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“No llego al orgasmo”: ¿cómo podés disfrutar a pleno del sexo?

¿Te pasó de no llegar al orgasmo? ¿Te pasa? Es más común de lo que pensás. Te contamos todo lo que tenés que saber para disfrutar a pleno tu sexualidad.


¿Qué pasa cuando no podés llegar al orgasmo?

¿Qué pasa cuando no podés llegar al orgasmo? - Créditos: Netflix.



No llegar al orgasmo es más común de lo que creemos, el problema es que no se dice y, por eso, pareciera que no le pasa a nadie. Pero creer eso es un gran error. En el caso de que lo estés viviendo, es probable que te sirvan estos consejos para saber cómo actuar.

Primero, se recomienda hacer una consulta médica, con una ginecóloga, para chequear que no sea algo anatómico o fisiológico. Una vez que eso se descarta, mediante los estudios correspondientes, se procede a analizar otras causas. La realidad indica que en el 95% de los casos se debe a cuestiones psicológicas.

Las causas psicológicas pueden ser varias

  • Abuso sexual, a temprana edad o en la adultez.

  • Algunas creencias o educación restrictiva en cuanto a la religió.

  • Cuestiones de pareja, por ejemplo, tener alguna bronca o malestar que no se habla.

  • Baja autoestima.

  • Falta de autoconocimiento, autoexploración.

  • Medicación: es muy frecuente que aquellas personas que tomen, bajo indicación médica, algún antidepresivo o ansiolíticos tengan consecuencias a nivel sexual.

Lo importante es saber que todas estas causas, una vez identificadas, se pueden tratar y revertir. Las claves principales son la autoexploración y la masturbación, prácticas muy necesarias para saber qué cosas nos gustan, cómo podemos llegar al pacer y poder trasmitírselo a la persona con la que compartamos un encuentro sexual.

¿Cómo llegamos al orgasmo?

Una de las láminas ilustrativas que se usan para dar cuenta de las partes del clítoris

Una de las láminas ilustrativas que se usan para dar cuenta de las partes del clítoris - Créditos: Gentileza Dra. Sandra Magirena

Al orgasmo llegamos por estimulación del clítoris, que es el órgano de placer que, internamente, abraza a la vulva. Físicamente, lo que vemos es como la punta del iceberg, la punta de dos grandes raíces que abrazan a los labios externos e internos.

Un bonus que tenemos las mujeres es que podemos llegar al orgasmo sin la estimulación directa genital: puede darse por pensamientos, por fantasías o estimulación de los pezones o del lóbulo de la oreja, por ejemplo. El simple roce o las caricias pueden provocar la estimulación del clítoris.

Sin embargo, es común que, en determinados momentos de nuestra vida, nos cueste llegar al máximo placer. Generalmente esto se da por la falta de conocimiento y el miedo a animarse. A veces, es difícil dejar de lado todo lo que traemos en la espalda, siempre queda alguna huella de lo que creímos que no se podía hacer o que estaba mal.

Otra cosa que pasa mucho es que, si por ejemplo mi pareja tiene disfunción eréctil, me solidarizo y voy adquiriendo conductas evitativas. ¿Qué quiere decir esto? Que para no hacerlo sentir mal evito los encuentros sexuales. Y es muy común que, frente a esta situación, la otra persona me culpe porque yo no quiero tener sexo, tengo bajo deseo sexual, no lubrico o no llego al orgasmo. Pero, en realidad, todo eso es a consecuencia de la disfunción de la otra parte.

En resumen, todo tiene que ver con la relación de pareja. Si estás molesta o con angustia, es probable que al momento del sexo todas estas emociones negativas que tenés adentro tengan consecuencias: cuando tu organismo tenga que reaccionar, no va a hacerlo como es habitual por la carga que traés.

Anotá esta frase y dejala siempre a la vista: somos responsables de nuestro placer. Por eso está bueno priorizarnos, ponernos delante de todos y saber qué cosas nos satisfacen, cómo nos gusta que nos estimulen, de qué manera, con qué intensidad… El conocimiento es fundamental para poder destrabar distintas situaciones. Además, la autoexploración fortalece la autoestima y te hace sentir más segura.

Está bueno tener presente que, sea por la causa que sea, hay forma de revertirlo, siempre acudiendo a un profesional, con terapia de pareja o terapia sexológica. El primer paso es aceptarlo, sacarle el tabú y poder hablarlo. Expresar lo que sentimos y saber que hay profesionales que nos pueden escuchar, asesorar y ayudar a resolver o mejorar esa situación es una parte muy importante del proceso.

No es ninguna vergüenza que nos pase, es algo más común de lo que se cree, pero como se mantiene en el silencio parece que solo nos pasa a nosotras. Es un gran desafío llegar a consultar o a pedir ayuda, pero, si lo hacés, todos los casos tienen solución.

 

Experta consultada: Lourdes Budes, licenciada en Psicología, terapeuta de parejas, especializada en sexología clínica. IG: @psicologalourdes

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