Florencia Peña y Benjamín Vicuña revelan lo más difícil de filmar el reality La isla de las tentaciones

La co-conducción tiene un poco la dinámica de una pareja: ¿cómo se manejaron como dupla? ¿En qué se complementaron? ¿En qué aspectos tuvieron pica?

Benjamín Vicuña: Nos llevamos bastante bien, nos agotamos un poquito en un momento.

Florencia Peña: Lo que pasa es que a los dos nos gusta vivir la vida y pasarla bien. Pero no se puede pasarla bien todo el tiempo y él (Vicuña) se duerme. Yo decía ‘bueno Benja, vamos a chupar un trago, a comer algo’ y él me decía ‘a las 10 ya me voy’. ¡Pero son las ocho! Y por ahí se quedaba dormido en la reposera. 

BV: "Tiro corto" le llaman. Pero creo que fuimos una buena pareja, le pudimos sumar a los participantes que son los verdaderos protagonistas. Uno como conductor puede trazar un puente entre ellos con el público, para comunicar y para entender. Y para generar dinámicas de conversación frente a cosas que ya las vamos a estar viendo, pero que también está bueno conversarlas, como son los tópicos de la sexualidad, los nuevos vínculos, la lealtad, el amor, la fidelidad. Muchas veces cosas que veíamos en la cocina del show nos quedaban dando vueltas, porque dan para pensar. 

Este tipo de programas desafían el concepto tradicional de las relaciones, ¿tuvieron que superar algún prejuicio o preconcepto para entregarse a la dinámica del reality?

BV: Ese quizás es el desafío mayor. No juzgar. A mí me cuesta, a veces tengo muchos prejuicios, incluso con el mismo formato, que a veces puede ser medio perverso. Pero cuando sacás eso que es tuyo y entrás en la dinámica, es maravilloso. Es un experimento que es interesante, que suma. Por algo tiene éxito y genera demanda en el mundo entero. Porque genera este nivel de discusión.

FP: A mí me parece que es un formato que, si bien cuando arrancó fue hace muchísimos años porque esta es una reedición, a mi hoy me parece muy moderno. Hoy se están planteando las relaciones desde otro lugar. Me parece que la juventud se está preocupando menos por la monogamia y ocupándose de ser menos caretas y más reales. Y las relaciones hoy van por otros lugares. Pensá que hasta la maternidad cambió. Cuando yo era joven, mi generación todavía cargaba con el mandato de que sí o si tenías que ser mamá. Y ahora un montón de pendejas se dan el lujo de decir ‘no sé si voy a ser mamá o no sé si quiero ser mamá’. Entonces me parece que en esa dinámica más moderna de repensar las relaciones, me parece que La isla de las tentaciones volvió en un momento de mucha modernidad. Nos dice ‘pará, ¿realmente pensás que la monogamia es la única manera? ¿Realmente pensás que nunca te vas a volver a calentar con nadie? ¿Qué vas a hacer con eso? ¿Lo vas a controlar o le vas a dar rienda suelta? Y si le das rienda suelta, ¿qué pasa con esa relación que construiste?’. Todas esas preguntas que se hace el reality y que en realidad creo que nunca van a tener una respuesta más que la respuesta a la que vos llegás con tu pareja.

BV: Pero ya la respuesta, ya que interpele al público es suficiente. Que genere un nivel de incomodidad. Incomodidad positiva, digo. Que genere un debate en la casa, en la pareja. Y el interés.

FP: Es verdad, es incómodo. La palabra es esa. El reality te incomoda. Sentís que algo que te está planteando vos no te lo querés ni plantear, ni saber. 

 

Está bueno eso porque muchas veces a estos realities se los tilda de superficiales o de consumo tonto y ustedes plantean que dispara un debate interesante que va más allá...

FP: A mí me parece  que sí, que el debate de la monogamia como única manera de relacionarse a nivel amoroso me parece que  no lo estamos terminando de dar. Se está planteando de manera tácita porque las generaciones que vienen son mucho más libres en cuanto a cómo se manejan en su propia sexualidad, pero me parece que es algo que molesta, incomoda, duele.

BV: No es mi intención ser el abanderado de los realities mundiales (risas) Yo solo puedo hablar por este, porque no soy un tipo que consuma este tipo de formato. Pero esto es impresionante -o al menos esto es lo que me sucedió-, como algo que aparentemente era entretenimiento puro y duro, termina siendo un ensayo sobre la humanidad. O al menos de la juventud. Digo los vínculos, cómo se relacionan, el tema de la monogamia, de la pareja abierta. Vimos muchas capas en el interior de algo que aparentemente era inofensivo.