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Canceló la boda, salvó la vida de su ex y dio un vuelco a su historia de amor


Una increíble historia de amor

Una increíble historia de amor



Como muchas otras historias de amor, esta nació en un estudio jurídico (¡muy a lo Suits!), que reunía departamento de Legales y de Arquitectura. La primera vez que Agustín y Eugenia se vieron, cada cual estaba en pareja, pero estar a dieta no prohíbe chequear el menú y Euge pensó que el muchacho se veía bastante bien.
Al poco tiempo, ella cambió de trabajo, se distanció de su ex, sus padres se separaron en términos que distaban de amigables y así, nuestra protagonista tuvo que rearmar a los ponchazos su corazón vapuleado. Y en eso llegó Facebook, que le sugirió que entablara amistad con Agustín.
- “¿Le hablo? ¿Se acordará de mí? ¿Qué le digo, si nunca cruzamos palabra…?”.
Por fin, después de mucho pensarlo Euge encaró.
“Hey, ¡trabajamos juntos!”, aventuró ella por chat, y Agus le devolvió la buena onda. Pero pasaban los meses y el chateo no llegaba a un tête à tête. Euge empezaba a impacientarse hasta que vio un pie cuando Agus deslizó que buscaba un nuevo trabajo en arquitectura. Como sus hermanas trabajaban en empresas relacionadas al rubro, nuestra protagonista las usó como puente.
Agus terminó consiguiendo laburo gracias a este contacto y decidió invitarla a Euge a comer, “como agradecimiento”.
Nuestra protagonista se relamía ante lo bien que había salido su plan y rumiaba sobre qué ponerse para esa primera cita (bah, ¿era “cita”?); Agus siempre la había visto en plan oficina, así que la idea era mostrarle sus otras facetas pero sin tirar toda la carne al asador. Después de consultar sus opciones con amigas, hermanas, su madre y la mar en coche, se decidió por un jean, sandalias bajas que eran su amuleto de la suerte y una musculosa negra.
Por fin, se oyó la bocina, que anunciaba la llegada de Agustín.
Apenas se subió al auto, Euge supo que la salida iba a ser un éxito.
La pareja llegó al restaurante y la charla y el vino fluían. La química de los jóvenes era evidente.
Después del postre, salieron a caminar. Cuando quisieron darse cuenta ya era la madrugada, y ellos seguían compartiendo reflexiones, planes de vida y proyectos.
Pero cuando Agus la dejó en su casa, la despidió sin un beso. Casi que le clavó palmadita en el hombro. “Quiere ser mi amigo”, pensó ella, con desilusión.
Como muchas otras historias de amor, esta nació en un estudio jurídico (¡muy a lo Suits!), que reunía departamento de Legales y de Arquitectura.

Como muchas otras historias de amor, esta nació en un estudio jurídico (¡muy a lo Suits!), que reunía departamento de Legales y de Arquitectura.

Confirmar la corazonada

Después de esa primera salida, Euge y Agus mantuvieron el contacto, pero las señales no eran muy claras respecto a si estaban en la friend zone, o no.
Hasta que un día nuestra protagonista se hartó de la duda.
Esa misma tarde Agus iba a su casa para el té. Llevó facturas y, entre mates, las charlas fluían como siempre, hasta que nuestro galán se levantó para irse. Euge lo acompañó a la puerta y en ese saludo de despedida le corrió la cara para darle un beso.
Agus devolvió el gesto y después reconoció que él también tenía ganas desde hacía tiempo de llegar a segunda base, pero no lo había hecho por timidez.
Ya era oficial: nuestros protagonistas estaban saliendo. “En ese momento era todo felicidad”, revela nuestra protagonista. “Nos acoplamos tan bien que nos quedamos y nos fuimos conociendo más y más. Por suerte, la vida les da a los Agustines unas Eugenias para equilibrarse, y viceversa; porque para mí las parejas son complementos y equilibrio. Siempre amé de nosotros lo diferentes que somos”.
Y en esa diferencia se encontraron tanto y tan bien, que después de tres años de noviazgo, allá por 2013, Agus convocó a Euge a una cena casera y le propuso pasar la vida juntos.
Claro que Euge aceptó la propuesta del amor de su vida con un efusivo “sí” y empezaron con los preparativos. La fecha elegida fue el 8 de marzo de 2014.
Después de esa primera salida, Euge y Agus mantuvieron el contacto, pero las señales no eran muy claras respecto a si estaban en la friend zone, o no.

Después de esa primera salida, Euge y Agus mantuvieron el contacto, pero las señales no eran muy claras respecto a si estaban en la friend zone, o no.

