Sexo: 8 situaciones cortamambos y cómo lidiar con ellas
16 de octubre de 2019 • 11:18
Créditos: @flori.rodri
No hace falta ni decir que el sexo es una parte fundamental dentro de una pareja y que es un espacio único dentro de su dinámica, pero ¿qué sucede cuando estamos bombardeados por circunstancias que interrumpen ese momento? ¿Cómo hacer para que el deseo sobreviva ante el atentado de misiles cortamambos? Acá va una lista de situaciones que suelen apuntar contra todo tipo de inspiración, y como no te vamos a dejar en banda, también te ayudamos a lidiar con ellas.
Él/ella no para de hablar cuando tenemos relaciones
Por supuesto que hay personas a las cuales la estimulación auditiva les funciona de diez, pero si vos no te encontrás dentro ese grupo, que el otro hable hasta por los codos en ese momento, la cantidad de charla es inversamente proporcional al aumento de tu libido, y mucho más, si cuando se lo comentás herís su susceptibilidad. Sin duda, la clave está en cómo hacerle llegar el mensaje, en lograr diferenciar que no es algo que no nos gusta de la otra persona, sino que es el algo que corresponde al dominio de nuestros gustos, en simples palabras, no destacarlo como un defecto del otro, sino hablarlo como entre las cosas que no nos suman en la cama.
Estamos tan estresados que preferimos ver Netflix antes que tener sexo
Muchas veces después de un día terriblemente agitado, llegar a la cama se convierte en esa meta tan ansiada durante toda la jornada, y el cansancio, ya lo sabemos, es letal para el deseo. Vamos arrancar por separar que ver una serie y tener sexo no son situaciones excluyentes, al contrario, son más que complementarias, y es trabajo de toda pareja lograr que el sexo sea un momento liberador de estrés y no lo opuesto. Pero, si la cama nos da sueño, volvámonos creativos a la hora de buscar lugares, eso no sólo estimula la imaginación, sino que además despierta la excitación de la novedad.
No nos ponemos de acuerdo en la cama
Desde ya que está de más aclarar que la premisa fundamental en la actividad sexual de una pareja es que ambos la pasen bomba, que el placer sea sumamente compartido por los dos. Pero, si llegar a este punto genera una guerra entre ustedes, es un problema que va más allá de la cama y que involucra la comunicación que están llevando. Ambos deben lograr encontrar el equilibrio para que a la hora de tener sexo no gane más el deseo individual sobre el registro que tenemos del otro. Se trata de consensuar juntos lo que a los dos nos realiza, sin que eso se lleve puesta la espontaneidad propia del momento. La herramienta fundamental es no hablar en el contexto de la situación, sino lograr tener una charla previa, para que, llegada la hora, no salten las discusiones que terminan cortando todo tipo de encuentro.
Todo el tiempo me dan ganas de hacer pis
Estas ahí a punto de tener la noche de tu vida, y, de repente, te agarran esas ganas locas incontrolables de hacer pis, y, como no querés ser la "aguafiestas" del momento, hacés todo intento por reprimirlas, pero no, las muy malditas vuelven con más fuerzas, y te arrastran el deseo a nivel subsuelo. Stop con esto. Porque muchas veces suele ser una respuesta ansiosa, y, cuanto más la intentemos controlar, más angustia nos genera la idea de no poder hacerlo. Desactivar este círculo tiene, como pieza fundamental, no quedarse enganchado en ideas como "siempre arruino el momento", "me va a volver a pasar", "no lo puedo manejar", porque son justamente estas creencias las que alimentan el ciclo y hacen que se repita una y otra vez. Si logramos corrernos de la presión de tener que evitar que suceda y nos centrarnos en el disfrute, vamos a poder darle respiro a nuestra mente y entregarnos al registro del placer que conlleva el momento del encuentro sexual.
