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El último refugio lejos del ruido

La pequeña ciudad en medio del bosque tiene cada vez más oferta de servicios y alojamiento de primer nivel, dirigida a un público que busca tranquilidad y relax cerca del mar




CARILO.- El sol del mediodía se hace sentir, pero mucho más ese viento tibio que cruza la costa y nunca se cansa de soplar. Castiga, pero no puede con los más pequeños, como ese solitario trío de niños que se instaló en la orilla y sólo deja ver algunos mechones rubios sobre las murallas del inmenso castillo de arena, en pie todavía a pesar de las olas que se le acercan.

Mejor refugiarse entre los tamariscos de las dunas que rodean al parador Cozumel, donde el calor se disfruta más. O en la terraza del restaurante, protegido por paneles de policarbonato que dejan a la vista esa inmensa franja de costa que en pocas horas se verá llena de turistas.

Aun cuando el clima de diciembre no es de lo mejor, Cariló consigue dar respuesta a sus visitantes. Los que llegan sólo por el fin de semana con la certeza de encontrar aquí buenos servicios y mucha tranquilidad. O aquellos que ya superaron esa instancia y optaron por comprar una casa. Y entonces tienen una excusa más para viajar seguido a la costa.

Así se explica el alto nivel de ocupación que el balneario ha logrado aun en temporada baja y sin necesidad de depender de fines de semana largos.

En respuesta a esa demanda siguen apareciendo nuevos complejos hoteleros y de cabañas. Después de una pausa establecida por peleas legales entre inversores y vecinos, se establecieron nuevos cimientos para edificios de hasta cuatro pisos. Algunos de ellos tuvieron un avance de construcción notable en pocos meses.

Mientras tanto, la demanda de alojamiento se satisface con los establecimientos ya habilitados y cientos de casas en alquiler, muchas de ellas con notables toques de calidad. En particular, las que están emplazadas sobre la costa y cuyos fondos permiten una salida directa a la playa y el mar.

En las inmobiliarias admiten un alto nivel de reservas, pero todavía con disponibilidad, tanto para enero como para febrero. Los precios, ajustados en un 15% respecto del año anterior, no generaron mayores quejas entre los nuevos inquilinos.

Tampoco entre quienes contrataron espacio de sombra en los balnearios. Chao Montesco, Cozumel, Hemingway y Divisadero, los cuatro paradores que ofrecen el servicio, llegan a las últimas horas del año con muy pocas unidades disponibles para el resto de la temporada.

Asegurarse una carpa en enero en los paradores de Cariló puede costar unos 3000 pesos, un sombrillón se paga 2400 ,y una sombrilla clásica se cotiza a 1700 por el mismo período.

A pesar de las libertades que ofrece esa enorme y extensa franja de arena, cientos de turistas prefieren tener a mano un restaurante, un vestuario, pileta y recreación para niños, entre otras atenciones especiales.

Otros, entre ellos los más jóvenes, prefieren subir a sus camionetas en busca de rincones alejados, allí donde las olas que rompen suenan a música y son rampas naturales para saltar montados en sus tablas de windsurf y kitesurf.

Esos veraneantes que ya comienzan a llegar serán testigos de algunas de las novedades que Cariló presenta en esta temporada.

Su centro comercial, por ejemplo, estrena dos paseos. Uno de ellos es Innsbruck, que tiene varios locales alquilados por primeras marcas de prendas de vestir y dos espacios destinados a la gastronomía. El otro, medianera de por medio, es el Paseo del Bosque, donde se instalaron varios de los comercios que ya funcionaban allí, aunque ahora disfrutan de la nueva postal del sector.

En medio de la proliferación de locales aparecen los stands de las automotrices, algunas de las cuales mantienen su rincón durante todo el año, y otras llegan con el verano, apostando a un destino que concentra a los turistas de mayor perfil económico.

Audi, Ford y Volkswagen, entre otras, exhiben sus últimos modelos a la sombra de la perfumada arboleda de este bosque. Y las versiones todoterreno suelen tener sus test drives entre los médanos más lejanos, donde se esconden las emociones fuertes.

Música para el atardecer

Una pocas señales alcanzan para confirmar que la oferta de servicios de Pinamar será sorprendente en las próximas semanas.

Una primera pista para adivinar lo que se viene llega con la propuesta de Movistar, que tendrá espacios exclusivos aquí, en Terrazas del Alba, y en El Divisadero de Cariló. A ambos destinos llevará shows de música, clases de gym, espectáculos deportivos y desfiles de modas.

Los atardeceres en Movistar Terrazas del Alba serán con sets de DJ o bandas de rock invitadas y beneficios en las barras para los usuarios de sus líneas telefónicas. En Cariló, esos clientes tendrán piscina exclusiva, travesías todo terreno y espacios de recreación exclusivos para los más pequeños.

Y también en Pinamar se hablará, y mucho, de Gancia. En particular los jueves, al atardecer y a la noche habrá especiales presentaciones de DJ con buena música y happy hours para disfrutar de los nuevos tragos que combinan el aperitivo con frutas.

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