Cómo transitar las fiestas sin explotar: 3 claves para bajar la presión emocional

En esta época, muchas veces decimos “sí” por compromiso, por miedo al conflicto o por el clásico “qué dirán”. Pero cada “sí” forzado es, en el fondo, un “no” hacia vos misma. Jaroslavsky lo resume así: “Decir ‘no’ es un acto de dignidad personal. No es rechazo: es un límite sano de energía y tiempo.”

En coaching ontológico, el “no” es una declaración esencial para cuidar el bienestar emocional. No se trata de excusarse ni de justificar: solo de elegir. Recomienda probarlo: si te insisten con otro trago, con quedarte hasta tarde o con un plan que no querés, alcanza con un “Gracias por la invitación, hoy elijo priorizar mi descanso.” Simple, amable y honesto.

Y si algo no sale perfecto, el “gracias” también es una herramienta poderosa. Agradecer lo que es –incluso si no coincide con lo que imaginabas– afloja la tensión interna y baja la guardia de todos.

Muchas tensiones navideñas no vienen de los hechos, sino de los juicios previos. Nos pasa: entra un familiar y ya pensamos “acá viene el que siempre discute” o “seguro me va a preguntar por mi trabajo”.

“Confundimos lo que pensamos con lo que ocurre”, señala Jaroslavsky. Para ella, un paso clave es distinguir hechos de interpretaciones. Punto clave:
No es un hecho que tu tío sea “desconsiderado”. El hecho es: llegó 30 minutos tarde. El resto es la historia que sumamos arriba. Tu tarea: antes de reaccionar, hacé una pausa y preguntate: “¿Qué pasó en realidad, sin el drama que estoy agregando?”

Esa distinción libera vínculos. Cuando soltamos resentimientos viejos (“me hizo daño hace tres años”), dejamos de actuar como víctimas de historias que ya terminaron. En palabras de Jaroslavsky, “el perdón no es un favor al otro, es una forma de libertad personal”.

Mientras intentamos sostener conversaciones tensas o forzadas, solemos ignorar la señal más honesta: el cuerpo. Hombros tensos, respiración corta, mandíbula apretada… El cuerpo dice la verdad incluso cuando la boca dice “todo bien”.

Jaroslavsky lo plantea así: “La incoherencia entre lo que decís y lo que tu cuerpo expresa genera estrés relacional.” Acción rápida: si notás tensión, tomá distancia un instante. Andá al baño, salí al aire libre, respirá profundo (inhalá en 4 tiempos, exhalá en 6). Volvé con el cuerpo más suelto. Un cuerpo relajado invita a una mejor conversación.

Conclusión: tu mejor versión, el mejor regalo de estas fiestas. Las fiestas son solo un escenario. Lo esencial es quién elegís ser en ese momento. El coaching ontológico recuerda que somos diseñadoras de nuestra manera de estar en el mundo. Preguntate: “¿Qué observadora necesito ser para que este vínculo sea más liviano, más pacífico y más verdadero?”

No podemos controlar lo que dicen o hacen los demás, pero sí quién decidimos ser frente a eso. Y ahí está la verdadera paz de estas fechas.