
20 días en Japón: estos son los lugares que no deberías perderte
Japón es uno de los destinos asiáticos más visitados por los argentinos. Con propuestas para estilos de viajes completamente diferentes, armamos un recorrido de 20 días por algunos de los paisajes más impresionantes del país.
27 de agosto de 2025

Recorrimos Japón en 20 días y te contamos cuáles son nuestros imperdibles. - Créditos: Gaspar Kunis y Micaela Bianchi.
Desde que pisás el aeropuerto de Tokio, todo cambia para siempre. Hacía muchísimo que queríamos conocer Japón, pero cuando nos enteramos de que se venía nuestro primer hijo dijimos... ¡es ahora o nunca! Es cierto que es lejos, que el viaje parece eterno, que las doce horas de diferencia se hacen sentir, que es una cultura y costumbres completamente distintas a todo lo que estamos acostumbrados; pero también es cierto que ¡vale la pena! Es todo tan mágico, bien organizado, limpio, ordenado y práctico que, no bien llegás, es muy fácil entrar en ese mood y sentirte local pese a venir del otro lado del mundo. Hay mil formas de recorrer Japón, pero, como fotógrafos, nos interesaba ir un poco más allá y salir del circuito establecido –aunque los clásicos no faltaron–, supimos encontrar la singularidad en esta visita al país que lo tiene todo: desde paz, calma y naturaleza hasta vorágine, masividad y luces de neón.
1. Tokio

Tokio, la capital de Japón. - Créditos: Gaspar Kunis y Micaela Bianchi
La capital de Japón es la ciudad más grande del mundo, y se nota. Técnicamente, no es una ciudad, sino muchas. Una región enorme que incluye 23 barrios y 26 ciudades periféricas que, con el tiempo, crecieron tanto que terminaron conectándose entre sí. El resultado: una sola ciudad gigantesca, maravillosa, interminable, que combina templos y tradiciones milenarias con rascacielos y tecnología futurista. Cada zona tiene su propia personalidad, su ritmo, su estética y su energía. Podés pasar del silencio casi rural de un templo en Meguro al neón rabioso de Akihabara en media hora de comodísimo metro. Tokio es así: un mosaico urbano donde cada pedazo tiene vida propia, y todos juntos forman una de las experiencias urbanas más intensas del mundo.
- ¿Dónde hospedarse? Es la pregunta del millón. La verdad es que la ciudad está tan bien conectada que no hay una única respuesta, sino que es una cuestión de gusto. Pero Shinjuku se transformó en nuestro barrio favorito; tiene todo lo que puede tener cualquier ciudad gigante en un solo barrio, partes residenciales tranquilas y verdes, en donde ves a los viejitos en los jardines encorvados podando sus bonsáis meticulosamente como si el tiempo estuviera detenido. La música de fondo es silencio, alguna bicicleta pasando por las calles finitas sin vereda y cuervos graznando (¡sí, hay cuervos en lugar de palomas!). Pero caminás unas pocas cuadras, te cruzás son algún templo perdido y aparece mágicamente y sin transición, un centro enorme con rascacielos estilo Nueva York, con oficinistas vestidos increíblemente prolijos corriendo de un lado al otro como si no hubiera un mañana... Caminás un poco más y aparecen tiendas de lujo, neones, ruidos, turistas, puestos de comida callejera y más ruido. Todo junto en un solo barrio. Otra opción copada es Ginza, por su conectividad con la ciudad al estar cerca de la Estación de Tokio.
- ¿Cuánto tiempo destinarle? No hay respuesta correcta, pero, teniendo en cuenta el jet lag y la increíble gran oferta de barrios y lugares que recorrer, el mínimo recomendado es de 5 noches, ideal una semana y si puede ser más, mejor. El tiempo en Tokio nunca es demasiado.
Tokio barrio por barrio

