Viajar a Colombia: qué deberías saber antes de visitar el país. - Créditos: Gentileza de @gavito.travelling.
Colombia es sinónimo de naturaleza, sabor, alegría, cultura y pasión. Es el país con mayor biodiversidad del planeta. Proveedor mundial de café y hogar de dos grandes festivales: Las Flores en Medellín y Salsa en Cali. Mas allá de dotes y curiosidades el viaje se inspiró en el mar de los siete colores de San Andres, románticas fincas de café en el eje cafetero y la apasionante cultura de Cartagena de Indias. Así dimos vida a un viaje de 3 semanas por el país.
Su amplia superficie presentaba ciertas dificultades en el armado, sin embargo, gracias a la experiencia de amigos y la Lonley Planet, bajamos a tierra los puntos en el mapa. El primero contacto seria la pintoresca y conservada ciudad de Cartagena, para luego visitar Baru, Isla del Rosario, archipiélago aledaño. El periplo continuaría al este por la ciudad pesquera de Taganga, portal al salvaje Parque Nacional Tayrona quien le sucedería en la hoja de ruta. Luego migraríamos a la isla de San Andres en el caribe, para apreciar el mar y sus playas. Con los zapatos cargados de arena haríamos pie en el eje cafetero, Manizales, honrando al emblema de la nación, el café. Bogotá, de carácter y gran actividad, sería el final del plan por Colombia.
1. Cartagena
Al Bajar del avión sentimos el caribe, el calor y humedad es contundente. En silencio ingresamos a la ciudad amurallada. Cartagena es una de las ciudades más pintoresca de Colombia y un claro ejemplo de la historia moderna Latinoamérica. La arquitectura española se encuentra protegida por una impotente muralla y los balcones de madera adornados con flores mantiene con vida la energía fundacional del siglo XVI. Supo ser uno de los puertos mas importantes de América y testigo de importantes conflictos bélicos entre piratas, corsarios y colonos. Mientras paseamos a pie descubrimos a las Palanqueras, mujeres con vestidos de colores que venden frutas recordando a los primeros esclavos libres de América. Por la tarde damos un paseo en carroza reviviendo su historia. A la noche locales gastronómicos nos tientan con tamales, empanadas, bandejas paisas, sancocho entre otras propuestas regionales. Durante 3 días visitamos los principales atractivos destacando el fuerte San Felipe, imponente en su época y del continente. Realizamos un clásico recorrido de plazas, entre ellas Plaza de los Coches donde se encuentra la estatua de Pedro de Heredia, rodeada de palacios de época colonial. La Plaza de la Aduana, de una belleza particular y muy concurrida. La Plaza de San Pedro Claver, junto a la iglesia. El calor invita a continuar el recorrido por los museos y así tomar un respiro de él. Entre ellos, el Museo Naval del Caribe, muestra la historia de la ciudad y de la navegación junto al Museo del Oro con objetos de la época precolombina. Hay tiempo para caminar sobre la muralla y perdernos por el barrio Getsemaní. El broche de oro mirar el atardecer en el conocido Café del Mar.
2. Baru
Dejando atrás la historia y arquitectura partimos hacia el mar para conocer Isla del Rosario. El archipiélago de 27 islas se encuentra frente a Baru y próximo a Cartagena. Forma parte del Parque Nacional Natural Corales del Rosario y de San Bernardo. El viaje a Barú comienza en el muelle de La Bodeguita a corta distancia de la ciudad amurallada. Durante 40 minutos navegamos aguas cristalinas de diversos tonos de azul, hasta dar con la Playa Blanca. El plan realizar una excursión a mar abierto para conocer el PN Corales Del Rosario y descansar unos días en la playa. Al descender de la lancha, con los pies en la arena, una línea de alojamientos agrestes se abre de punta a punta entre palmeras y una vegetación frondosa. Las estructuras de madera y paja junto al mar son la escena perfecta de aquel mochilero que busca sencillez y naturaleza, solo basta hacer unos pasitos desde el cuarto para tener los pies en el agua. El tiempo discurre entre chapuzones, contemplación y lindas charlas. Las tardes son un escándalo gracias a la puesta de sol y de noche la combinación cerveza, reggae y mar es letal. Al siguiente día partimos en una excursión al corazón del parque nacional para zambullirnos en una practica de snorkel. Una modesta lancha espera mientras perseguimos peces y observamos corales bajo las limpias aguas del caribe. Al margen de esta actividad se puede realizar paseos en kayak, windsurf, surfing y flyboard. En un clima vacacional dejamos que los días en Baru corran a su propio ritmo.
3. Taganga
Tras el descanso reparador de Baru migramos al este para dar con Taganga, departamento de Magdalena. En el camino dejamos 257km y 5 horas de ruta colombiana. El pequeño pueblo pesquero, de 3 mil habitantes posee fantásticos atardeceres sobre el mar y una onda mochilera plasmada en los hostels de la calle principal. La corta estadía discurre entre platos de pescados fritos, atardeceres soñados y excursiones a playas cercanas. Esta última actividad cabe destacarla ya que se parte en lancha desde la playa principal de Taganga hacia la playa Bahía Concha, ubicada en el cabo próximo al parque nacional Tayrona para hacer snorkel y disfrutar la tarde en una playa virgen cargada de vegetación. La lancha frena en aguas abiertas en donde saltamos al agua para disfrutar el nado de calamares y de diversas especies de peces entre coloridos corales.
