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Las Kokedamas conquistan territorio. ¡Hacé la tuya!

Conocé la técnica japonesa para lograr plantas de formas creativas y diferentes




Créditos: Wikispaces.



Por Inés Pujana.
Originarias de Japón, las Kokedamas son sin lugar a dudas una forma novedosa y creativa de apreciar las plantas. Lindísimas desde todo punto de vista, plantean un desafío para los que amamos el verde y queremos incursionar en nuevas formas de cultivo. Parientes de los bonsáis, las Kokedamas (Koke, musgo, y dama, bola en japonés) no son otra cosa que plantas contenidas en bolas de musgo y sustrato, que necesitan mantenerse hidratadas.
Cada día las vemos con más frecuencia en viveros, e incluso en puestitos en la calle, y parecen algo complicado de llevar a cabo, pero l a realidad es que cualquiera puede hacerlas. Veamos cómo:
Necesitás plantas que amen la sombra y que tengan raíces pequeñas. Son ideales las begonias, los helechos y las orquídeas, pero también es cierto que son muchas las plantas de interior que prosperan en esta forma de cultivo si se les provee la luz adecuada.

Créditos: Wikimedia Commons.

Conseguí una buena dosis de musgo de turba y sustrato especial para bonsáis. Vas a necesitar dos partes del primero y una parte del segundo. Tenés que mezclarlos agregando agua paulatinamente hasta lograr una consistencia similar a la de la arcilla. El musgo es fundamental porque sostiene el agua como una esponja y garantiza que las raíces se mantengan húmedas.
Acto seguido, sacá la planta elegida de su maceta y retirá gentilmente la tierra que queda entre las raíces. Es más fácil hacerlo con el sustrato más bien seco. Luego mentené las raíces en agua a temperatura ambiente para que se re-hidraten. A continuación, envolvelas con el preparado que armaste, dándole de a poco la forma de una esfera. Continuá haciendo esto hasta que hayas cubierto por completo las raíces y sientas que lograste el tamaño necesario. Hecho esto, agregá más musgo (previamente humedecido) hasta cubrir toda la superficie de la bola.

Créditos: Wikimedia Commons.

Finalmente, con hilo de algodón o cualquier otro piolín que sea biodegradable, envolvé prolijamente las raíces cubiertas por el musgo y el sustrato manteniendo la forma de la bola, casi como si fuera un ovillo de lana, haciendo nuditos cada tanto para mantener todo bien compacto (pero sin estrangular, ojo). Dejá bastante musgo del lado de afuera. Eventualmente el hilo se va a desintegrar y van a ser las mismas raíces las que van a mantener todo unido.
Terminado el trabajo, sumergí la bola durante 10 minutos en agua templada, hasta que notes que ya no salen burbujitas, y dejala escurrir un rato. Y listo, ya tenés tu Kokedama, que podés colocar elegantemente sobre un platito de tu elección.

Los cuidados

Mantené el sustrato siempre húmedo, pulverizándolo cuantas veces haga falta para que se mantenga así (más de una vez por día en verano). Fijate que el ambiente no sea demasiado seco (ni frío, ahora que todos empezamos a prender los aires acondicionados), que no hayan corrientes de aire que puedan dañar la planta y que nunca tenga sol directo. Acordate, siempre a la media sombra. También podés sumergir la planta de vez en cuando en agua templada por diez minutos como lo hiciste antes, así se hidrata completamente. Y cada tanto agregale algo de fertilizante líquido al agua, así nutrís un poco a la pobre plantita.
¿Qué te parecen las Kokedamas? ¿Las adoptarías en tu casa?

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