Tokio es la ciudad más grande del mundo. - Créditos: Gaspar Kunis y Micaela Bianchi
Para hablar de Tokio harían falta 100 notas como esta y seguiría sin alcanzar. Lo mejor es dividirla en barrios y marcar sus imperdibles. Acá, nuestro top 10:
1. Shibuya: acá encontrás una infinidad de negocios, shoppings y restaurantes y, obviamente, el famoso Shibuya Crossing, la esquina por la que, en cada cambio de semáforo, transitan más de 2500 peatones, y por día, cinco millones. Los mejores spots para verlo en altura: el Starbucks de Tsutaya (ingresás sí o sí consumiendo); L’Occitane Café, en el 2o y 3er piso arriba del local de cosméticos, o Shibuya Mark City, en la estación de subte, en el pasillo que une la salida de la línea Keio y la Yamanote.
2. Shinjuku: rascacielos, neones y bares diminutos. Un barrio con muchísima información visual. Subí al mirador gratuito del Gobierno Metropolitano de Tokio, con una de las mejores vistas de la ciudad, perdete en Golden Gai y Omoide Yokocho y respirá en el parque Shinjuku Gyoen. Un must: el museo de Yayoi Kusama, una icónica artista de Japón (ideal sacar tickets antes).
3. Roppongi: arte, noche y skyline. Dos complejos imperdibles: Roppongi Hills (Mori Art Museum + mirador Tokyo City View) y Tokyo Midtown (21_21 Design Sight). Bares y clubs hasta el amanecer. Un must si te gustan el arte y la arquitectura: The National Art Center. El edificio es imperdible. Podés ir simplemente a tomar un café.
4. Ginza: la zona más cara y top de Tokio, con tiendas de lujo de alta gama y la futurista Ginza Six, una propuesta que combina arte, diseño y compras; pasá por el Kabukiza, admirá la arquitectura de tiendas como Hermès y, si te gusta la papelería, entrá en Itoya, un local de ¡12 pisos de stationery! Además, encontrás el Tsukiji, un mercado al aire libre principalmente de pescados, que se volvió bastante turístico, pero vale la pena conocerlo.
5. Akihabara: capital otaku y techie. Electrónica, cafés temáticos y pisos de gachapon. Parada obligada en Radio Kaikan y, si sos gamer, en el Sega Akiba Building.
6. Harajuku: el barrio más ecléctico. De la calma del Yoyogui Park, el jardín imperial Meiji Jingū y el santuario Meiji hasta la famosa Takeshita St, llena de moda avant-garde y cultura kawaii, hasta pasar por Cat Street. El dato: Kawaii Monster Café es un delirante espacio inspirado en Charly y la fábrica de chocolates. También la famosa Omotesando, conocida como la “Champs-Élysées de Tokio”, por su diseño arbolado y su arquitectura de autor.
7. Shimokitazawa: barrio hipster, indie, con un montón de tiendas vintage, cafecitos y mucha, mucha onda. Al estar más alejado, está menos explotado de turistas. Perdete por sus calles, ¡es un planazo!
8. Ueno: museos, cerezos y pandas. En el parque Ueno están el Zoo, el Museo Nacional de Tokio y el de Arte Occidental; rematá con compras callejeras en Ameyoko.
9. Asakusa: alma antigua. Caminá la arcada Nakamise hasta el templo Sensō‑ji, probá taiyaki callejero y subí al mirador Asakusa Culture Center; al otro lado del río te espera la Tokyo Skytree.
10. Daikanyama: pequeño, elegante, alejado y medio escondido. Calles arboladas, boutiques de diseño japonés, cafés con estética impecable y una vibra relajada que contrasta con el frenesí de otros barrios. Su gran ícono es T-Site Tsutaya Books, una librería con vinilos, diseño, cafetería y revistas de culto.
2. Kioto

