15 como mínimo.
El uso de sombreros con ala es muy recomendable. Fijate que sea un ala que proyecte sombra sobre tu cara; un promedio de 8 cm aproximadamente es una excelente medida para proteger la cabeza y los labios.

Evitá los factores de riesgo

La boca es una zona expuesta a muchos factores dañinos que pueden convertirse en los peores enemigos de tus labios: pueden afectarlos una mala alimentación, el consumo en exceso de tabaco, cafeína y alcohol, la falta de vitaminas, la deshidratación, el uso excesivo de jabones duros, además de los factores climáticos como el frío, el viento, la humedad y el sol. Por el contrario, lo ideal es tomar abundante agua y sumar a tu dieta alimentos ricos en vitamina B (por ejemplo en las proteínas, lácteos, huevo, alga, hongos y germen de trigo). Sabé también que los gestos que implican la contracción reiterada de los labios, como tomar mate, beber con sorbetes o fumar, pueden marcar arruguitas en forma prematura.

Cuidalos de posibles afecciones

Si sos de las que tiran el besito a cámara cada vez que alguien anuncia "foto, foto", tené en cuenta sus afecciones puntuales para poder prevenirlas y terminar con ellas rápido:
1. Boqueras: son una infección aguda o crónica de las mucosas de las comisuras de los labios, que se produce por un hongo o bacteria y se manifiesta con pequeñas grietas rojizas o costras amarillentas. Aparecen por diferentes motivos, pero lo más frecuente es la falta de hierro, vitamina B y ácido fólico y también pueden ser el indicio de un mal funcionamiento digestivo. Las anemias y enfermedades como la diabetes también pueden favorecer su aparición. Hay tratamientos variados, pero los más frecuentes consisten en la aplicación de tópicos en forma local.
2. Herpes labial: son pequeñas ampollitas que aparecen en los labios y que al poco tiempo se rompen para dejar una costra que puede tardar una semana en curarse. Lo más frecuente es que no presente síntomas, de modo que pasa desapercibido y, aunque el organismo elabora defensas, el virus que lo provoca se queda en el cuerpo. En determinadas circunstancias –cuando tenés fiebre, demasiada exposición al sol, pequeños traumatismos o estrés–, ese virus que está latente se activa. Ojo: el herpes se contagia a través de la saliva. En los casos de herpes labial, no es necesario realizar un tratamiento específico, sino solo aliviar los síntomas y evitar el sangrado de las costras con algún protector labial o vaselina.
3. Ampollas: pueden ser muy dolorosas y se diferencian de las aftas por su ubicación. Un afta suele aparecer dentro de la boca, mientras que la ampolla es roja y sale por fuera. Para minimizar el riesgo de infección, las ampollas deben limpiarse con frecuencia, con una gasa, jabón y agua tibia. El dolor inicial es molesto, pero se va rápidamente y puede apaciguarse con hielo. Los productos con vaselina ayudan a controlar la irritación, ya que la picazón suele ser aguda.
4. Labios agrietados o resecos: en la mayoría de los casos, los labios se secan debido a factores climáticos, como el frío y el viento. Los labios agrietados crónicos (queilitis) pueden surgir por muchas razones. La lista incluye ciertas dietas, el uso de productos dañinos y algunas condiciones de salud.

¡Ojo con los medicamentos!

Otro de los factores que pueden afectar la salud de los labios es la exposición a determinadas drogas. Las personas que ingieren diuréticos y betabloqueantes (como el atenolol, por ejemplo) o drogas antiarrítmicas para el corazón deben extremar los cuidados porque estos medicamentos producen fotosensibilidad. Según los expertos, quienes ingieren esas drogas durante más de dos años tienen mayores posibilidades de desarrollar un cáncer de labio, por lo que corresponde instruirlos para que se protejan, especialmente al exponerse al sol.

¿Con qué nutrirlos?

Por Karina Nadur, Médica dermatóloga.
Fijate si estos ingredientes forman parte de las fórmulas de tus productos preferidos, porque son los mejores amigos de tus labios:
Aceite de albaricoque: es un aceite de rápida absorción y alto valor nutritivo para la piel. Es rico en ácido oleico y omega 6. Otorga gran suavidad.
Glicerina: es humectante, ayuda a conservar el equilibrio de la piel y a retener la humedad en su justo término. Es un producto antienvejecimiento.
Manteca de karité: se usa para evitar la sequedad y la deshidratación. Es emoliente, es decir, suavizante, reparadora y antigrietas. Devuelve la elasticidad.
Urea: es un compuesto capaz de impedir la pérdida de agua a través de la piel.
Elastina: tiene funciones estructurales y ayuda a mejorar la humedad. Se usa como reestructurante.
Colágeno: es una sustancia de nutrición, proporciona resistencia y confiere elasticidad a los tejidos.
Silicona: forma una capa de protección en la piel y la aísla de las agresiones del medio ambiente.
¿Cómo cuidás tus labios? ¿Te sirvieron estos consejos?
Expertos consultados: Dra. Karina Nadur y Dr. Fernando Stengel, Médicos dermatólogos. Regina Kuligovski, Maquilladora, fundadora de Regina Cosmetics

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