Fue casi un año de organización. Euge se mudó con Agus, así se ahorraban su alquiler mientras empezaban a contratar los distintos proveedores: salón, catering, DJ, ambientación.
Terminó ese 2013 en que habían anunciado al mundo, su mundo, la Buena Nueva, y de pronto llegó enero del año que los vería juntos para siempre.
Los preparativos estaban ya casi terminados, y quien haya organizado un casamiento sabe que esto no es poco decir. Los chicos ya tenían la iglesia reservada y hasta diácono elegido para presidir la ceremonia. ¿Curso prenupcial? Hecho. ¿Anillos grabados con sus nombres? Check… ¿Las tarjetas para los 200 invitados? En camino. ¿Luna de miel? Organizada, hoteles reservados y pasajes en mano.
Y, claro, Euge ya trabajaba en el vestido de novia que siempre había soñado junto con su diseñador, Darío Arbina.

Dudas, miedos y un anuncio ¿inesperado?

Todo muy lindo, pero en la interna la pareja estaba rara. Estaban en distinta sintonía. El afuera los veía radiantes pero, puertas adentro, el diálogo era casi nulo. Pero Euge no es de quedarse con los brazos cruzados, y no había forma de que siguiera con esta tensión sin hacer algo al respecto.
El 8 de enero de 2018 nuestra protagonista se levantó con el objetivo de tener una charla sincera con su futuro marido.
Cuando uno sabe que “la” charla es inminente, intentar pensar en otra cosa es en vano. Y así, desde que se levantó ese 8 de enero, Euge no hizo más que buscar el momento indicado para sentarse a hablar con Agustín. Pero su suegra y su cuñada habían llegado de sorpresa desde Córdoba justo esa mañana (buen timing, el de los políticos), así que no fue fácil encontrar un rato a solas.
Hasta que a eso de las cuatro de la tarde, mientras en la ciudad de la furia el calor era agobiante, Euge se topó con su novio en la cocina, y lo increpó: “¿Me vas a decir qué te pasa o seguimos como si nada?”, a lo que él respondió con un monosilábico: “Sí”.
Euge optó por retrucar con una seguridad que en ese momento no tenía pero que aparentaba bien: “Decime la verdad; vos no te querés casar ¿no? ¿Y no sabés cómo parar toda esta pelota?”. Agus seguía igual de elocuente asintiendo un “sí” mudo. Euge prosiguió rellenando las frases que su ¿novio? no se animaba a formular, pero tampoco a negar: “Y querés que me vaya de casa... porque te agarró miedo de todo”. Agus confirmaba con su cabeza aquello que Euge hasta ahora no se había animado a pronunciar.
Lo que Agus y Euge venían construyendo desde hacía tres años se derrumbó en una charla breve, en la que él casi no había vociferado palabra.

Lo que Agus y Euge venían construyendo desde hacía tres años se derrumbó en una charla breve, en la que él casi no había vociferado palabra.

“Recuerdo el dolor que tenía en mi pecho, y el dolor que también vi en sus ojos; pero con dotes de sinceridad al mismo tiempo”, nos cuenta ella, entre lágrimas.
Y así fue cómo todo lo que Agus y Euge venían construyendo desde hacía tres años se derrumbaba en una charla breve, en la que él casi no había vociferado palabra.
Ese 8 de marzo de 2014 entre nuestros protagonistas habría de todo menos unión matrimonial. Había que empezar a cancelar todos los proveedores y, lo que era más difícil, dar la noticia a sus seres queridos, explicar qué habían decidido y por qué.
Con dolor en el corazón y una angustia que les estrujaba las entrañas, Agus y Euge decidieron cortar la relación. La separación fue durísima, pero pasaban las semanas y Euge empezaba a admitir(se) que Agus había tomado la mejor decisión para ambos, aunque la invadía una duda apremiante: ¿era falta de amor lo que lo había hecho dar marcha atrás...?

Más que un dolor de cabeza

Euge no tuvo tiempo para responderse porque en marzo de 2014 (mes en que se iban a casar) la vida volvió a golpearla cuando le detectaron un aneurisma cerebral.
“Tenía muchos dolores de cabeza y fue casi un milagro que lo hayan detectado”, nos cuenta ella.
Después de la operación el médico le confesó que el viaje de la luna de miel podría haber puesto a su vida en alto riesgo, por la cantidad de vuelos y la presurización del avión.
En julio la operaron de la cabeza una vez más, y de vuelta en septiembre: esta vez de urgencia, porque los stent se habían cerrado. De esta operación nuestra protagonista por poco no sale con vida.
Un dato, no menor, es que durante todo el proceso Agus siempre estuvo en contacto con ella, aunque su excasi suegra se enojaba con el resto de los familiares porque lo dejaban estar. Ambas familias estaban enojadísimas con Agustín.

