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Celos en la pareja: ¿de qué lado estás?

Cuando las dudas y las sospechas se instalan entre los dos, la confianza desaparece y la tensión es inevitable. Acá, algunas puntas para resolver la tormenta.




Créditos: Fotomontaje de Lola García Barrido

Ser celosas o ser celadas, pararse de un lado o de otro, llevar adelante una dinámica de pareja en la que los roles se turnan o se van cruzando. Todos sufrimos los celos de una u otra manera, la cuestión es ver en qué medida nos afectan y cómo los abordamos.

Celosos: yo, tú, él

¿Sabías que hombres y mujeres no comparten el sentimiento de angustia con los animales pero sí el que generan los celos? Así lo explicó Freud, quien además expuso la existencia de los celos normales. Escribimos normales sin comillas porque son la clase de celos que se encuentran en la línea de largada de un amplio espectro que llega hasta los celos patológicos.
Si alguien asegura que no es celoso o si incluso nosotras sentimos que no lo somos, escuchémonos con más atención: puede que haya una cuota de represión o que se expresen por otra vía.
Hay situaciones que joden pero que con un chiste buena onda, un comentario piola o un “che, dame un poco más de bola que no estoy cómoda” se olvidan a los cinco minutos.
Básicamente, los celos normales tienen que ver con un lugar donde no hay especulación o persecuta. Refieren a algo que se ve y que está pasando ahora. No hay mucha vuelta.

Cuidado con los “marcaterreno”

Los celos son triangulares: siempre hay un rival. Volvamos al ejemplo de la fiesta: vos seguís charlando con el amigo de un amigo y tu pareja se acerca y te saca de la conversación de manera descortés. O viceversa: lo ves bailando con una chica y lo agarrás en plan “dueña” al grito de “¡¿qué hacés?!”. Marcar terreno no es una acción habilitante sino que genera una situación de indignidad para los dos. En una buena relación, nadie tiene que ir a marcar el terreno, el terreno es siempre de los dos. En una situación así, lo ideal es hablarlo aparte. “Me siento mal con lo que está pasando” o “no está bueno lo que se armó, me parece fuera de lugar” son algunos caminos para iniciar el diálogo. Tal vez quien está siendo celado no se dio cuenta del malestar que podía generar.

Entendé al “okupa” de tu cerebro

Los celos son como un huésped que se queda en tu cabeza sin invitación y que te va a llevar un buen laburo echar, pero no es imposible. Si los sufrís, la pregunta de base es por qué no estás pudiendo construir la confianza en tu relación.
Prestá atención a los niveles de obsesión y en qué medida los celos te distancian de la realidad. No dudes en pedir ayuda si este sentimiento interfiere demasiado en tu vida diaria. En el caso de que tu novio sea frío o genere situaciones que te hacen dudar, hablalo para que entienda que necesitás otro feedback para sentirte segura.
Una situación diferente, es cuando depositamos la mirada en otra mujer, a la que quizá nuestro hombre ni registra y somos nosotras las que se la marcamos. Preguntémonos por qué, si hay algo en ella que nos muestra una carencia propia. Si es así, amiguémonos con quiénes somos para sacarles brillo a nuestros atributos y dejar de hacer doble clic en las falencias.

Poné límites

Cuando somos celadas, sentimos el ahogo. En algunos casos, podemos revisar si estamos siendo ambiguas o si le estamos dando al otro un motivo real para que desconfíe. Puede que el hombre que nos acompaña se sienta desvalorizado porque, por ejemplo, no le damos lugar en nuestra cotidianidad y eso active sus celos. Preguntémosle a ver cuál es su respuesta.
Ahora bien, si este sentimiento es completamente infundado, planteale –desde un lugar amoroso– que podés darte cuenta de que está sufriendo, pero que no es cosa tuya. Es él quien tiene que resolverlo. Establecé un límite claro para que el problema no se expanda y él se haga cargo del sentimiento que lo agobia.

Cuando no hay retorno

El error más grave es confundir los celos con la intensidad del amor. Sentirlos como un halago es la antesala al control y la obsesión por parte del otro. ¿Cómo darte cuenta?
Si los celos no tienen correlato con la realidad: bajo ningún punto de vista tenemos que empezar a bailar al compás del otro: dar explicaciones, justificarnos, dejar de salir con una amiga con quien la pasamos genial o no usar determinada ropa porque a él le molesta. Si abrimos esta puerta, la escalada puede no terminar nunca.
Si sentís que la relación está en peligro y que es tu responsabilidad: de ser así, estás siendo víctima de una extorsión, se trata de un acto de violencia y hay que distanciarse. La violencia intraconyugal empieza cuando uno coarta la libertad del otro y, en este nivel, los celos son señal de violencia emocional. No te quedes en este lugar.
Si detectás estos casos, lo ideal es ver a un psicólogo o participar en talleres o grupos de autoayuda para celos normales u obsesivos. En el caso de los celos delirantes, probablemente no se pueda trabajar en un espacio de psicoterapia, sino con un psiquiatra. Este cuadro seguramente forme parte de una estructura psicopatológica más grave.

Un sentimiento que empobrece

Sea cual fuere el escenario, lo que hay debajo de los celos es falta de autoestima, poca confianza y ausencia de verdad. Por eso, es clave el análisis personal y comprometido para dejar de sufrirlos. En el mismo nivel, el diálogo sincero es otra de las llaves que desactivan estos mecanismos que no se resuelven ni dando explicaciones ni revisando el historial de llamadas del otro. Los celos pueden volverse dolorosos y consumirnos la vida. Trabajemos para no darles cabida.

Si los celos te invaden

Créditos: Fotomontaje de Lola García Barrido

  • Analizá con prudencia y cautela la realidad.
  • Esperá antes de juzgar.
  • Preguntá en vez de suponer para encontrar verdades.
  • No busques la certeza a través de las redes.

Si él te cela

Créditos: Fotomontaje de Lola García Barrido

  • Sé asertiva: comprendé que el otro también está sufriendo.
  • No te justifiques.
  • No des explicaciones todo el tiempo: en lugar de tranquilizar al otro, le estás dando más motivos para desconfiar.

3 libros para entender los celos

Créditos: Prensa

Ama y no sufras, Walter Riso (Planeta, $310); Inteligencia y amor, Sergio Sinay (Urano, $325) y Si el otro cambiara, Graciela Moreschi (Urano, $360) •
¿Cómo te llevás con los celos? ¿Sos celos o celás? ¿O estás en paz con este tema? También pasate por: "Quiero decirte que el amor no se encuentra fácil. Mientras estemos acá, todo tiene arreglo" y ¿Se viene la cuarta parte de "Antes del amanecer"?
Expertas consultadas: Lic. Patricia Faur y Lic. Alicia Lopez Blanco, psicólogas especialistas en pareja.

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