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Aprender bordado: ¿por qué esta técnica ancestral se puso de moda y es tendencia?

¿Qué hay detrás de la práctica ancestral que hoy se reivindica como expresión artística y tendencia en moda y redes sociales? Bordar ahora es un boom; te contamos por qué y dónde podés aprender a hacerlo.




Sí, el bordado siempre existió, eso no es noticia. Desde hace siglos, a través de hilos y agujas, permite inmortalizar la historia. Ya sea como símbolo de poder, estatus y riqueza durante las monarquías europeas o como un legado cultural en los países latinoamericanos. Aunque relegadas en gran parte al rol del hogar y la mujer, sus técnicas y puntadas han perdurado a lo largo del tiempo para retomar fuerza en los últimos años. Sin embargo, esta vez, con un nuevo propósito.

¿Bordar es de abuela?

Ya no lo es. Pero decí la verdad, ¿a quién no le pasó de escuchar esa frase? Ese prejuicio no es más que otra consecuencia de la época de canciones como “Arroz con leche”, en la que el bordado era uno de los requisitos para ser el prototipo de esposa ejemplar. Hoy, quienes bordan lo hacen por bienestar personal y nada tiene que ver con la edad o el rol social. De hecho, el estigma de haber sido una actividad exclusiva para el entretenimiento de la mujer ha sido utilizado como soporte de activismo, protesta y visibilización feminista. Y aunque en su gran mayoría hoy son las mujeres quienes continúan practicándolo, muchos hombres también se animaron a romper con el tabú. La actividad no posee límites, con muy pocas herramientas te permite indagar en distintos tipos de puntos, formas, relieves, materiales o motivos. Cada vez hay más jóvenes que se vuelcan por los cursos y talleres de bordado e incluso es tendencia tanto en Instagram como en TikTok. 

Una generación más consciente

Crecen las clases y talleres grupales de bordado

Crecen las clases y talleres grupales de bordado

La fast-fashion y su contaminación no son una opción entre los activistas de la famosa Generación Z, el grupo etario nacido entre 1995 y los primeros años de los 2000, cuya mayor preocupación es el cuidado del medioambiente. Su clave para romper con el patrón consumista es transformar la moda. ¿Cómo? Con la regla de las tres R: reciclar, reutilizar y reinventar. En TikTok, la Generación Z lo llama “DIY”, do it yourself o “hazlo tú mismo”. Y qué mejor manera de lograrlo que a través del bordado, que, con su versatilidad, posibilita renovar cualquier prenda. 

El retorno de lo handmade

Bordar como una forma de subirte al movimiento slow.

Bordar como una forma de subirte al movimiento slow. - Créditos: Mariana Roveda

El furor por lo hecho a mano, o handmade en inglés, fue una clara consecuencia de la pandemia. El repentino tiempo libre y el reloj, que con su constante tic tac marcaba el pasar de las horas, hicieron que muchas personas encontraran un refugio en las manualidades. De hecho, fue en ese entonces cuando creció el interés por el bordado y explotó la convocatoria a cursos online. El famoso “si no es ahora, ¿cuándo?”. 

Después de décadas de consumir productos industrializados, dedicarle el tiempo a producir algo con tus propias manos es un suceso radical. De la mano de la pandemia, aparece esta idea de vivir y hacer más lento, también conocida como movimiento slow. Las manualidades son un recurso ideal dentro de esta filosofía, en la que se busca romper con la vorágine diaria. Se suelta el control de la eficacia, rapidez y productividad, para pasar a la introspección y el relax. ¿El secreto? Dejar que fluya. 

¿Cuáles son los beneficios del bordado?

Ligado a la filosofía slow, el bordado trae múltiples beneficios. Puntada tras puntada mejoran el funcionamiento cognitivo y la memoria y aumentan la autoestima, la paciencia y la perseverancia. Es esa ola de felicidad que invade cuando logramos algo desde el esfuerzo y el amor. Similar al yoga o a la meditación, estimula la relajación y disminuye la ansiedad, por lo que funciona como método antiestrés y reductor de la frecuencia cardíaca, la tensión muscular y la presión arterial. ¡Y hay más! Al bordar, una se sumerge en un estado de mindfulness o completa concentración que abstrae del exterior. Es el respiro que necesitás después de un largo día de trabajo.

Una moda que se vuelve arte

De repente, hay muchas prendas bordadas. En vidrieras de marcas más masivas que podés ver en shoppings. Pero también arrasan con todo las prendas artesanales, hechas por emprendedoras o por ilustradoras que encontraron ahí un nuevo canal expresivo. Incluso, en las pasarelas internacionales también: durante la última Semana de la Moda de París, el bordado fue tendencia para la primavera/verano 2023. Pero ¿cuál es el atractivo del bordado en la indumentaria? Hay mucho de la idea de personalización, exclusividad y diferenciación. Visto desde el lado de la empresa, posibilita armar una identidad de marca, mientras que, del lado del consumidor, se busca ese objeto único que aporta originalidad a la prenda. El proceso del bordado a mano no es igual que el industrial, lleva su tiempo, paciencia y amor. Es ahí donde se enmarca su belleza. 
 

Ellas bordan: ¿qué encontraste al hacerlo?

LARA TAVACCA (@INDIAN.CREEK): “Es conexión y desconexión”

“Estudié varias ramas del arte y del diseño, hasta que encontré un taller intensivo de bordado y fue un camino de ida. Me abrí una cuenta de Instagram con mucho miedo y, si bien era un hobby, rápidamente empezaron a llegar preguntas por los precios. Ya van seis años dando talleres y hace un año y medio abrí mi primera tienda, que es un concept store, bajo el lema de que esté hecho a mano y que sea local. Mi caballito de batalla son las camisas y blusas bordadas”.

Más info: @indian.creek.

VALERIA GONZÁLEZ (@VALITO.GONZALEZZ): “Cada situación emocional me lleva a bordar”

“Mi mamá era costurera, así que toda mi infancia fue en un taller. Sin embargo, hace siete años retomé los hilos y la aguja y me enamoré del bordado. Empecé con una cuenta de Facebook y después me pasé a Instagram. Ahí comencé a dar los cursos de bordado y con el tiempo fui incorporando técnicas con otro tipo de materiales, como lana y pedrería. Me gusta mucho hacer pájaros, tigres, leopardos o flores, pero últimamente están a full los ojos, que es lo que más quieren”.

Más info: @valito.gonzalezz.

MARIANA RIAL SCHIES (@KURO.BORDADOS): “Es lo único que hago a mi ritmo”

“Más o menos a los 12 años empecé a bordar. Me di cuenta de que lo quería encauzar para que fuera mi profesión así que estudié Diseño Textil. Con los cursos arranqué vía Instagram y hoy tengo un montón de grupos fijos anuales. Hay perfiles muy variados y lo lindo de los talleres es que se terminan armando amistades, ese lugarcito que uno se permite para hacer lo que le gusta. A la hora de bordar, soy bastante meticulosa y me inspira el innovar”. 

Más info: @kuro.bordados.

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