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Inteligencia emocional: ¿cómo gestionar las emociones en el trabajo?

¿Te pasó alguna vez sentir que un enojo, una frustración o una tristeza te dominaban en tu ambiente laboral? En esta nota, te contamos cómo ciertas reacciones pueden afectar tu liderazgo y algunas claves de inteligencia emocional para surfearlas.


¿Cómo nos presentamos ante la posibilidad de un trabajo para que nos elijan?

¿Cómo nos presentamos ante la posibilidad de un trabajo para que nos elijan? - Créditos: Collage de Flor Molinelli



¿Te ponés colorada en las reuniones y te trabás al hablar? ¿Solés paralizarte y no poder expresar tu opinión? ¿Te cuesta controlar tu enojo y a veces te volvés agresiva con tus pares o tu equipo? ¿La carga laboral te desborda al punto de perder la paciencia con los demás? Las emociones pueden ser fuertes guías en nuestro desarrollo profesional y en nuestro liderazgo efectivo. Sin embargo, poder gestionarlas eficientemente y que no se vuelvan barreras para alcanzar nuestros objetivos es parte de ejercitar nuestra inteligencia emocional.

Daniel Goleman, padre de la Inteligencia Emocional, explica que el autocontrol es la “habilidad de mantener emociones e impulsos disruptivos bajo control”. Y si es recurrente para vos sentir que tus emociones te juegan una mala pasada en el trabajo, es hora de considerar ejercitar tu gestión emocional.

En esta nota vas a encontrar algunas claves prácticas que podés empezar a probar hoy para comenzar a dominar esos impulsos que te juegan en contra y desarrollar un entendimiento profundo de las causas que te sacan de tu centro, y cómo sentir que tus emociones te guían, pero no te dominan. 

5 claves para hackear tus reacciones emocionales

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    IDENTIFICÁ TUS DISPARADORES: ¿qué situaciones o condiciones disparan tus reacciones emocionales? 

    Pueden haber determinadas situaciones en donde estás más predispuesta a reaccionar con bajo control, como presentaciones a clientes o directores de la organización en donde trabajás, reuniones de feedback, conversaciones de carrera.

    También hay condiciones que pueden influir a que reacciones impulsivamente. A veces estar bajo mucho estrés, recibir una noticia inesperada, vivir una situación injusta, no atender tu propio bienestar por un tiempo prolongado, como ejemplos, generan condiciones en la que tenés menos control sobre vos misma. 

    Por eso, entender cuáles son tus disparadores permite que te prepares mejor antes de situaciones difíciles y que te monitorees más efectivamente en el día a día.

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    INTENTÁ PONERLES UN NOMBRE: ¿qué hay detrás de esa emoción?

    No es lo mismo sentir frustración, que enojo, angustia, desencanto o impotencia. Las emociones distintas se trabajan de forma distinta; las emociones nos dicen algo de nosotras, por eso es importante definirlas. Desarrollar nuestro rango emocional es una habilidad que puede transformar nuestro liderazgo. 

    La próxima vez que te enojes, intentá ponerle un nombre a ese enojo. ¿Es enojo o es miedo, confusión, tristeza? ¿De dónde viene?

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    USÁ LA PAUSA COMO HERRAMIENTA: no todo tiene que resolverse YA

    Vivimos en la cultura de la inmediatez, y estamos acostumbrados a tener que contestar rápido e inteligente. Esta creencia no solo nos limita, sino que nos hace más ineficientes en nuestro día a día.

    No necesitás contestar esa pregunta, ese e-mail o ese mensaje inmediatamente. Hacé una pausa. Observá tus emociones. Entendé qué ganás y qué perdés si descargás tu emocionalidad con el que está del otro lado. 

    La pausa es nuestra gran amiga cuando entendemos que la mayoría de las cosas en esta vida puede esperar. 

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    DISEÑÁ TU RESPUESTA: que sea una herramienta para lograr lo que querés

    Usá la información de tus disparadores, el nombre de tu emoción y tu pausa para diseñar una respuesta que te ayude a lograr lo que realmente querés. ¿Algunos ejemplos?

    • No te dieron el aumento/ ascenso que querías: manifestá tu decepción profesionalmente y aprovechá para entender las causas del no. ¿Qué falta para que sí? ¿Cuándo pueden volver a reconsiderarlo?
    • Un colega te maltrata en una reunión con el equipo: ¿cómo responder sin escalar en violencia pero haciéndote valer? Siempre intentá nivelar “para arriba”: ¿cómo resolvería una situación así algún líder que admires?
    • Un miembro de tu equipo no cumplió con algo importante que tenía que entregar: ¿qué podemos hacer distinto para que no vuelva a suceder? No podemos cambiar el pasado, pero sí podemos construir juntos formas de trabajar mejor la próxima vez.

    La pregunta clave siempre es: ¿cuál es la mejor forma de intentar revertir esta situación y lograr algo a tu favor preservando tu imagen profesional?

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    ELEGÍ EL MOMENTO Y EL CANAL PARA RESPONDER: ¿es mejor contestar ese e-mail con una llamada telefónica? ¿Qué comunicás como líder si respondés un fin de semana?

    Y si estás en una reunión o una conversación telefónica y la situación se desenvuelve en tiempo real, recordá: pausa. No hay nada malo en pedir tiempo para contestar una pregunta. No hay nada malo en llamarse al silencio y dejar pasar una situación para abordarla en un contexto más favorable adelante. Decir, por ejemplo, “prefiero que lo hablemos en otra reunión / a solas.” “Necesito tiempo para pensarlo mejor”. “No lo sé en este momento, pero puedo prepararlo y enviártelo más tarde”. “Prefiero que este tema lo conversemos personalmente.” Hay muchos ejemplos de respuestas que podés utilizar para lograr el tiempo necesario para diseñar una mejor respuesta y trabajar en tu emocionalidad.

Nuestra autora: Laura Guolo es experta en talento y liderazgo y coach de líderes.

 IG: @staminaleadership

Linkedin: https://www.linkedin.com/in/lauraguolo/

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