Gastón Edul, entre los JJOO y Olga: “No me tomo en serio ni el halago ni la crítica por redes”

 

“Adonde no llega el talento, llega el esfuerzo”, te dijo una vez tu hermano Esteban. ¿Creés que lo tuyo es un caso de esfuerzo más que de talento? 

Esteban es 12 años más grande que yo. Él me marcó el camino e hizo la parte más dura: demostrarle a mi viejo, un comerciante, que se podía trabajar de esto. Después lo que a mí me pasó es esfuerzo. Me esfuerzo mucho, eso no lo negocio, nunca lo hice en ningún tipo de cobertura.  

¿Te reconocés talentoso?  

Puedo tener cierto talento para comunicar o informar, pero creo que es más esfuerzo que otra cosa.  

¿Cuál creés que es tu diferencial? Hay muchos periodistas deportivos con talento y esfuerzo, pero que no llegan a trabajar codo a codo con la Selección.  

Tuve algo de fortuna del momento en que empecé a cubrir la Selección. Hay periodistas que hicieron un trabajo extraordinario y no convivieron con un título. Eso es imposible de eludir.  

Tenés un poco de todo: estás con TyC Sports, en Olga y también trabajás en tus redes sociales. 

Trato de hacer coberturas integrales. Me paro sobre el periodismo tradicional –averiguar, chequear, formar noticias, informar–, pero lo ejerzo en plataformas que antes no existían.  

Tu “evento canónico” fue ese ida y vuelta con Messi en el Mundial. Pero me interesa lo que te llevó hasta ahí, ¿cuáles son los hitos de tu carrera para vos?  

Uno es una nota que me sirvió para ganar confianza puertas adentro cuando tenía 19 años con “el Gato” Sessa, un exarquero al que habían echado por haber insultado al árbitro. Dijo una sarta de barbaridades que repercutió en el mundo del deporte y fue la primera vez que leí mi apellido con mi nombre. El otro momento fue en la Copa América 2021, cuando le hice mi primera nota a Messi. Y el momento cúlmine es la nota que le hice a Messi como Capitán de la Selección con la Copa del Mundo en brazos, después de la final.  

¿Y qué se te cruzó por la cabeza en el momento exacto del “andá pa’ allá, bobo”?  

No lo disfruté. Lo sufrí. Había perdido el retorno, estaba haciendo notas que salían unos minutos después en diferido. No sabía que lo de Leo estaba saliendo en vivo. Cuando terminó, vi que me habían escrito un millón de personas y me asusté. ¿Cómo le explico a Leo que no sabía que estaba al aire? Me gusta mantener las relaciones, es importante ser respetuoso y no entrar en un lugar que no te corresponde. Después alguien muy cercano a él me llamó y me hizo saber que le había encantado el momento, ahí me quedé tranquilo. Fue una arenga para la gente. Quedó como una frase icónica. 

 

¿Te importan las críticas del público pasional que consume tu rubro?  

Lo que busco es informar más que opinar, pero se hace imposible no tener juicio crítico de lo que pasa. Cada vez que alguien opina, hay gente a la que le gusta y gente a la que no. No me tomo en serio ni el halago ni la crítica por redes. Está bien que ataquen mi argumento. Lo que no permito es que me ataquen a mí, porque no hay ningún interés detrás. Con que la gente en general respete mi trabajo, estoy bien.  

Se fue un Gastón a Qatar y volvió otro. ¿Qué cambió en tu vida diaria, en tu dinámica cotidiana?  

Fue un cambio principalmente en mi vida laboral, pero después, en la dinámica de mi día a día, no considero que haya cambiado la manera en que me comporto. No me sacó hábitos. Me reconocen más, pero es síntoma de que me está yendo bien en mi trabajo. Es imposible no ser agradecido con eso. Y tampoco considero que sea eterno. Trato de disfrutar.  

Alcanzaste el sueño de todo periodista deportivo, pero ¿y ahora? ¿Podés soñar todavía más? 

Un colega en el avión después del Mundial me dijo que no había nada más grande que lo que me había pasado como periodista. Pero creo que sí hay algo mucho más importante y es poder cubrir muchos mundiales: mantenerme, que es muy difícil. Si puedo ejercer el periodismo toda mi vida, voy a ser feliz. Mi sueño es llegar a los 80 años y que la gente diga: “Wow, Gastón fue a 12 mundiales”, que se me asocie a la cobertura de mundiales. 

¿Tenés hobbies?  

