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Muchas personas sienten miedo ante determinadas circunstancias o situaciones, y la mayor parte del tiempo se puede vivir con ese miedo.
Pero una fobia es más que un simple miedo. El trastorno se desarrolla cuando un temor se hace tan extremo que la persona comienza a organizar su vida para evitar los objetos o situaciones que son la fuente de su ansiedad.
Síntomas de una fobia
Una persona que sufre una fobia tiene una necesidad abrumadora de evitar todo tipo de contacto con el objeto o situación. Para estos individuos, incluso pensar en entrar en contacto con ese objeto o situación le produce ansiedad y pánico.
Hay dos tipos de fobias: las simples -como la fobia a las arañas (aracnofobia)- que son el miedo a objetos, animales o situaciones específicas; y las complejas -como el miedo a los lugares abiertos (agorafobia) o la fobia social- que tienden a ser más discapacitantes porque a menudo están asociadas con una circunstancia o situación particular.
Si una persona sufre una fobia simple y no tiene contacto con la fuente de su miedo es poco probable que el trastorno afecte su vida diaria.
Sin embargo, cuando un individuo sufre una fobia compleja, como la agorafobia, es muy probable que el trastorno sea muy discapacitante y afecte su vida diaria.
Tal como explica a la BBC el doctor Robert Hicks, experto en medicina general y salud, "la vida de una persona con una fobia se ve dominada por las cosas que tiene que hacer para evitar las situaciones que le producen ansiedad".
"Y aunque esté consciente de que la causa de su fobia no presenta un verdadero peligro, e incluso puede llegar a sentirse avergonzada por sus temores, no puede controlarlos".
El miedo intenso o el sentimiento de ansiedad que surgen con una fobia pueden ser causados por algo aparentemente lógico, como el miedo a las alturas, o algo totalmente ilógico, como el miedo al color verde.
Causas
Aunque cada fobia tiene su propia fuente de ansiedad, las verdaderas causas subyacentes en todas ellas son más complejas y pueden involucrar varios factores tanto ambientales como psicológicos.
Por ejemplo, con la agorafobia, una de las fobias más comunes y de las más discapacitantes, los temores y la ansiedad se manifiestan con actividades como salir de la casa, viajar solo o entrar a lugares públicos concurridos.
"En estas situaciones la persona se siente vulnerable y expuesta. Tal como lo describen los pacientes 'es sentir que será imposible escapar o esconderse si algo empieza a andar mal'" explica el doctor Hicks.
"Esa es una de las explicaciones más comunes entre las personas que sufren una fobia: un miedo a no tener una salida inmediata si las cosas se complican" agrega.
El grado de miedo y la forma como la gente se comporta para evitar estas situaciones varía entre una persona y otra.
Aunque muchos individuos con fobias logran mantener un empleo, otros no pueden salir de su casa.
Las fobias suelen ser más comunes en mujeres y por lo general comienzan en los primeros años de la adultez.
Hay muy pocas estadísticas sobre la incidencia de estos trastornos pero un estudio llevado a cabo por el Instituto Nacional de Salud Mental de Estados Unidos encontró que entre 8 y 18% de la población de ese país sufre una fobia.
Según esa investigación, publicada en 2005, las fobias son la enfermedad mental más común entre las mujeres de todas las edades y la segunda más común entre los hombres mayores de 25 años.
Tratamientos
Tal como explica el doctor Hicks, a pesar de la alta incidencia de fobias entre la población, muy pocas personas acuden al médico para ser tratadas o buscan ayuda profesional.
"Una persona con una fobia tiende a evitar las situaciones u objetos que le producen ansiedad, pero esto a menudo provoca que la fobia empeore a medida que pasa el tiempo" afirma el experto.
"En lugar de crear situaciones para evitar la causa de nuestra fobia, es mejor enfrentar ese miedo", agrega. "Y esto puede lograrse con la ayuda de un terapeuta entrenado".
Los expertos afirman que es más probable que una fobia desaparezca si la causa fue un evento traumático o estresante. Pero incluso cuando la causa no tiene una lógica aparente, es posible ofrecer ayuda a la persona que sufre una fobia.
Los tratamientos por lo general están basados en las llamadas terapias "habladas", como la terapia congitivo conductual (TCC).
Con ésta, la persona aprende a conocer todo sobre el objeto o situación que es la fuente de su miedo y cómo cambiar su comportamiento.
La TCC puede ser llevada a cabo en grupo o de forma individual y toma varias semanas o meses.
Autoayuda
Algunas personas prefieren no buscar ayuda médica para sus fobias y aprenden a desarrollar estrategias o técnicas de autoayuda para enfrentar sus miedos.
Según la Organización de Salud Mental Mind , muchas personas encuentran beneficios al aprender técnicas de relajación con la ayuda de un libro o un CD.
"Por ejemplo, alguien con agorafobia podría obtener beneficios con un programa que involucre, para comenzar, un pequeño trayecto en el exterior" dice la organización.
"Y gradualmente ir incrementando la duración del tiempo que se pasa afuera y la distancia lejos de casa".
Otra estrategia muy útil para combatir las fobias son las técnicas de relajación, con las cuales se enseña a la persona a mejorar su respiración para reducir la tensión.
Y si esto no funciona consulte a su médico porque hay varios tipos de fármacos disponibles, como los tranquilizantes o los antidepresivos, para ayudarle a controlar sus ansiedades.
Clasificación de fobias:
Amatofobia: miedo al polvo
Agorafobia: miedo a lugares abiertos
Acrofobia: miedo a las alturas
Aracnofobia: miedo a las arañas
Claustrofobia: miedo a lugares cerrados
Dentofobia: miedo al dentista
Rupofobia: miedo a la suciedad
Nictofobia: miedo a la oscuridad
Entomofobia: miedo a los insectos
Fuente: BBC Salud
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