¿Cómo reconocer a una persona envidiosa?
Te contamos de dónde viene la envidia, cómo podemos reconocerla. Algunas claves para evitar esta emoción tn universal como dañina.
25 de septiembre de 2024
Griselda Siciliani en Envidiosa. - Créditos: Netflix
A partir de la serie de Netflix "Envidiosa", que es un boom en vistas, nos detuvimos a pensar en la palabra envidia, que deriva del latín invidere, compuesta de in (poner sobre, ir hacia) y videre (mirar): ver con malos ojos”. Entonces, significa "poner la mirada sobre algo". En la mitología romana, la envidia era la diosa que personificaba la venganza y los celos.
Aristóteles la definió como una emoción característica de personas de “alma pequeña”. El envidioso es considerado un ser insatisfecho, incapaz de ver y reconocer lo que en verdad tiene, siempre pendiente del otro que “ocupa” su lugar, según Aristóteles.
La envidia es una emoción básica y universal y tiene su origen en la constitución subjetiva, más precisamente en el estadio del espejo (en esa etapa temprana parecería que hay un solo lugar para dos y entonces existen sentimientos de rivalidad). En la vida adulta es importante reconocerla y, en el mejor de los casos, transformarla en admiración, es decir, admirar como motor de cambio y evolución , pero siempre colocando el foco en lo propio, en las fortalezas y en el potencial propio. Si queda fijado en ver lo que tiene el otro y los logros ajenos, se corre el riesgo de “desdibujar” el deseo y confundirlo con mandatos.
Una autora psicoanalista inglesa llamada Melanie Klein realizó estudios en profundidad sobre la envidia. Para Klein es "el sentimiento enojoso contra otra persona que posee o goza de algo deseable, siendo el impulso envidioso el de quitárselo o dañarlo”. Aquí cabe destacar que no solamente es querer lo que el otro tiene en el sentido de avance o desarrollo personal, sino además es desear en silencio que el otro no lo tenga o lo pierda.
Existen controversias en torno al inicio del sentimiento. “Muchas veces nace junto con el hombre y su cuantía depende de factores internos innatos más que de factores externos que la provoquen, se da a la envidia el carácter de impulso constitucional”. Es decir, se encuentra desde el inicio en todos los sujetos pero la cuantía depende de varios factores internos y externos. Agregaría que depende de si se la logra problematizar y, además si se la trabaja, por ejemplo, en un espacio terapéutico.
Algunos pensadores refieren que el sentimiento de envidia puede aparecer y es importante en primer lugar reconocerlo, aceptarlo y tomar acciones para afrontarlo. Este sentimiento suele hacer sufrir a quien lo siente dado que se “gasta energía” en mirar al otro y se pierden de vista los objetivos y la historia personal. Está asociado con baja autoestima, inseguridades y temores. Es una emoción multidimensional que se encuentra entrecruzada con lo social, cultural, psicológico y familiar.
La envidia entre mujeres: una competencia cultural
También podemos hacer mención al discurso dominante que fomenta a la hostilidad y competencia entre mujeres. Mandatos tales como mujer igual a madre, reloj biológico, casamiento, entre otros, que aún hoy tienen un impacto en las mujeres. Ese “deber ser” que se aleja de lo genuino y de los tiempos subjetivos de cada mujer.
En la serie "Envidiosa" se observa que la protagonista dice: “No llego con los tiempos”, y esto tiene que ver con mandatos socio-culturales que esculpen y generan malestar y dejan por fuera el deseo y las decisiones acordes con el mismo.
Cabe destacar que no toda persona que vivió abandono o carencias en su infancia sentirá envidia de modo exacerbado. No hay que tener miradas reduccionistas y siempre hay que evaluar el caso por caso. Pero sí a partir de la serie “Envidiosa”, protagonizada por Griselda Siciliani y Esteban Lamothe, muchos consultantes se hacen preguntas sobre su propio sentimiento de envidia así como su intensidad y modo de resolución. También muchas pacientes mujeres relatan que desde chicas se les enseña a competir con las demás mujeres, en lugar de generar sororidad. Crecer naturalizando esa rivalidad deja huellas. Realizar acciones para ganarle a una otra es desgastante y disipa el deseo de cada quien.
Por otro lado, el entorno cercano de las personas envidiosas suele sentirse incómodo al momento de contar una buena noticia, y tiende a ocultar logros por miedo a hacer sentir mal al envidioso o recibir comentarios desafortunados y hasta llega a sentirse culpable por la autorealización.
¿Cómo se reconoce a una persona envidiosa?
Las personas envidiosas no siempre suelen revelar su sentimiento. En ocasiones, lo tienden a “camuflar” a través de comentarios de desaprobación o minimizando logros ajenos, desprestigiando los anhelos y cambiando de tema o minimizando las conversaciones.
Los envidiosos tienen escasez o dificultades para la autocrítica y reflexión: tienen tendencia a minimizar logros ajenos y maximizar los propios, necesitan atención constante y, en ocasiones, suelen dramatizar sobre sus conflictos o problemas para opacar de modo inconsciente al resto.
Un componente que se les suma es la tristeza originada por el bien ajeno y el consiguiente sentimiento de hostilidad que acompaña. También presentan dificultad para elogiar a los demás y reconocer errores propios.
Las personas envidiosas sufren porque ponen constantemente el foco en el afuera y desconocen su propio potencial. A su vez, dedican mucho tiempo en ver al otro, observar cada detalle que les haga pensar que el otro es “feliz” o “pleno”. En casos extremos, se encuentran obsesionadas con la vida de los demás, la investigan y se ensañan silenciosamente en “arrebatarles” lo propio o “ganarles”, colocándose en una posición de competencia que no culmina nunca.
Pueden sentirse desanimados y agotados por estar mirando cada paso o lo que, desde su perspectiva, consideran avance ajeno.
Lo ideal sería trabajar la historia singular y llegar a transformar la envidia en admiración. Así, la envidia podría servir como motor individual para intentar conseguir lo propio.