Me gusta mucho más leer que jugar al fútbol. Soy futbolero, obvio, pero me gusta mucho leer. Me gusta la ficción, el cine, las series, las historias. También me gusta mucho la música, tengo un hermano mellizo que es músico, toca 200 instrumentos y me encanta compartir con él. Yo tocaba la batería de chico y después dejé.  

Quiero hacer doble clic en tus lecturas. ¿Cuáles son tus libros preferidos? 

Tengo autores de cabecera que casualmente son periodistas. De García Márquez leí un montón, de Benedetti también. Yendo puntualmente a mi libro favorito, hay uno que me marcó: Primavera con una esquina rota, de Mario Benedetti. La tregua está también entre mis favoritos. De autores, me gustan Gabo, Cortázar, Jorge Amado, Soriano. Después leo clásicos, por ejemplo, Borges, Bioy Casares. Y modernos, un montón: Pedro Mairal, por ejemplo, me gusta mucho. 

Tenés dos libros publicados (La tercera, con Alejandro Wall, y Revolución Messi). ¿Disfrutás escribir? 

Me gusta escribir. La tercera fue una experiencia muy diferente a lo que imaginaba porque fue uno de los libros más vendidos de 2023, por el momento que retratamos, la gente lo tomaba como un recuerdo. Fue hermoso que me mandaran fotos de chicos en el colegio estudiando y con el libro. Revolución Messi es todo lo que provocó Leo en Estados Unidos. Y después escribo mucho para mí, pero que no tiene que ver con el mundo deportivo. 

¿Te imaginás publicando esos relatos tuyos? 

Publicar, eso sí me daría mucha vergüenza. Es mucho de ficción. Son unos textos cortos que no tienen nada que ver con el deporte, pero el ejercicio de escribir como descarga me gusta mucho. 

En Olga hacés un personaje, te sumás al juego de la mesa, por ejemplo: hace poco entraste con un traje y flores amarillas para Nati Jota. Estás empezando a mostrar un Edul distinto, ¿te divierte?  

Me divierte mucho el stream, aprendí a soltarme un poco más este año. Mi perfil me llevó a un lugar muy serio y estructurado y no es fácil salir de ese lugar. Tardé en darme cuenta, pero lo disfruto. Los periodistas deportivos tenemos un tabú (que por suerte igual se está rompiendo) que es que tenemos que ser serios, estructurados e inmaculados para que la gente nos pueda creer, y yo no creo que sea así. 

En un momento había rumores que te vinculaban con Coti Romero, ex participante de Gran Hermano. Más allá de lo de ella, que es anecdótico, ¿cómo te llevás con que se especule con tu vida privada? ¿Te molesta esa contracara de la exposición? 

No me molesta. Si respondo a un mensaje, es responsabilidad mía, sé dónde me meto. Pero no me gusta que no sea real. No me jode, pero prefiero que lo que se cuente sean cosas ciertas.  

Los que te conocen te describen como familiero: ¿qué es la familia para vos?   

Absolutamente todo. Todo lo que me pasa lo disfruto cuando estoy con ellos. Hay veces que hay logros míos que me parecerían normales, pero cuando veo lo contentos que los pone, me gusta más. A veces siento que trabajo un poco por ellos, por cómo lo reciben. No considero que haya felicidad en soledad, al revés: la felicidad es absolutamente compartida. Mis amigos también son un refugio. 

¿Quién es Gastón cuando se apagan las cámaras, las luces, los micrófonos? 

Me considero muy afectivo, me cuesta disfrutar solo. Estoy por viajar a la Copa América y sé que, por un lado, voy a disfrutar, pero por el otro sufro porque extraño mucho. A los 15 días ya estoy para volverme de lo que extraño. Cuando termino mi día laboral, le estoy escribiendo a mi vieja, a mi hermano o amigos a ver qué hacen. No me gusta mucho estar solo. 

¿Te gustaría formar una familia algún día?  

Sí, quiero ser papá, quiero esa experiencia. Creo que es como vivir de vuelta. Me gustaría hacer un proyecto de vida con alguien, pero siento que en este momento no estoy disponible mentalmente. Viajo tanto que es difícil tener espacio. Entre la Copa América, los Juegos Olímpicos, algunos proyectos personales de viajes con la MLS... Hice un cálculo grosso modo y, en los próximos seis meses, voy a estar en Buenos Aires un mes y medio.  

¿Un mensaje para estudiantes jóvenes de Periodismo?  

No subestimen el camino. En mi caso, no caí de un paracaídas, y si hubiese sido así, lo hubiese hecho mal. Llega un momento en el que todo el esfuerzo cobra sentido.