Lágrimas, alter egos y escenario 360°: así fue el histórico show de María Becerra en River

Desde el primer minuto quedó claro que no sería una fecha más. El escenario circular, inédito en la historia del Monumental, borró la distancia entre artista y público: María estuvo siempre cerca, girando, mirándolo todo, habitando cada rincón del estadio. No hubo un “frente” privilegiado; hubo una experiencia compartida, inmersiva, casi teatral, que acompañó el corazón conceptual de Quimera.

La noche se estructuró como un viaje. Cinco actos, cinco mundos, cinco estados emocionales. Los cuatro alter egos, Shanina, Maite, Gladys y Jojo, tomaron cuerpo con estéticas propias, climas bien definidos y un despliegue escénico milimétrico que incluyó coreografías, múltiples cambios de vestuario y una puesta visual de escala internacional. Y al final, cuando todas esas identidades confluyeron, apareció María sin máscaras.

Shanina abrió el ritual con fuerza y tensión emocional. El estadio explotó con la primera gran sorpresa de la noche: Paulo Londra subió al escenario para compartir Ramen para dos, desatando una ovación que marcó el tono de lo que vendría. Fue un inicio potente, urbano y cargado de intensidad.

El clima cambió con Maite, el alter ego más vulnerable. Allí llegó uno de los momentos más sensibles del show con la aparición de Abel Pintos, que se sumó para interpretar una versión conmovedora de Recuerdo que nunca existió. El Monumental en silencio, miles de luces encendidas y una emoción colectiva difícil de describir. Más adelante, Tiago PZK acompañó en Entre nosotros, sumando energía a un bloque atravesado por el amor y la herida.

Gladys transformó River en una fiesta. La raíz, el barrio y el pulso popular se adueñaron del escenario, con la participación de Ariel Pucheta de Ráfaga en un medley que hizo cantar y bailar a las 85 mil personas. Fue el tramo más celebratorio, el que recordó de dónde viene María y por qué conecta con públicos tan diversos.

Jojo, sensual y explosiva, terminó de encender la noche. Con una impronta desfachatada y magnética, dominó el estadio con una seguridad arrolladora, preparando el terreno para el tramo final.

Después de los fuegos artificiales y una narración en off que unificó los distintos universos emocionales, llegó el momento más esperado. María apareció sin alter ego: ella misma. Cantó, se expuso, se quebró. Invitó a TAICHU y luego, para el cierre, subió al escenario J Rei, su pareja en la vida real.

Lo que siguió fue uno de esos instantes que trascienden el espectáculo. Sobre una imponente cama que se elevó por encima del escenario 360°, cantaron juntos Mi amor. En medio de la canción, J Rei la sorprendió mostrando un tatuaje (según comentaron las redes, con el nombre de ella) y María no pudo contener las lágrimas. Se emocionó, se quebró, dejó de cantar por unos segundos. El estadio acompañó en silencio primero y en aplausos después. No fue actuación: fue verdad.

Quienes no pudieron estar en River, o quieran revivir una noche que ya es parte de la historia de la música argentina, podrán ver el show de María Becerra en streaming: el sábado 13 de diciembre desde las 20:30 h por el canal 605, la plataforma Flow transmitirá en vivo este espectáculo monumental que confirmó a María en el momento más alto de su carrera.