Alberto Chab es psicoanalista, tiene 97 años y comparte sus consejos: "La enfermedad de nuestra edad es la soledad"

"La enfermedad de nuestra edad es la soledad, ¿sí? La soledad patológica, porque la gente de alrededor se murió y no tenemos a veces con quién conectarnos. Ojalá se pudieran armar grupos como estos muchos, porque entonces recuperas a esa gente que se murió realmente alrededor... reunirse o reunirse con otra gente da otra forma de vivir, eso es realmente muy importante."

Su grupo, 90 y Contando, compuesto por diez personas entre 93 y 98 años, es un oasis de conexión. Se juntan cada quince días para charlar sobre películas, libros, juegos infantiles y oficios olvidados, recuperando "cosas afectivas de impacto". Este espacio va más allá de la "conversación de ascensor", permitiendo un intercambio profundo que combate el aislamiento y "recupera a esa gente que se murió realmente alrededor". El impacto es tal que los familiares de los integrantes notan cómo sus padres regresan a casa "otra persona".

Activar la mente es la clave para Alberto. "Mantener un vínculo con la familia, con el entorno, interesarse en lo que los demás hacen". Impulsa a tener "proyectos o proyectitos", sean grandes o pequeños, para mantener "tus neuronas activas, tu curiosidad, tu atención". Él mismo, a sus 97, sigue trabajando unas 10 horas semanales, lee, escribe y explora la inteligencia artificial. Un ejemplo: su libro sobre el psiquismo prenatal, rechazado hace 20 años, encontró validación en la IA, impulsándolo a buscar editorial. La mente activa es un músculo que se entrena.

Alberto, vegetariano, enfatiza la importancia de comer "pausadamente", evitando distracciones como "cosas tóxicas en la televisión". Aconseja saborear cada bocado, sin apuros, permitiendo que el cuerpo procese bien los alimentos. El descanso es otro pilar fundamental: "no podemos dormir 5 o 6 horas y levantarnos como nada". Insta a cada uno a adaptar su ciclo de sueño, incluyendo siestas si son necesarias, para que el cuerpo y la mente se repongan adecuadamente.

Además de su rutina matutina de "autoestimulación" y gimnasia moderada, Alberto practica la meditación diaria. Propone un "mindfulness" simple para "vaciar un poco ese barullo emocional psíquico y que nos calma". Resalta la conexión neuronal: "si uno piensa en una manzana se conectan las mismas neuronas que si uno viera la manzana". Esta atención plena la aplica a todo: "si estás caminando estás caminando, no pienses que bueno tengo que pagar el gas o la luz… concéntrate". Esta práctica mejora la conciencia y previene descuidos.

Alberto comparte una joya filosófica de sus ancestros sirios, el "Capará": ante cualquier adversidad, pensar que "podía haber sido algo peor". Este concepto ayuda a no "engancharse tanto en lo malo", evitando el estrés crónico. Si te roban el celular, "te podían haber matado". Complementa esto con un gran sentido del humor, la capacidad de reírse de uno mismo, porque "las cosas no son tan graves". Esta actitud resiliente y optimista es clave para afrontar el paso del tiempo con alegría y ligereza.