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4. Parque Nacional Tayrona
La van, llena de extranjeros, se desplaza 37km a toda velocidad entre Taganga y la Puerta principal del PN Tayrona. El parque es uno de los más importantes del país y se ubica en las estribaciones de la Sierra Nevada de Santa Marta en el caribe de Colombia. Todos los años confluyen miles de viajeros para disfrutar de sus playas brillantes y su exuberante vegetación. La particular combinación de montaña, selva y mar la hace sumamente exótica. Sumado a esto el parque cuenta con varias bajadas al mar, restos arqueológicos, cascadas, quebradas y una amplia variedad de flora y fauna. Tras ingresar al parque iniciamos un trekking de 3 horas que nos lleva al Cabo San Juan, spot soñado y bien alejado de la civilización. Al caminar por la selva esquivamos a grandes hormigas y lagartos que atraviesan el sendero. Al final los suspiros confirman la llegada al Cabo. Lo mas divertido, donde vamos a dormir.
Sobre unas rocas en el mar se alza una cabaña abierta de madera y paja, en ella una serie de hamacas paraguayas aguarda por los huéspedes. Lo irreal se transforma en real. Luego de una cena en la playa, vamos a la cama, mejor dicho, a la hamaca. La luna se refleja en el mar, el ruido de las olas adormece a la gran mayoría, mientras observamos los primeros cangrejos que visitan el área. Sin duda una aventura sin igual, no hay mosquitero, estamos sobre el mar rodeado de cangrejos y paz. A la mañana siguiente despertamos en el paraíso. De un lado el caribe azul, del otro las sierras y la selva en su falda. Saltando de la hamaca partimos por un lindo chapuzón. El día transcurre parte en el agua y en la arena donde captamos con la cámara el imponente escenario. Al partir el sol, inicia una nueva aventura nocturna.
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5. Isla San Andrés
Un viaje en lancha, más duro de lo pensado, es necesario para hacer pie en Taganga y dar el salto hacia el aeropuerto de Santa Marta. Un vuelo de 3hs y 830km dista del próximo destino. La Isla de San Andres es la más grande de las islas del archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina. Formada por africanos, británicos, escoceses, neerlandeses, irlandeses, franceses, españoles y colombianos, aún conserva la cultura raizal. Luego de aterrizar y en un bondi de línea avanzamos hacia el sur, zona de San Luis. El hogar, una casa de arquitectura isleña de color azul y estilo muy particular. Vivimos el lugar como un parque de diversiones ya que somos apasionados del mar y la naturaleza. Con movilidad propia se recorre la totalidad de la isla en 1 día. Hay playas para todo tipo de gusto y perfil, se suman los cayos (pequeñas islas en el mar), zonas de snorkel, como el acuario y un sentido centro comercial para salir de compras por la tarde. Entre las maravillas se destaca el cayo de Johnny Cay, la playa de San Luis, Cayo Bolívar, Cayo Acuario, West View, La piscinita y el atractivo ascenso a la isla para observarla en su totalidad. Hay espacio para ver cocodrilos y aves. Los días transcurren a puro calor y alegría recorriendo en un buggy (ciclomotor) la isla y partiendo al mar con salidas diarias en lanchas manejadas por raizales.
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6. Manizales
Tras días de sol y mar abandonamos el caribe para introducirnos en el corazón de Colombia. En un vuelo fugaz de 5hs volamos de San Andres a Manizales, principal enclave del eje cafetero. Arriba de un taxi viajamos por la selva para llegar a la posada, la Hacienda Venecia. El lodge invita al viajero a conectar con los cultivos de café, la exuberante naturaleza de montaña y descubrir el mágico proceso de producción del café. Quien ha leído acerca de la historia de Colombia sabe que este territorio a sido dueña de narcotraficantes y testigo de movimientos militares, por lo cual el misterio y el vértigo se respira en el aire. En la hacienda, junto al dueño, recorremos la zona de cultivos esquivando la vegetación y palpando el carácter del grano. En la tarde el café llega a la mesa para disfrutar del sonido de las aves y respirar la humedad de la montaña. Al siguiente día, revivimos de punta a punta el proceso productivo e incluso experimentamos una cata de café. Ellos se divierten con el acento porteño y por nuestra parte con su gracia y energía. La bandeja paisa, un mix Fríjoles rojos, arroz, chicharrón, carne en polvo, chorizo antioqueño, huevo frito, plátano maduro, aguacate, arepa, dice presente en la mesa.
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7. Bogotá
El final se aproxima y la diversidad guarda un lugar para su capital, Bogotá. En compañía de un viejo amigo que vive en Colombia, encargado de un hotel en la zona de la Candelaria, recorremos a pie la megaciudad. Entre sus principales exquisiteces destaca el ascenso al cerro Monserrate, logrando una imperdible vista panorámica a la ciudad. Paseamos por el barrio La Candelaria de calles empedradas y casas de colores para dar con la Plaza Bolívar, la Catedral Primada de Colombia y otros edificios gubernamentales importantes como: la Alcaldía Mayor y el Congreso. Mientras recordamos viejas anécdotas de la infancia visitamos el museo del Oro, el cual alberga la colección de orfebrería prehispánica más grande del mundo. Por otro lado, el Museo de Botero, famoso artista colombiano. Otros recorridos atractivos, el paseo por Usaquén, el Jardín Botánico de Bogotá y descubrir el lado nocturno en la Zona T. Después de 3 semana de trotar por el país cafetero logramos cargar en la mochila gran parte de su esencia y los mejores recuerdos, sin duda Colombia es un destino que enamora hasta el más exigente de los viajeros.
- Nota gentileza de Gavo. Seguí sus aventuras viajeras en Instagram en @gavito.travelling.
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