Cómo agrandar la mirada con delineador: el truco simple que transforma tus ojos al instante

Aunque durante años el delineador blanco fue considerado el gran aliado para agrandar los ojos, hoy se priorizan tonos más suaves, empolvados y armónicos con la piel. Los matices beige, nude o con un sutil dejo verdoso ayudan a neutralizar pequeñas rojeces y aportan luminosidad sin que el color resulte evidente.

Este tipo de tonos genera un efecto óptico de mayor apertura, pero con un resultado mucho más natural y elegante. La mirada se ve despierta, clara y expresiva, sin el contraste marcado que a veces puede dar un tono demasiado claro o brillante.

Para potenciar aún más el resultado, podés extender apenas el delineado por fuera del ojo y difuminar suavemente con la yema del dedo o una brocha pequeña. Este paso suma dimensión, integra el color y logra un acabado más prolijo pero relajado, perfecto para un maquillaje cotidiano y versátil.

1. Prepara la zona: limpiá y, si querés, aplicá una gotita de corrector o base en la línea de agua para unificar el tono y ayudar a que el delineador se vea parejo.

2. Elegí el lápiz correcto: optá por un tono claro y empolvado (beige, nude o un verde muy suave) que se funda con tu piel y neutralice rojeces.

3. Delineá con suavidad: trazá una línea muy fina en la línea de agua inferior, sin presionar demasiado. La intención es iluminar, no aportar un bloque de color.

4. Difuminá ligeramente: con la yema del dedo o una brocha muy pequeña, difuminá el trazo hacia fuera para que se funda con la piel y no quede rígido.

5. Sumá dimensión: si querés más efecto, repetí el trazo en el párpado superior cerca de la base de las pestañas y difuminá de la misma manera para crear profundidad sin dureza.

6. Rematá con máscara y sombra sutil: una capa ligera de máscara y una sombra neutra que enmarque el ojo completan el look sin recargarlo.