Bases sólidas para renacer

Pero más allá de las voces ajenas, Agus nunca había dejado de pensar ni de extrañar a su exnovia, y ese septiembre de 2014 le propuso salir a comer. A ella la devoraban los nervios pero intentó mantener la calma: no quería exponerse más...
Agustín pasó a buscar a Euge por su nueva casa y fueron a cenar. Después del small talk y de hacer su pedido al mozo, fueron al grano.
Agus dijo: “Ese día en que hablamos en la cocina yo no pude distinguir el amor del miedo; y aunque en el momento no pude dar el paso de casarnos, no significa que te dejé de querer. Empecé a sentir tu ausencia... y después de las operaciones tuve tanto miedo de perderte, que me replanteé todo”.
¿Y Euge? Ella siempre había tenido bien en claro que amó a Agustín desde esa primera salida en que subió a su auto. Y tampoco dudó jamás del amor de él hacia ella.
Con todo el proceso más digerido, nuestros protagonistas conversaron y concluyeron que en el momento no habían estado listos para el casamiento; simplemente fue él quien, a su forma, pudo decir lo que ambos sentían pero no se animaban a expresar.
A Eugenia le detectaron un aneurisma cerebral y se tuvo que someter a una cirugía de urgencia. Después de la operación el médico le confesó que el viaje de la luna de miel podría haber puesto a su vida en alto riesgo, por la presurización del avión.

A Eugenia le detectaron un aneurisma cerebral y se tuvo que someter a una cirugía de urgencia. Después de la operación el médico le confesó que el viaje de la luna de miel podría haber puesto a su vida en alto riesgo, por la presurización del avión.

“Además, cuando te pasan cosas fuertes de salud, donde ves que la vida pasa por cosas más importantes que el vestido o el catering, podés sacarle la cuota de tragedia a algo que es parte del miedo propio de los humanos”, concluye ella. Desde ese día Agus y Euge empezaron a verse con más frecuencia, pero en secreto; NADIE avalaba su reconciliación. Cuando la noticia empezó a salir a la luz, Euge se distanció de amigos que no aprobaban que le diera a su ex una segunda oportunidad. Al principio, su familia también se les puso en contra. Pero con los meses las cosas empezaron a acomodarse y, aunque todavía había muchas heridas que sanar, la felicidad empezaba a volverles al cuerpo.
En agosto, Agus y Euge compartían una noche tranquilos, en su casa. Empezaron a charlar sobre cómo sería la forma en que se casaran, si lo hicieran de nuevo. Coincidieron en que querían algo familiar, sin formalidades ni “invitados de compromiso”. Tampoco querían que se extendiera demasiado la organización.
De pronto, Agustín aventuró: “¿Te animás…?” .
Como la primera vez, Euge aceptó. Y lo hizo más segura que nunca porque, después de cuatro años de ese primer intento de casamiento y de todo el proceso que sucedió en el interin, ahora podía afirmar 100% segura que todo pasa por algo.
Y así, después de crecer, de pelear con los prejuicios, después de casi ponerse a la familia en contra y después de haber sorteado todas las dificultades de salud, Agus y Euge decidieron acompañarse para toda la vida, OTRA VEZ... Y volvieron a intentarlo, con otro perfil, completamente renovado.
Esta vez festejaron que sobreviveron. Que pese a los altibajos de la vida, cuando hay amor, respeto, compromiso y ganas de compartir una vida juntos, se puede, siempre.
Ellos están orgullosos de mirar hacia atrás y ver todo lo que pasaron. Juntos. En especial, están orgullosos de haber valorado sus tiempos, haber sido sinceros, no haberse dejado llevar por las formas y haber respetado lo más genuino que alguien puede hacer: animarse a decir que no.
* Sobre la autora: Rosario Oyhanarte es Licenciada en Letras y amante de la lectura. Creó su cuenta @rosiestips en 2017 con el objetivo de dar consejos y recomendaciones literarias, de viajes y belleza. Sin embargo, el futuro de la red social le esperaba otro destino. Luego de un pedido de sus seguidores, publicó la historia sobre cómo conoció a “El Negro”, su marido, y las repercusiones no tardaron en llegar. En cuanto a la dinámica, Rosario recibe las crónicas de amor de sus lectores, las edita y, con su ojo y expertise de escritora, divide los capítulos en posteos, generando un efecto atrapante en los fanáticos. Cada narración tiene su cualidad: corazón roto, diferencia de edad, historias de época, amores que se encuentran a los 40 años, relación a distancia, pero todas con algo en común; son historias de amor.

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