No suelta el celular ni un segundo
"Ay disculpá, me entró un mensaje". No hay frase más cortamambo que esa. No hay nada que mate más al deseo que ese sonidito insidioso del celular en el momento de tener sexo. Todo bien con que somos la generación de la comunicación, con que somos "el sujeto online", pero la intimidad sigue siendo nuestra intimidad, y nuestra conexión poco tiene que ver con que haya o no wi-fi. Esto es algo que ambos debemos comprender, porque, si prevalece el querer chequear el teléfono sobre las ganas de estar con el otro, tarde o temprano, no solo en el sexo, sino en toda la relación en sí, se va a sentir la falta de interés. La pauta es que los dos cuidemos los momentos sagrados de la pareja y que estemos de acuerdo en la importancia que implican para no echarlos a perder tan fácilmente.
Tenemos hijos chiquitos
Nadie va a discutir que es difícil esa etapa en que los chicos se pasan a la cama, o no duermen de corrido, o estamos mil horas para lograr que se duerman. Esto no solo conlleva un agotamiento físico, sino que, además, vuelve complicado separar lo que somos como pareja, más allá de nuestro rol parental. Lleva tiempo acomodarse a todos los cambios que implica la vida con hijos, pero lo fundamental es que la nueva rutina que alcancemos como familia no opaque el vínculo que veníamos construyendo los dos a la hora de elegirnos.
Pautas a tener en cuenta: si los momentos que teníamos antes ya no los encontramos, es tiempo de readaptarnos a la situación. Cuando hablamos de "readaptarse", hablamos de logar transformar una circunstancia para hacerla funcional a nosotros. Probemos: cambiar horarios, buscar momentos de intimidad nuevos (no está mal dejar, de vez en cuando, a los chicos con abuelos o alguien de confianza para que se nos haga más simple encontrarnos).
No le va el juego previo en la cama
Tan simple de decir y tan problemático a la hora de tener relaciones. Porque va más allá de lo que nos guste o no, pasa por la diferente estimulación corporal que cada uno necesita. No se trata ni de que uno dilate tanto el momento que se termine apagando el deseo del otro, ni de ir tan rápido "al grano" que alguno de los dos se quede pagando en el camino. Nadie puede decirles cómo hacer para que esta situación no se convierta en un problema, pero lo que sí sabemos es que la manera de trabajarla es explorar distintas formas de llegar al placer juntos para que ambos logren estar en la misma sintonía sin perder la inspiración en el proceso. Acompañarse en esta búsqueda es uno de los aspectos más interesantes en la vida sexual de una pareja.
Cada vez que le meto creatividad, me la tira abajo
Se supone que de la mezcla de alguien innovador y de una persona clásica, deberían salir sólo cosas positivas, pero en el sexo no siempre es así. Porque, si cada vez que vamos con algo nuevo, el otro nos pone un pero o, lo que es peor, lo boicotea, no va a ser muy difícil que las chispas se hagan notar. No le estamos pidiendo al otro ser "el Andy Warhol del sexo", ni que sea una fuga de ideas, simplemente que no nos corte la mínima propuesta que se corre de lo que hacemos habitualmente. Pocas cosas alimentan tanto la relación como las ideas que nos sacan del aburrimiento de la rutina. Así que a ponerse la pilas y a valorar las iniciativas creativas, porque pueden transformarse en bocanadas de oxígeno para la pareja.
Las situaciones cortamambos sólo son realmente negativas si nos quedamos atados a ellas, sin poder aportar soluciones. No alcanza con darle un espacio a la vida sexual dentro de una pareja, sino que también es necesario defender ese terreno para que no caiga ni en la rutina ni tampoco quede sumergido en la marea del estrés diario. Juntos debemos cuidar el deseo, porque elegirse también es parte de saber cómo logar sentirnos plenos en este aspecto, creando de a dos la manera de no perder el interés en nuestro encuentro.
La autora es psicóloga, experta en relaciones de pareja.
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