Kioto no es una ciudad para hacer toco y me voy, Kioto merece su tiempo. - Créditos: Gaspar Kunis y Micaela Bianchi
Hay una historia que cuenta que el secretario de EE. UU., antes de la Segunda Guerra Mundial, conoció Kioto en su luna de miel y quedó tan fascinado que la sacó a último momento de la lista de ciudades candidatas a ser atacadas por la bomba atómica que destruyó completamente Hiroshima y Nagasaki. No se sabe si la historia es real, pero sí es seguro que Kioto es alucinante, una de las ciudades más sagradas de Japón y a la que tenés que ir sí o sí si querés conocer la historia del país, su arquitectura tradicional increíblemente mantenida y su espiritualidad. Fue la capital imperial de Japón durante más de mil años, tiene más de 1600 templos budistas, cientos de santuarios sintoístas, jardines perfectamente diseñados, casas de té y barrios enteros que conservan su traza original y, al mismo tiempo, hoy en día es una ciudad enorme, moderna y repleta de diseño por donde se la mire. Por todo esto, es de las más visitadas, así que sí, hay mucha gente en todos lados. Una forma de evitar las hordas de gente es ir a los lugares bien turísticos por la mañana, muy temprano (a las 7 u 8). Otro dato clave es que el transporte no es tan bueno, así que es ideal para caminarla o recorrerla en bici.
Planeá tu visita
No es una ciudad para hacer toco y me voy, Kioto merece su tiempo. Para una primera visita, lo aconsejable es quedarse, por lo menos, tres noches. Idealmente 5. La ciudad es extensa y muchos de los templos y puntos de interés están alejados entre sí, así que conviene organizar los días por zonas.
Uno de los recorridos más populares es el del distrito de Higashiyama, donde se puede visitar el templo Kiyomizu-dera, caminar por las calles de Ninenzaka y Sannenzaka (llenas de tiendas tradicionales) y llegar hasta el parque Maruyama o el santuario Yasaka. Otro paseo imperdible es el del Pabellón Dorado (Kinkaku-Ji), al norte, y combinarlo con el Ryoanji, famoso por su jardín seco zen.
Al sur está Fushimi Inari Taisha, con sus miles de toriis rojos en fila. Está abierto las 24 horas del día, pero lo mejor es ir antes del mediodía. Se puede subir parte del monte por senderos tranquilos, y en la base hay puestos de comida callejera y locales para comprar recuerdos. Más hacia el oeste, el barrio de Arashiyama combina naturaleza y templos. La caminata por el bosque de bambú es muy popular, aunque suele explotar de gente, pero si seguís caminando escapándote de la marea humana, descubrís enseguida un japón rural hermoso, lleno de jardines perfectamente cuidados, soledad y un paisaje que transmite mucha paz.
¿Dónde hospedarse? La zona cercana a la estación de Kioto es una muy buena alternativa por su conectividad con los puntos de interés. Otra opción, cerca del centro de la ciudad, es el distrito de Higashiyama.
Otros imperdibles
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Distrito Gion: el famoso barrio de las geishas y casas tradicionales; ideal para pasear y probar un buen matcha latte.
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Kyoto Gyoen: los amplios jardines imperiales de Kioto, perfectos para caminar entre pinos, estanques e historia.
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Shōseien Garden: un jardín escondido cerca de la estación, tranquilo y poco turístico, con vistas poéticas y puentes sobre el agua.
Camino del Filósofo: sendero arbolado junto a un canal, ideal para recorrer en primavera u otoño; conecta templos como Ginkaku-ji y Eikan-dō.
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Mercado Nishiki: el “mercado de Kioto”, lleno de puestos con delicias locales: tofu, tsukemono (encurtidos), matcha y más.

Al sur está Fushimi Inari Taisha, con sus miles de toriis rojos en fila - Créditos: Gaspar Kunis y Micaela Bianchi
Nara por el día .
A solo 45 minutos de Kioto en tren, Nara es perfecta para una escapada de día. Famosa por sus ciervos sika que caminan libremente por el parque (¡y piden galletitas con reverencia!), ofrece una postal única. Visitá el majestuoso Todai-ji, con su Gran Buda de bronce, y explorá templos y jardines a pie. Tranquila, histórica y encantadora, Nara es una pausa verde entre rituales y leyendas.
3. Osaka

Osaka es ruidosa, moderna y hasta sucia para los estándares japoneses. - Créditos: Gaspar Kunis y Micaela Bianchi.
Apenas llegamos a Osaka, dijimos “esto no es Japón, es otra cosa”. Osaka es la tercera ciudad más grande de Japón y uno de los principales centros económicos del país. A diferencia de Kioto, que conserva un aire tradicional y silencioso, Osaka es ruidosa, moderna y hasta sucia para los estándares japoneses. Esto, que podría parecer a simple vista desilusionante, también tiene un costado increíble. Es una ciudad con mucho “rock”. Tiene una ridículamente gran oferta gastronómica que la convirtió en la capital informal de la comida callejera japonesa. En uno de sus millones de puestos repletos de cola podés probar los famosos okonomiyaki (tortilla japonesa), kushikatsu (distintos tipos de verduras, carne y queso rebozados en un palillo de bambú) y takoyaki (bolitas de pulpo). Su lema no oficial es “kuidaore”, que significa algo así como “comer hasta arruinarse”.
Imperdibles en Osaka
En un día podés visitar lo más turístico. Pero lo ideal para recorrerla tranquila es que la estadía sea de 2 noches. Tiene dos zonas principales: Namba, más tradicional y caótica, y Umeda, más moderna y de negocios. Uno de los puntos más conocidos es Dotonbori, un distrito comercial y de entretenimiento lleno de luces de neón, carteles gigantes y ruido, te enamora o te marea... o las dos cosas al mismo tiempo. Otro de los atractivos más conocidos es el Castillo de Osaka: aunque reconstruido, es otro símbolo de la ciudad, rodeado por un gran parque y jardines ideales para un pícnic. Para vistas panorámicas, vale la pena subir al edificio Umeda Sky, y otros barrios para pasear o comer algo son Namba y Shinsekai. A este último, idealmente ir de día, ya que se dice que de noche es un poco peligroso.
Aunque a nosotros no nos gustó tanto como otras ciudades, es indudable que su locura visual y gastronómica merece al menos una pasada de un par de días. Además, es un buen punto base para visitar lugares cercanos como Nara o Hiroshima.
4. Hiroshima

