Alerta tendencia: el full denim viene con toda para el invierno, según Bogotá Fashion Week

Si bien, allá lejos y hace tiempo, el denim fue el material destinado a la ropa de trabajo, lo cierto es que, con el paso de los años, de su carácter netamente funcional, pasó a ser trendy y, a esta altura, ya se volvió un clásico para la escena fashion.

Tal cual se pudo ver en Bogotá Fashion Week, siendo en este caso, además, uno de los emblemas de la industria de la moda colombiana. Así fue como, una marea índigo copó la pasarela de la segunda jornada al incorporar los diseños que se venden en el popular sector de San Victorino, con una selección de diez marcas encargadas de desarrollar las prendas para una colección cápsula.

¿Destacados? Los vestidos en denim -para nosotros “jean”- de coloratura violeta plagados de tachas de la firma Ismo, además de las referencias cowboy en flecos y cortes para las camperas y pantalones de Zoe Company. Lo mismo Seven7 y sus chaquetas diversificadas.

En este sentido, estuvo la colección de Faride Ramos, quien hizo honor a la tradición sastrera. Mostró blazers, pantalones y faldas, a los que le sumaron procesos artesanales en línea con la propuesta de la marca. ¿Colores? Neutros; negro, azul profundo, marfil y gris. 

A su vez, Atelier Crump hizo lo propio con sacos, vestidos y la innovación en el denominado “Bolsillo Crump”, cuya tapa en forma de corchete está plasmada en diseños en tonos cítrico, lila y blanco.

Y el summun de la propuesta sastrera, aggiornada al aquí y ahora, llegó con el venezolano Alejandro Crocker a cargo del desfile de cierre de esta semana de la moda. “Ficción de un traje. Género Artificial”, es el nombre de la colección que incluye reminiscencias a la novelista francesa George Sand, quien se atrevió a atuendos masculinos en la París del 1800, la actriz y cantante alemana Marlene Dietrich y la pintora mexicana Frida Kahlo, quien también se animó al traje a principios del siglo XX.

Para esta marca, el desarrollo fue íntegramente hecho a base de prendas remanufacturadas del archivo de Carlos Nieto, algo así como un ícono de la moda colombiana. Dato no menor: contó también con el trabajo de mujeres venezolanas amparadas por la fundación “Juntos Se Puede” que impulsa la integración e inserción socio productiva de migrantes y refugiados.

Ya lo sabemos: el futuro será artesanal. Y de eso casi que no quedan dudas, tal cual lo demostraron los magníficos tejidos que se pudieron ver en el show de Rebancá, la marca comandada por los diseñadores Francisco Gómez y Silvino Patiño, oriundos de Iza, Boyacá.

Sus piezas rescatan, valoran y comparten técnicas y oficios ancestrales del altiplano de esa región, por caso el tejido en telar horizontal, el hilado a mano y la tintura con plantas. Además, de retomar los procesos de fieltro, tanto seco como húmedo. ¿El resultado? Ponchos y ruanas, entre otras prendas, que no solo se vuelven valiosas al perdurar en el tiempo, sino que además son aptas para todos los cuerpos sin distinción de género. “La moda también se teje en los territorios rurales”, dicen desde la firma.

Palma Canaria es otra de las marcas que apuesta al nuevo lujo sustentable al poner en escena vestimenta confeccionada a mano por familias de cuatro regiones de Colombia. ¿Cómo? Tejidas con fibras naturales obtenidas de distintas plantaciones, entre ellas la Palma de Iraca, el Bejuco, el Esparto y el hilo de cobre. Aplauso para el glamoroso Taska dress en color verde, uno de los atuendos que despuntó en la pasarela de la tercera jornada.

Así, al menos, pudo advertirse en las piezas de la diseñadora Andrea Landa. Ese es el leitmotiv de la marca homónima caracterizada por la versatilidad para trabajar en distintas densidades y tonos de cuero.

Oriunda de Medellín, Landa aprendió el saber hacer al contemplar desde muy chica cómo trabajaban los artesanos en el taller de su propia madre. Hoy, es la artífice de esos entramados flexibles que toman la forma de tops, pantalones y vestidos. Material noble que se inscribe en el propósito de revalorizar lo artesanal y las prendas y accesorios que persisten en el tiempo. Un clásico que no queda anclado a ninguna estación temporal y es ideal para ser combinado con diseños en denim o texturas más livianas, como, por ejemplo, la seda.  

Vale volver a mencionar la pasarela de Alejando Crocker que se caracterizó por estar realizada mediante la técnica del upcycling; con prendas hechas íntegramente a base de otras prendas que ya fueron generadas con antelación y que, actualmente, están siendo resignificadas en cuanto a las tipologías, los usos y, por ende, a nuevas expresiones.

Así, treinta piezas anteriores, desarrolladas en la boutique de Carlos Nieto, ahora toman la forma de pantalones y camisas oversize, además de blusas con mangas voluminosas, entre otras propuestas.

Enhorabuena, este modo de reciclaje es cada vez más frecuente y, así como pasó en Bogotá, viene ganando espacio en las pasarelas de todo el planeta, en sintonía con las acciones de rescate y reparación que suman cada vez más adeptos.