No dejes que lo urgente te aleje de lo importante.
A la hora de emprender, es difícil organizarse y poder disociar la vida personal del trabajo, sobre todo porque un negocio propio es como un hijo muchas veces. Por eso consultamos a Guillermo Casarotti, fundador de la marca de tés INTI ZEN y asesor en INICIA, Comunidad de emprendedores, que nos cuenta cómo hizo él para poder lograr un equilibrio en su vida personal. Acá te dejamos lo que nos dijo:
Qué bueno fue trabajar en distintas multinacionales. Tenía responsabilidad limitada, todas mis noches libres y fines de semana, las vacaciones eran sagradas y podía organizar mejor mi vida personal, familiar y profesional. O sea, era uno más y tenía lo que algunos llaman "calidad de vida".
Pero un día se me ocurrió emprender, persiguiendo un sueño, y, por un buen rato, mi vida fue un caos. No tenía límites, ni tiempo, ni espacio. No encontraba mi eje, y la calidad de vida que quería mejorar, empeoró, y mucho.
No fue fácil encontrar el supuesto "equilibrio", pero sí recuerdo que fue un trabajo que requirió de mucha observación, disciplina y voluntad. Las ganas que tenía de llevar el sueño adelante y el soporte de la familia, fueron los principales motores para encontrar el camino.
"Un día se me ocurrió emprender, persiguiendo un sueño, y, por un buen rato, mi vida fue un caos. La calidad de vida que quería mejorar, empeoró, y mucho".
Primero, tuve que entender y aceptar que el famoso "equilibrio" no existe, porque todo está en continuo movimiento. Ya sea por motivos internos de cada uno, por cambios en el entorno familiar o del país en el que vivimos. Y también cambia lo que llamamos "calidad de vida". O sea, todo cambia: lo bueno, lo malo, los estados de ánimo, y la percepción también. Hasta los mercados y consumidores de nuestros productos. Cuando comprendía lo que estaba pasando y alineaba alguna cosa, la otra ya no era igual, y todo se derrumbaba de nuevo. Caos.
Luego de meses de introspección, meditación y tai-chi (y una semana de retiro silencioso en un monasterio al sur de Buenos Aires) decidí conscientemente focalizarme en manejar la energía, más que en controlar el tiempo, y ésto me permitió convertir el estrés en motivación.
Comparto algunas ideas que me ayudaron a lograr que mi emprendimiento no fuera un "trabajo" sino parte misma de mi "calidad de vida", eliminando así la búsqueda del supuesto "equilibrio".
- Planificar y poner limites. Establecer metas claras y definir cómo conseguirlas, sin olvidarse de determinar bien el marco de acción, o sea nuestros límites. Por ejemplo, los fines de semana es clave disfrutar de uno mismo, de la familia, los amigos y de lo que se te ocurra. Cortar con temas del trabajo. Es bueno y saludable tomar distancia y así encontrar nuevas perspectivas a viejos problemas. Durante la semana, limitar las horas de trabajo, y si es necesario, buscar buenas excusas para manejar el tiempo (siempre digo que como soy el "hombre del té", tengo que estar a las 5 o’clock en casa para tomar el té en familia, así que nunca una reunión después de esa hora). Planificar bien, es clave, usando mejor el tiempo y la energía, con reuniones más cortas y en streaming. Con coherencia y disciplina, una buena planificación puede tener cierta flexibilidad, y así adaptarse mejor a circunstancias imprevistas.
- Conseguir un "lugar" de trabajo y separar bien las finanzas. Cada cosa en su lugar. No juntar lo personal con lo profesional. Conseguir una oficina, cuarto o también vale hasta un rincón en la casa, para tener todo lo que es del emprendimiento. También separar las finanzas personales y profesionales, así todo está claro para uno mismo y el entorno.
- Formar un equipo de trabajo. ¡Comunidad es la clave! Qué importante es estar rodeado de gente motivada. Y si fuera el caso, conseguir socios con actitud positiva que nos complementen y ayuden a recorrer este sueño. Fundamental construir networking en las distintas comunidades para acelerar procesos y mejorar resultados. INICIA es una de ellas, donde se promueve la actitud innovadora de los emprendedores, acompañándolos en cada etapa del crecimiento. ¡A seguir!
- Momentos para uno mismo. Planificar actividades deportivas y sociales que nos recargan energía. También saber decir que "no" a ciertas situaciones o personas, siendo fiel a uno mismo. Si no tenemos ganas, no nos obliguemos. Hay que ser más simple y directo, identificando los momentos importantes, tomando los minutos por día necesarios para respirar y soltar. En lo personal, me encanta mi momento "conec_té", donde decido tomarme unos minutos para elegir un té según mi estado, calentar agua y disfrutar de ese instante. Todo el pequeño ritual en el medio del día y del caos, hace que me conecte con ese momento de una manera única. Buscá tu ritual. Puede ser simplemente pararte frente a un espejo en el baño, inhalando y exhalando conscientemente durante unos minutos, conectándote con tu respiración. Hay muchas formas. Se dice que mil monjes, mil religiones, y por lo tanto mil formas de reconectarse. ¡La tuya va a ser la mejor!
- Establecer metas diarias. Para incluir estos "rituales" como cotidianos hay que hacerlo paso a paso, estableciendo metas cortas y realizables. Con perseverancia, disciplina y mucho positivismo (¡fuera la queja!), hay que lograr que la aventura de emprender sea también divertida y fascinante. Por supuesto que los momentos difíciles van a seguir apareciendo, pero reconectate, abrazá lo que amas de tu emprendimiento y buscá, si hace falta en tu red, la manera de resolverlo creativamente.
Agradezco el momento en que decidí emprender y ponerle sentido, color, aroma y sabor a mi vida. Experiencia pura, mucha adrenalina y en continuo movimiento, integrando ecosistemas para no tener que "equilibrarlos" y aprendiendo así, a manejar la propia energía, con el claro propósito de encontrar el sentido a cada instante, personal y profesional. Es un camino que vale la pena recorrer.