Cosmética emocional: cómo influye la energía y el bienestar en la salud de la piel

El estrés sostenido en el tiempo que sufre algo más del 40% de la población mundial genera altos índices de cortisol, que se traducen en falta de brillo, sequedad, irritación, enrojecimiento de la piel, como asegura la dermatóloga y psiquiatra Amy Wechsler. Y lo mismo pasa con muchos otros malestares que impactan directamente en cómo se ve nuestra piel.
En esta nota, nos adentramos en el mundo de la cosmética emocional de Gisella Gil Buxadé, entendemos el impacto de los neurotransmisores e interpretamos los síntomas para ver cómo tratarlos.
 

La decodificación biológica afirma que el síntoma es la respuesta a través de la cual el cuerpo expresa su emocionalidad reprimida. Así, los problemas que afectan la piel (sequedad, rosácea, acné o flacidez) son mensajes que ella quiere transmitirnos, avisos de lo que está pasando en nuestro interior. La cosmética emocional se basa en esta disciplina invitándonos a prestar atención a las señales que el cuerpo nos envía, reconociendo la interconexión entre nuestras emociones, nuestra salud fisica y la apariencia de nuestra piel.
 

Los neurotransmisores actúan como mediadores en la transmición de info entre el sistema nervioso y la piel.
Dependiendo de la info que transmitan, el aspecto de nuestra piel puede variar. Así, si aprendemos a generarlos y a multiplicarlos, podemos ayudar a que la piel se vea como queremos. Aunque existen muchos tipos de neuro-transmisores, hacemos foco en los más importantes.

¿Qué expresa mi piel de mis emociones? Qué nos pasa y que podemos hacer según la cosmética emocional para acompañar a la medicina.
 

• ACNÉ
  Se da en casos de desvalorización estética (de identidad, conflicto ante el espejo), sentir rechazo (en todas sus formas), miedo a dar una mala imagen. La persona siente que no es lo suficientemente atractiva, se da asco, se avergüenza de sus progenitores, la agreden o se autoagrede.
  
  ¿QUÉ HACER?: Combinar un tratamiento dermatológico con una consulta a un especialista en decodifi-cación, revisar su sistema de creencias, hacer ciertos cambios concretos en la alimentación y en la forma de tratarse, comprobar su salud intestinal y empezar a usar productos de cosmética emocional.
   
• ROSÁCEA
  El origen común de la rosácea es la rabia no expresada (que se evidencia en las rojeces y el calor) y una pérdida de espacio personal acompañada de culpa y frustración. La persona siente que perdió su lugar, que no tiene tiempo propio, está voleada. 
  
  ¿QUÉ HACER?: Si la persona no liega a verbalizar la emoción primaria, hay que acompañarla a que llegue a ella. Es clave combinar la consulta dermatológica con terapias profesionales para decodificar los conflictos (la rabia contenida y no reconocida) a través de la toma de conciencia y la descarga. 
   
• CELULITIS
  Aunque la celulitis se da en el 98% de las mujeres, vamos a analizar, también, sus causas emocionales. Por un lado, se da, sobre todo, en casos en los que las mujeres se desvalorizan estéticamente, se comparan con otras mujeres y no se gustan frente al espejo. Además, hay más predisposición a la celulitis. 
  
  ¿QUÉ HACER?: Cambiar la percepción que se tiene sobre una misma. Cuidarse, quererse y mimar el cuerpo. Prestar especial atención al hígado, los riñones, la vejiga, el sistema linfático, el bazo y la vesícula. Optar por tratamientos como radiofrecuencia y ultrasonidos.

• DERMATITIS
  Es la reparación emocional de un gran sufrimiento experimentado en un contexto de separación de alguien o el deseo de separarse de algo o alguien.
  Los sentimientos pueden ser variados: "extraño a...","quiero separarme de...", "no soporto que me toque","necesito sentir su piel", "extraño su olor".
  
  ¿QUÉ HACER?: Hay que llegar a detectar desde qué emoción se resiente el conflicto: rabia, miedo, asco, tristeza o pena. Resulta muy útil revisar el árbol genealógico para descubrir posibles pérdidas, separaciones, duelos, emigraciones, divorcios y matrimonios pactados, entre otros.
   
• PSORIASIS
  Aparece como necesidad de protección en un contexto de estrés por separación en el que la persona se agrede, se siente agredida o tiene miedo de ser agredida. También cuando el motivo de la separación es evitar que la agredan (por ejemplo, casos de violencia de género o maltrato infantil).
  
  ¿QUÉ HACER?: Hay que conectarse con la emoción o emociones que quedaron atrapadas en el resentir. Muchas veces, en el caso de la psoriasis, es necesario tratar el vínculo paterno, ya que la psoriasis aparece como necesidad de protección y la función protectora se atribuye arquetípica-mente al padre o a la función paterna.