Eguisheim, el pueblo circular de Francia que parece sacado de un cuento de hadas

Eguisheim es muy pequeño, pero —me animo a decir— el más bonito. Famoso por su diseño circular, único en Francia, sus calles se desarrollan alrededor de un punto central, creando una estructura que recuerda a un laberinto.

Además, una de las características de su centro histórico es la doble muralla construida con fines defensivos en la Edad Media.

Caminar por estas callejuelas estrechas, dominadas por las típicas casas de entramado de madera adornadas con balcones repletos de flores y coloridas fachadas, es un viaje a través del tiempo y una caricia al alma.

Algunas de las casas conservan las placas de antiguos oficios como panadero, carpintero o vinatero. Por su parte, los grandes patios medievales albergan bodegas que invitan a degustar los excelentes vinos alsacianos y saborear alguna que otra delicia de la gastronomía local: tablas de quesos, charcutería, ensaladas y crêpes dulces.

En fin, este lugar de aproximadamente 1700 habitantes ofrece una atmósfera serena y hospitalaria que invita a disfrutarla a paso muy lento.

Otro punto destacado es la iglesia parroquial dedicada a San Pedro y San Pablo. Fue construida en estilo románico, pero remodelada con añadidos góticos en 1220. Admirá la altísima torre de cuatro campanas y el magnífico portal, adornado con una escultura de madera policromada que representa a la Virgen María.

También cuenta con la presencia de un castillo, el Château de Saint-Léon-Pfalz, que domina la plaza principal del pueblo y está rodeado por una muralla de forma octogonal. Solo está abierto al público durante las visitas guiadas que ofrece la Oficina de Turismo y con motivo de los grandes acontecimientos de la ciudad, como las ferias de otoño o los mercados de Navidad.

El pueblo de Eguisheim tiene rincones y plazas encantadores, con fuentes burbujeantes. La más bella es la Fontaine de Saint-Léon, sin duda una de las más grandes de la región, en el centro de la plaza principal. También son un sueño las fuentes de la Plaza del Mercado, que datan de 1557, y la Fontaine de la Porte Basse, construida en 1841.

Mientras paseás por las antiguas calles, mirá hacia arriba y verás algo muy curioso: nidos de cigüeñas construidos en los lugares más impensados, como campanarios, tejados de casas y agujas de torres. De hecho, parejas de cigüeñas emigran cada año para anidar en este pueblo. Los aldeanos cuidan de los nidos, reforzándolos y protegiéndolos de las inclemencias del tiempo para asegurar el regreso de las cigüeñas, especie protegida y símbolo de la región.

El pueblo de Eguisheim es alucinante durante todo el año, pero hay una época en la que se transforma en un lugar verdaderamente mágico: las calles se llenan de aromas especiados y resuenan en el aire canciones festivas. De hecho, los mercados navideños de Eguisheim han recibido el prestigioso título de Villes et Villages de Noël, por el ambiente de cuento de hadas que se recrea mágicamente durante las fiestas de Navidad.