“Somos amigos y tuvimos un hijo”: la historia viral de Thomas y Maia que redefine la idea de familia

Sin estar en pareja, Thomas y Maia eligieron tener a su hijo de manera natural. No planificaron un esquema alternativo; simplemente, se dejaron llevar por el deseo. “Disfruto la copaternidad con Tom tal cual como es, porque nos acompañamos sin peleas ni reproches”, dice Maia. Thomas, por su parte, asegura: “Cuestiono lo tradicional. Muchas veces una etiqueta te condiciona, pero cuando sos libre es mil veces mejor. Lo mismo pensé cuando decidí ser padre”.

Su historia se hizo viral en las últimas semanas gracias a un video que Thomas –también creador de contenido y entrevistador– compartió en redes sociales. Las visualizaciones se multiplicaron, y también las preguntas. ¿Cómo es vivir con tu mejor amigo criando un hijo? ¿Cómo se manejan las decisiones? ¿Qué pasa con las parejas futuras?

La noticia del embarazo generó reacciones dispares en sus entornos, aunque el amor ganó. “Para mi papá fue un shock, yo tenía 20. Pero después de decirnos lo que pensaba, fue puro amor”, cuenta Maia. Thomas también vivió el proceso con intensidad: venía de una pérdida gestacional con una expareja y la llegada de Noah reabrió algunas heridas, pero también lo ayudó a sanar. “Mi viejo estaba feliz, él tenía muchas ganas de que yo fuera papá. Pero yo tuve mucho miedo durante el embarazo, estuve muy atento a todo”, recuerda.

Hoy, los tres viven juntos en una casa en Madrid. Cada uno con su habitación, pero compartiendo rutinas, comidas y crianza. "Tenemos una vida muy individual cada uno, pero Noah une todo", afirma Thomas.

Ambos coinciden en que este modelo requiere comunicación constante, acuerdos claros y un nivel de compromiso absoluto. “No es tener un perro, es la responsabilidad más grande que vas a tener en tu vida. Automáticamente, dejás de ser amigos para ser familia”, asegura Thomas. Y aunque el vínculo romántico entre ellos nunca existió, sí se prioriza un tipo de relación afectiva basada en el cuidado y la honestidad.

Por eso también son cuidadosos con lo que vendrá. Saben que en algún momento puede aparecer otra persona en sus vidas, y son conscientes de que ese es uno de los desafíos que podrían tener que afrontar. “Nuestro hijo no va a conocer a nadie que sea parte de algo pasajero. La comunicación va a estar por sobre todo", aclara Maia.

No buscan ser ejemplo de nada. No se proponen “romper el molde”. Simplemente están viviendo su propia historia, y construyendo una nueva forma de entender los vínculos. Una donde la familia no se define por los títulos sino por las decisiones compartidas.

“Cuando él sea más grande, le contaremos todo para que no sufra malentendidos”, dicen. Y si algún día Noah quiere vivir con uno de los dos, decidirá libremente. Mientras tanto, crece rodeado de amor, respeto y presencia.