Un libro infantil argentino, elegido para representar al país en Frankfurt

La autora del libro cuenta que la historia gira alrededor de la igualdad de género: “Este es un tema con el que hay que continuar trabajando y mucho, ya que más allá de las lindas consignas de igualdad y de nuestras luchas, todavía estamos muy lejos de que se dé en nuestro transcurrir diario”. 

La historia, en clave de humor, y contada a través de los ojos de una niña, invita a cuestionarnos la división de algunos roles arcaicos que todavía existen entre hombres y mujeres. Y a poder ver las diferentes formas de crianza que a veces aplicamos a niños y niñas, según el género.

Se lee en la contratapa de Un papá con delantal: "¡A que no saben! En casa, en lugar de una señora que nos ayuda con los quehaceres del hogar, tenemos un hombre que usa delantal. Se llama Amador, lo contrató mamá y sabe hacer de todo. Pasa el trapo rapidísimo, como si bailara, limpia los muebles y deja los azulejos brillantes. Compra comida ecológica y a buen precio, lava y plancha como nadie, y conoce un montón de trucos. Desde que llegó ha revolucionado toda la casa... y también a los que vivimos en ella. Sobre todo, a papá y a Santi, mi hermano. ‘Amador, sos mi ídolo, vos sí que llevás el delantal bien puesto’, le digo yo. Mamá le dice: ‘¿Por qué no te conocí antes?’. Y papá y Santi, ¿qué dicen?”.

Con este libro como disparador Magela, acompañada de la licenciada en Educación Ivana Rugini, suele dar talleres en todo el país para infancias y para docentes. El libro tiene una guía de actividades al final y Rugini fue quien lo supervisó.

La escritora cuenta: “Suelo ir a contarlo a los colegios para las jornadas de Educación Sexual Integral (ESI), donde les hago preguntas como: en sus casas, ¿quién hace las compras? ¿Quién lava los platos? ¿Quién cambia las bombitas de luz? ¿Quién saca a hacer sus necesidades al perro? ¿Quién friega los pisos? ¿Quién cuelga los cuadros? ¿Quién lava la ropa?, etc., etc., y las respuestas son que, en su mayoría, lo hacen las mujeres”. Luego de ese disparador cercano y cotidiano hablan sobre igualdad, sobre profesiones, oficios y hasta colores. "Recordamos que los colores no tienen dueño”.

Cuando conversa con OHLALÁ!, Magela nos habla su activismo en favor de la igualdad entre varones y mujeres. “Soy mamá de un niño de 10 años y la hermana mayor de un hermano de 38, a quien mi mamá no le pide ni el 10% de las cosas que me pide a mí”, dice, como ejemplo de lo que todavía falta. “Mi mamá no le enseñó a cocinar como a mí, a los 12 años”.

Este tema estaba latente y, cuando nació su hijo, este activismo feminista empezó a fluir en cuentos infantiles. “Noto que en las familias se repite mucho la estructura patriarcal y machista”, dice. “Basta ver las reuniones de madres y padres, donde el 80% son madres, o los chats del colegio, donde hay 40 madres y dos padres".

La desigualdad en el reparto de tareas es una materia pendiente. Según un informe de la Dirección Nacional de Economía, Igualdad y Género de 2020, el 73% del trabajo doméstico -no remunerado- lo realizan las mujeres. Se lo llama “trabajo invisible”.

La intención es, justamente, visibilizar a través de historias… inspiradas en la realidad. 

 

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