Barra brava

La barra del placard sigue sostenida por dos sillas. Ayer intentamos arreglarlo pero no fue tan fácil, así que mañana le vamos a dedicar más tiempo. Pero mientras, la casa está caótica, con la ropa desperdigada por el sillón y las sillas. Después de todo el día de ayer, con Silvio furioso y yo también muy molesta, a la noche le dije que me parecía que sí, que tenía que hacer una selección de ropa que no uso o no me entra y regalarla. Estoy absolutamente convencida de que quiero hacerlo.

Además de la barra, esta semana hubo otros problemitas domésticos. Ayer me peleé a los gritos con el proveedor de Internet, un servicio que funciona pésimo y que pagamos una millonada. Esas peleas me arruinan el día, me quedo cargada de sentimientos de odio y destrucción y me figuro como algo posible vivir sin ningún servicio, ni Internet, ni cable, ni celular.

De hecho, ayer le propuse a Silvio dejar de tener Internet en la casa. Total, con los teléfonos con mail y las computadoras en el trabajo, estamos bastante cubiertos. Silvio se rió y me señaló que esas son las típicas cosas que yo digo impulsivamente y que moriría sin Internet. Odio cuando mi novio no cree en la rotundez de mis palabras. De hecho, cuando le dije que me iba a deshacer de parte de mi ropa, tampoco me creyó. Su escepticismo me indignó, pero él se mantuvo inmutable. "Hacelo, y te voy a creer", me dice siempre, con todo, con cosas que obviamente voy a hacer y con cosas que obviamente no voy a hacer (estudiar flamenco, aprender chino, y etcétera).

Me espera un fin de semana de selección y arreglos en el hogar, ya verás Silvio.