
Cómo decorar un monoambiente donde los detalles mandan
Te mostramos un departamento divino y bien luminoso para que te inspires y saques ideas
20 de agosto de 2013 • 00:15

Los detalles, por más chicos que sean, levantan cualquier ambiente - Créditos: Magalí Saberian. Producción de Yamila Bortnik
Cuando Gaby Minati decidió mudarse sola, este fue el primer departamento que vio y del que se enamoró. Son 33 metros cuadrados súper luminosos, con un entrepiso, vista increíble y detalles de edificio de época (¡el baño tiene piso y paredes de mármol!). Eso sí, aunque se lo alquilaban amueblado, no pudo con su genio y su amor por la deco, así que embaló todo lo que había, lo guardó en una baulera y decoró todo de cero. Tanto se enganchó con la movida que, junto con una amiga (ambas diseñadoras gráficas), creó Chimi Churri, una marca de objetos de diseño que hace letras corpóreas, murales, cuadros con tipografías y detalles que suman muchísimo generando "nuevos niveles de lectura". Es cierto que los detalles a veces no son imprescindibles, pero condimentan la vida y hacen vibrar cualquier ambiente, por chico que sea.
El ambiente
Como el living comedor era súper neutro (paredes, pisos y aberturas blancas) y Gaby es una fanática del color y las estampas, volcó todo el diseño en los objetos y muebles. El primer mes, se encargó de "lo importante", como el sillón escandinavo de dos cuerpos ($6800, La Mersa) retapizado con un género Honolulu gris de Picnic, que se vende por metro a $270, o la mesita americana de madera y vidrio ($2900, La Mersa). Después, fue agregándole los detalles: la manta de Mantas de Llama y los almohadones crudos con estampa verde agua geométrica ($260 c/u, La Serine), las letras con grabado sobre relieve de madera (Chimi Churri, desde $40), el gato chino de la suerte (Tienda Palacio, $160), el frasco lleno de cintas japonesas de papel (Washi Tapes en Argentina, $30) y mil cositas más. Todo el proceso de armar su casa fue un aprendizaje, ya que nunca antes había recorrido mercados de pulgas ni buscado telas en Once para retapizar; jamas había comprado muebles usados ni había podido diferenciar distintos tipos de madera. Ahora, no solo es una experta, sino que además ¡tiene su propia marca de objetos! y, cada vez que puede, sale a hacer shopping deco y vuelve a casa con algún autorregalo.
El entrepiso

En el entrepiso, la cama y la mesa de luz - Créditos: Magalí Saberian. Producción de Yamila Bortnik
Subiendo la escalera de tablones de madera, accedés al entrepiso en el que no cabe mucho más que la cama y la mesa de luz (lo único que mantuvo de los muebles originales del departamento). Con el objetivo de sumar color y alegría, la dueña de casa compró un género de megaflores en Next ($120 el metro), al que le agregó unos flecos y convirtió en un pie de cama muy canchero. Lo acompañó con almohadones color arena de terciopelo, almohadón de lino y otros de lunares (Eme para Formafina, $289 cada uno). El espejo amplía todo.
La cocina

La cocina, separada del ambiente principal, está llena de luz - Créditos: Magalí Saberian. Producción de Yamila Bortnik
Es diminuta, pero el hecho de que esté separada del ambiente principal es lo mejor que hay. Con muebles de madera pintada de blanco y mesada de granito, gracias a la gran ventana, la cocina también es pura luz. En un rinconcito, Gaby tiene parte de su colección de termos antiguos, entre los que se destacan los comprados en una tienda de termos vintage de Once (Bazar Ruth, desde $190). En el mismo bazar compró las tacitas de café Love de melamina ($150 el juego). Atenti al mango de la pava forrado en crochet.
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