Hiroshima es mucho más que su pasado trágico - Créditos: Gaspar Kunis y Micaela Bianchi
Cuando ponés un pie en Hiroshima, entendés muchísimo sobre la resiliencia y el espíritu de los japoneses. El 6 de agosto de 1945 fue el blanco de la primera bomba atómica de la historia. La ciudad quedó arrasada y más de 140.000 personas murieron como consecuencia directa o indirecta. La visita al Parque Memorial de la Paz es absolutamente impactante, no hay forma de no llorar, la piel de gallina y la admiración que genera la forma en que armaron una ciudad enorme y hermosa desde cero son constantes. En el parque se encuentra la Cúpula de la Bomba Atómica (Genbaku Dome), uno de los pocos edificios que sobrevivieron parcialmente a la explosión y que fue conservado como símbolo. También está el Museo de la Paz, que ofrece una mirada cruda y directa sobre el ataque. Pueden verse objetos personales, pedazos de edificios y muchísimas fotos de cómo era la ciudad y como quedó minutos después de la bomba. Es clave alquilar la audioguía para hacer el recorrido y escuchar la historia de cada uno de los objetos que podemos ver y las caras y vidas de cada una de las personas que destruyó ese momento de odio. El parque que lo rodea está lleno de árboles, monumentos y esculturas conmemorativas, como el monumento a los niños y la campana de la paz.
Pero Hiroshima es mucho más que su pasado trágico. La ciudad fue completamente reconstruida y hoy tiene bulevares amplios, tranvías, restaurantes, centros comerciales y una vida urbana activa. Su plato típico es el okonomiyaki estilo Hiroshima, una especie de panqueque salado con capas de fideos, repollo, carne o mariscos y salsa dulce. Hay un edificio entero, Okonomimura, dedicado a distintas versiones de esta comida.
5. Miyajima

Miyajima, una isla sagrada famosa por el gran torii rojo que parece flotar en el agua cuando sube la marea. - Créditos: Gaspar Kunis y Micaela Bianchi
A solo 45 minutos en tranvía y ferry, está Miyajima, una isla sagrada famosa por el gran torii rojo que parece flotar en el agua cuando sube la marea. Pertenece al santuario sintoísta Itsukushima, declarado Patrimonio de la Humanidad. Caminar por la isla es una experiencia muy distinta a la ciudad: hay ciervos sueltos, senderos entre bosques y templos antiguos. Se puede subir al monte Misen (en teleférico o caminando), desde donde hay vistas increíbles del mar interior de Seto. Es recomendable pasar al menos medio día en la isla y, si se puede, quedarse a dormir para verla sin turistas.
6. Mashiko

Mashiko, un pueblo rural de 2000 habitantes a 120 kilometros al norte de Tokio. - Créditos: Gaspar Kunis y Micaela Bianchi
Como ceramista -desde hace 4 años doy clases de cerámica en mi taller de Villa Ortúzar (@gkceramica)–, mi bonus track fue conocer Mashiko, un pueblo rural de 2000 habitantes a 120 kilometros al norte de Tokio, en donde hay alrededor de 250 talleres de cerámica. Entre campos de arroz y bosques increíbles, donde mires aparece un torno, horno, humo, pilas de leña y se respira una paz absoluta. Un imperdible es la casa-museo de Shoji Hamada, un maestro total de la cerámica japonesa y figura clave del movimiento mingei, que reivindica lo simple, lo útil, lo hecho a mano. Estar en su taller, tocar su torno, levantar tapas de tachos y encontrar su arcilla es una experiencia alucinante e insipiradora, en especial si sos amante de la cerámica o las artes tradicionales.
7. Monte Fuji

