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¿Cuáles son las 3 preguntas que los argentinos más hacen sobre sexo?

Con cada vez más información sobre esta temática, charlamos con una sexóloga sobre cuáles son las preguntas que recibe con más frecuencia


Foto: Deon Black/Unsplash

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Si bien cada vez son más los espacio para hablar sobre sexualidad y se ganó muchísima libertad para conversar sobre sexo, todavía nos queda un largo camino por recorrer. Camino en el que es fundamental romper con algunos estereotipos, preconceptos y mandatos de lo que ‘debe ser’, se ‘debe disfrutar’ o mism cuáles son las ‘fuentes de nuestro placer’.
Pensando en todo esto, convocamos a la licenciada Carolina Meloni para consultarle sobre cuáles son las preguntas recurrentes entre los argentinos a la hora de hablar de sexo y nos compartió las tres consultas que recibe con mayor frecuencia.

“Llego al orgasmo masturbándome o por frotación con objetos... pero no me pasa cuando tengo sexo con penetración”

Frente a esta consulta, existen dos puntos fundamentales para aclarar. Por un lado está el hecho de que existe una gran idealización alrededor del orgasmo y se construyó el concepto de que alcanzarlo es el único objetivo de cualquier relación sexual. Sin embargo los especialistas coinciden en que esto no solo es es incorrecto, sino que hasta nos puede jugar en contra ya que no limita. Tenemos que aprender a disfrutar del camino, del juego y del encuentro.
Por otro lado está el hecho de qué nos da placer. Un punto que es sumamente personal y en donde -conocernos a nosotros mismos- es fundamental. “El mandato es que tu pareja debería darte placer, y con su propio cuerpo, por lo que prácticas tan habituales y tan eficaces para alcanzar el placer como lo es la frotación vulvar, son sancionadas y patologizadas, avergüenzan y se restringen”, nos contó Carolina.

“La penetración me hace doler”

“No se pregunta si es una práctica que se desea. Se asume que eso es sexo y es obligatorio. La ansiedad por cumplir con ese mandato produce ansiedad, la ansiedad tensión en los músculos y voilá, imposible la penetración. No se estimula adecuadamente, no se espera la lubricación o un orgasmo antes del coito”, nos explicó Carolina y agregó: “La cultura con una mirada centrada en el varón y la perspectiva reproductiva han hecho mella en la sexualidad de las personas con vulva. Hemos aprendido a supeditar nuestro placer al placer del varón, con prácticas centradas (cuando no excluyentes) en el coito, a la espera de un pene, el que debe estar siempre erecto, porque es el único modo en el que el mismo sirve para penetrar”.

“Yo no tengo tantas ganas como mi pareja”

Hay una idea rígida acerca de que el deseo sexual, la intensidad y la frecuencia del mismo entre integrantes de una pareja deben ser iguales, cronometrados, sincrónicos. Siempre sometiéndose y adaptándose al deseo del otro”, nos detalló Carolina. En este punto, según la especialista, es fundamental reforzar la importancia de no comparar así como de no esperar lo mismo ni tampoco someterse a una exigencia. Tener deseo y disfrutar del placer no funciona con un botón de “prendido y apagado”, sino que es tiempo, juegos y -sobre todo- ganas.

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