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11 de marzo, Día Nacional de la Lucha contra la Violencia de Género en los Medios de Comunicación: por qué se conmemora

Cada 11 de marzo conmemoramos el Día Nacional de la Lucha contra la Violencia de Género en los Medios de Comunicación, una jornada de reflexión sobre el tratamiento inclusivo, plural y diverso en los medios.


Día Nacional  de la Lucha contra la Violencia de Género en los Medios de Comunicación.

Día Nacional de la Lucha contra la Violencia de Género en los Medios de Comunicación. - Créditos: Getty



Cada 11 de marzo en Argentina, desde 2015, se conmemora el Día Nacional de la Lucha contra la Violencia de Género en los Medios de Comunicación. Se trata de una jornada para sumar consciencia sobre la necesidad de que los medios promuevan un tratamiento inclusivo, plural y diverso, con la finalidad de erradicar los estereotipos y las estigmatizaciones por cuestiones de géneros y de orientación sexual.

A veces las violencias son explícitas y, otras, sutiles, pero ambas perpetúan los estereotipos de género y, en consecuencia, marginan a quienes no entran en los cánones hegemónicos establecidos culturalmente.

 

La conmemoración se fijó el 11 de marzo por el aniversario de la sanción de la Ley 26.485 de Protección Integral a las Mujeres, una ley clave para visibilizar y luchar contra la violencia de género en Argentina.

Este proyecto de ley tuvo su origen en Paraná, en marzo de 2014, cuando la entonces Defensora del Público Cynthia Ottaviano y la senadora Sigrid Kunath expusieron en la charla “El rol de la Defensoría del Público en la lucha contra la violencia mediática hacia las mujeres”. Entre las acciones articuladas en conjunto estuvo la declaración de un día para luchar contra estas desigualdades en los medios.

Disparidad de géneros en los medios

Según cifras oficiales del Observatorio de la Discriminación en Radio y TV, en Argentina hay una disparidad preocupante en la industria de los medios. Las mujeres representan el 64% de la cursada de carreras de comunicación y periodismo, pero solo ocupan el 34% del personal en las redacciones. Esta brecha de género es uno de los desafíos que se presentan para tener una sociedad cada vez más igualitaria en términos de las voces que se escuchen en los medios.

El Observatorio de la Discriminación en Radio y Televisión es un espacio de cooperación institucional conformado por la Ente Nacional de Comunicaciones, el Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI) y el Consejo Nacional de las Mujeres (CNM). Esta entidad sostiene que los medios de comunicación tienen un papel relevante en la construcción del pensamiento social, de la visión de mundo de las personas. Es decir, influyen en los modos en que las personas construyen y son construidas por su realidad. Por esta razón  es fundamental reflexionar sobre las representaciones mediáticas y su impacto en la sociedad: la forma en que se representa a las mujeres, a las personas trans y a las identidades de género no binarias influye en la percepción y tratamiento que reciben en la vida cotidiana.

La violencia "simbólica y mediática", tal como la describe la ley, se refiere a la reproducción de patrones de dominación, desigualdad y discriminación en los medios de comunicación. Esto incluye discursos, mensajes, valores e imágenes que promueven la explotación de mujeres, injurian, difaman, discriminan, deshonran, humillan o atentan contra su dignidad de las personas.

Violencia en redes sociales

Georgina Sticco, directora y co-fundadora de Grow- género y trabajo, se enfoca en las redes sociales para hablar de las violencias. Señala que, "cuando las redes llegaron a ser furor, comenzó una discusión sobre lo real y lo virtual, en relación al impacto y la dimensión de nuestras acciones en este nuevo espacio de relacionamiento". Y agrega: "Para evitar esa lejanía que produce pensar en algo como 'virtual' es que comenzamos a llamarlo 'online', dado que la dicotomía real/virtual hacía referencia a lo que es y no es".

Y sigue: "Sin embargo, este debate no está zanjado. Lo vemos todos los días con las múltiples muestras de odio que se dan en las redes a distintos colectivos, en particular a las mujeres y diversidades".

