Un departamento con onda parisina

Creadora de I Crown Victoria –una marca de accesorios súper originales hechos con pétalos de gamuza, sogas, cadenas, tachas y piedras–, hace dos años que vive en este amplio departamento en Barrancas de Belgrano, junto con su novio, Blas. "La verdad es que con la deco vamos muy de a poco. Yo soy más cachivachera y no me da miedo mezclar, pero Blas tiene un gusto más sobrio, como elegantón. Además, opina sobre todo y le gusta elegir, así que no es tan fácil", cuenta Vicky, que hace poco volvió de un viaje por México y trajo sus valijas desbordadas de objetos, ahora distribuidos por los distintos espacios de este semipiso donde nada está puesto al azar.

Después de estudiar Diseño de Indumentaria y trabajar como vestuarista, en 2010 Vicky decidió emprender un proyecto de lo que desde chica había sido tan solo un hobbie. Creativa y audaz, empezó produciendo sombreros intervenidos y luego se le ocurrió probar con collares y coronas, inspirándose en la moda romana y los tocados de las bailarinas. Hoy, sus diseños se pueden ver en los desfiles de Clara Ibarguren o en la tienda del Malba.

"Por lo general, cuando vuelvo a casa, después de haber estado todo el día trabajando con las manos, me tiro en el sillón blanco que nos hizo mi cuñada –la decoradora Martí Correa–, me enchufo a todos los dispositivos habidos y por haber y lleno mil carritos de Amazon con cosas que pocas veces compro", confiesa. Y a juzgar por lo que está a la vista, los viajes suelen ser una gran fuente de creación a la hora de contagiar de onda sus espacios.

Cuando empieza el calorcito, el balcón –amplio y con vista a la calle– es el espacio que más se usa de la casa. Acá, al atardecer, los dueños de casa suelen tomar una copita de vino tinto mientras escuchan música de fondo; acá también reciben a sus amigos y cenan cuando están solos. "Si no hace frío, el balcón pasa a ser un ambiente más de la casa porque siempre dejamos las ventanas abiertas. La baranda del balcón me fascina, es de lo más lindo que tiene este edificio", dice la dueña de casa, rodeada de una estatua del Gauchito Gil y de sus macetas (Santas Negras, US$ 50 cada una), del local de muebles y decoración que tiene su hermana en José Ignacio, Uruguay. La intención de Victoria es ir armando de a poco una pequeña "junglita urbana"; por eso elige plantas con hojas grandes y de gran volumen.

Con un estilo más clean, en el cuarto de la pareja casi todo es blanco. Desde el acolchado, la alfombra y los almohadones hasta las cortinas de la puerta-ventana que, abiertas, dejan ver los edificios estilo francés de la cuadra. "A veces, cuando me levanto y miro hacia afuera, me gusta pensar que estoy en París", dice Vicky sentada sobre la cama. Fiel a su amor por las cosas de antes, consiguió las dos mesitas de luz en el Mercado de las Pulgas ($2600 las dos) y el corazón de madera recubierto con piezas de plata colgado en la pared –que llama mucho la atención, casi a modo de respaldo de la cama– lo compraron en el DF. "Hace algunos años, empecé a coleccionar corazones mexicanos, me encantan y ya tengo bastantes..., pero ¡quiero miles más! Este que corona nuestra cama es uno de mis favoritos", sostiene.

Es uno de los pocos ambientes que tuvieron que remodelar por completo antes de mudarse. Para lograr mantener el espíritu original de la construcción y no caer en algo demasiado moderno, se dedicaron a recorrer varios corralones de materiales de demolición, hasta que su novio encontró la bacha y el lavatorio antiguo que tanto imaginaban. La lámpara es de Urban Outfitters y la escultura con forma de ciervo y con lucecitas la compraron en Easy, en época navideña. "Cuando les cuento a mis amigos de dónde es, no lo pueden creer, parece una obra de arte escandinava, ¿o no?".