Nosotros no queríamos perdernos la oportunidad de verlo de cerca y decidimos alquilar una campervan y recorrer Fuji Five Lakes - Créditos: Gaspar Kunis y Micaela Bianchi.
La mayoría de las personas que viaja a Japón ve el monte Fuji desde el tren que va de Tokio a Kioto y solo si tiene muchísima suerte (gran parte del año está tapado por nubes). Nosotros no queríamos perdernos la oportunidad de verlo de cerca y decidimos alquilar una campervan y recorrer Fuji Five Lakes, un complejo de lagos hermosos que rodea el monte, y fue la mejor decisión que pudimos tomar. Si bien el país está increíblemente bien conectado por el transporte público y podés ir de cualquier punto a otro rápido y fácil, nuestra experiencia con el camper nos permitió ver un Japón más rural. La naturaleza nos sorprendió con una belleza que no esperábamos; apenas llegamos a la zona, pensamos: “Esto es una mezcla de la Patagonia con Mónaco”. Lugares de una belleza natural alucinante que están atravesados por trenes de alta velocidad, rutas impecables con autos de lujo. ¡Un sueño!
Recorrido Fuji Five Lakes
Fueron en total 6 noches y aproximadamente 1000 km de pura aventura en los que recorrimos algunos de los 5 lagos y pueblos cercanos. Viajar en camper por esta zona fue una experiencia única, que nos acercó a un Japón más auténtico y sereno.
- Kawaguchiko, donde el lago refleja el Fuji con una calma impresionante. Es el más accesible y turístico y podés caminar o andar en bici por su costanera llena de cafés y tiendas con productos artesanales.
- Saiko, un poco más alejado, nos regaló paz y naturaleza pura, ideal para hacer caminatas y desconectarse del mundo. Recomendamos madrugar para disfrutar los paisajes sin turistas y probar alguna especialidad local en los pequeños restaurantes que aparecen en el camino.
- Iyashi-no-Sato Nenba, a orillas del lago Saiko, es una aldea reconstruida de 20 casas tradicionales de techo de paja que representan cómo se vivía en el Japón rural antes de la modernización y que funciona como museo al aire libre. Cada una abierta al público y con una función distinta: algunas son talleres donde se puede ver cómo se hacen artesanías típicas (papel washi, cerámica, tejidos), otras son locales de venta de productos regionales, y también hay pequeños restaurantes que ofrecen comidas tradicionales como el hōtō. Todo el predio está muy bien señalizado y cuidado. Desde varios puntos se ve el monte Fuji, y hay espacios para sentarse y descansar. Ideal para entender cómo era la vida en las zonas rurales de Japón y para probar productos locales sin intermediarios.
- Hakone combina naturaleza, arte y aguas termales. Paseá en barco por el lago Ashi, subí en teleférico al Valle Owakudani y relajate en un onsen tradicional. En días despejados, se ve el Fuji desde varios puntos.
- Shojiko: pequeño y apacible, ideal para paseos tranquilos.
- Motosuko: el más profundo y pintoresco; famoso por la vista del Fuji en el billete de ¥1000.
- Yamanakako: el más grande y popular, ideal para deportes acuáticos.
Data para tener en cuenta antes de viajar a Japón
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¿Cuándo ir? En primavera (marzo a mayo) es la época más popular, ya que el clima es templado y es ¡temporada de sakura –cerezos en flor–! En otoño (octubre a noviembre) el clima está un poco más fresco, pero hay menos turistas y los colores del momiji (hojas rojas) tiñen templos y montañas. Evitar los meses de mayor calor (junio, julio, agosto, septiembre).
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¿Cómo llegar? Desde Argentina, no hay vuelo directo a Japón. Las rutas más comunes son vía Estados Unidos, Europa, Doha o Dubái. Lo ideal es llegar al aeropuerto de Haneda, que queda mucho más cerca de la ciudad.
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Moneda (tipo de cambio): 1 US$ = 157 yenes. Consejo: en muchos lugares no aceptan tarjeta, llevá siempre un poco de efectivo.
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¿Cómo moverse? Comprá una tarjeta sin contacto como la Suica o la Pasmo para moverte en tren/subte. Para viajar entre ciudades, está la Japan Rail Pass, que podés sacar por 7, 14 o 21 días, pero hacé bien el cálculo, ya que últimamente no viene siendo tan conveniente.
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Tax free: al igual que en Europa, podés pedir que te hagan el tax free presentando el pasaporte en cada compra que hagas, luego podés recuperar los impuestos en el aeropuerto antes de volverte.
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Tips: no se acostumbra dejar propina en ningún lado.
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Apps indispensables: Google Maps y el traductor van a ser tus grandes aliados. No te olvides de descargar los mapas por las dudas, para usarlos sin conexión.
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