 

Cita que la asociación civil Comunicación para la Igualdad en su investigación “¿Es posible debatir en medio de discursos de odio?”, muestra que el 100% de las/os activistas feministas recibió violencia por parte de grupos antiderechos en redes sociales y, en consecuencia, el 50% redujo su diálogo, y entre el 30% y el 60% dejó de leer notificaciones.

"La violencia ejercida en las redes tiene el impacto directo de silenciar las voces, así como también de adoctrinar a todas las otras personas que están 'escuchando' el diálogo, dado que el mensaje que se recibe es 'si hablás, te violento'´”, suma Sticco. "Que el día de hoy nos permita reflexionar sobre cómo, desde espacios de más o menos poder, se replican estos mensajes de odio, que, al ser avalados públicamente, logran asentarse y reproducirse en nuestra cultura".

Recomendaciones para promover una comunicación más inclusiva

El Observatorio de la Discriminación en Radio y TV propone una serie de recomendaciones para promover una comunicación más inclusiva y respetuosa de las identidades de género.

 

  • Incorporar la perspectiva de género constituye una herramienta imprescindible para entender y contextualizar la información que se produce y difunde, a la vez que puede colaborar en la modificación de las estructuras patriarcales. La inclusión de conceptos como el de transversalidad de género conforma una práctica deseable para un periodismo responsable, como lo es también para el avance hacia la igualdad y la equidad real.

  • Evitar incurrir en mensajes que conlleven a la estereotipación y la estigmatización de las mujeres a través de la asignación de patrones, roles y/o ciertas características físicas, así como la representación de las mujeres a través de su cuerpo o sus características físicas y su consecuente cosificación. 

  • Fomentar una comunicación inclusiva que reconozca las diversidades corpóreas y las distintas identidades de género, y promover diferentes modelos de mujeres y varones, ya que no existe una única forma de ser mujer o varón.

  • Consultar con las organizaciones y movimientos antidiscriminatorios, de derechos humanos, áreas gubernamentales y especialistas cuando se informa sobre historias, experiencias o situaciones específicas en torno a los géneros.

  • Implementar medidas que tiendan a incrementar el cupo de mujeres en las estructuras de los programas y garantizar la paridad de roles, funciones y/o responsabilidades. 

  • Incluir a las mujeres como voces calificadas en las distintas áreas en el momento de opinar sobre temas abordados históricamente por varones, ya sea en entrevistas o documentales.

  • Difundir la línea nacional gratuita 144 de contención, información y asesoramiento que funciona todos los días, las 24 horas y en todo el país.

  • Prescindir de la mención de detalles innecesarios y/o que pudieran resultar escabrosos y espectacularizantes cuando se brinde información sobre mujeres y aquella vinculada a femicidios, delitos sexuales, explotación sexual y/o trata de personas o violencia de género. En este sentido, es pertinente evitar comentarios estigmatizantes o que conlleven a la revictimización de las víctimas.

  • Evitar exhibir fotografías de las mujeres víctimas en situaciones sexuales, íntimas o de desnudez en delitos como el grooming, entre otros.

  • Impulsar la realización de publicidades que promuevan las diversidades corpóreas y de géneros, y que rompan con los estereotipos heteropatriarcales. 

  • Omitir contenidos que conlleven a la cosificación de las mujeres en el marco de estrategias de marketing.

  • Trabajar a conciencia para evitar contenidos que vinculen a la belleza física/delgadez con el éxito y la felicidad, sobre todo en aquellos que se dirijan a niños, niñas o adolescentes.

  • Adoptar la modalidad de body positive, una iniciativa a nivel mundial cuyo objetivo consiste en romper con los estereotipos de bellezas asociados a la delgadez a los fines de prevenir potenciales trastornos alimenticios y fomentar la aceptación del propio cuerpo.

  • En la ficción, evitar guiones donde las mujeres son estereotipadas discriminatoriamente respecto de los varones y mantener la perspectiva de género como un objetivo y no como un cliché para captar audiencia.

  • Incorporar en los equipos de trabajo, elencos, etc., a personas transgénero, transexuales y travestis para dar cumplimiento al cupo trans En este sentido, debe destacarse que resulta imprescindible ampliar los ámbitos de injerencia y no circunscribirlos únicamente a prácticas humorísticas y/o que apelen a la comicidad.

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