Cinco tendencias del turismo que viajan rápido

Es un sector en plena expansión en el que todos los destinos quieren incursionar, como es el caso de Buenos Aires, considerada una de las ciudades más gay friendly de América latina. El turismo especializado LGBT se desarrolla mucho más rápidamente que el turismo convencional, desde hace varios años. Y ahora uno de sus desprendimientos también concentra la atención de los empresarios del turismo: el de los familiares de esta comunidad, especialmente en ocasiones como casamientos. Los destinos que quieren posicionarse en este sector tienen que demostrar que son muy seguros, tanto en cuanto a la seguridad física como verbal. Fort Lauderdale, en Florida, fue un precursor y está actualmente considerado como el mayor destino transfriendly del mundo.

Se venían haciendo pruebas desde cierto tiempo, experimentando con el uso de robots para interactuar con los clientes. Por ejemplo, Nestlé, en Japón, contrató a varios androides para sus cafés de Tokio. Ahora es el turno de los hoteles y se perfila como una verdadera revolución para las próximas décadas. Ya hay varios robots-conserjes y amas de llave en Oriente, Europa y América del Norte; como Mario en el Marriott de Gante, Bélgica, o Connie, en un Hilton de Virginia, Estados Unidos. Estos empleados modelo atienden sin discontinuar ni perder sus modales, están programados para varias tareas y hablan muchos idiomas. El hotel Aloft de Cupertino, California, presentó hace poco su robot Botlr, que se encarga del roomservice. Mientras tanto el Henn na Hotel de Nagasaki, en Japón, está enteramente atendido por robots, desde la recepción hasta la limpieza de los cuartos. Entre ellos también hay un? ¡dinosaurio!

Para mantenerse en la cabecera, los destinos y los hoteles más lujosos del planeta llevaron sus conceptos un paso más allá, eligiendo el camino de la discreción, la exclusividad absoluta y propuestas que elogian tanto la lentitud como el refinamiento. Compañías aéreas, agencias de turismo y hoteles de alta gama retienen sus clientes más que exclusivos con nuevas propuestas basadas en la slow-life, el silencio y grandes principios como buenas prácticas empresariales y cuidado del medio ambiente. El nuevo lema es "adelantar las expectativas de los clientes, en todo momento y en todo lugar, sea cual sea el nivel de prestaciones". Además del tratamiento personalizado y una disponibilidad permanente, también hacen hincapié en el manejo de los tiempos y la protección de la vida privada, garantizando zonas libres de paparazzi en el caso de pasajeros que sean figuras públicas.

El turismo cultural también está en pleno auge, aunque no de manera tan exponencial como otros sectores. En la mayor feria del mundo, la ITB de Berlín, hubo este año un pabellón exclusivo para propuestas turísticas culturales. Lo ocuparon sobre todo ciudades europeas que trabajan desde hace tiempo para afianzarse en este sector. O bien otras que tienen una actualidad acorde, como Aarhus, en Dinamarca, que será la Capital Europea de la Cultura 2017. Una modalidad clásica de viajar con motivos o aspiraciones culturales es a través de rutas o circuitos. En Europa muchas están basadas en personajes, obras literarias o episodios históricos, como la Ruta de Ricardo Corazón de León en el sudoeste de Francia, la Ruta de los Cuentos de Hadas en Alemania o la ruta de los Teatros Históricos, entre muchísimas otras.

Como las demás industrias, el turismo quiere ser respetuoso del medio ambiente. Uno de los casos más comentados fue la decisión de los parques SeaWorld de abandonar los espectáculos con mamíferos marinos a mediano plazo. Empezaron a surgir varios premios para incentivar este movimiento, como los National Geographic World Legacy Awards. Fueron entregados este año por segunda vez y aspiran en convertirse en referentes del género. Entre otros factores, toman en cuenta las iniciativas para proteger el paisaje en el marco de un turismo totalmente controlado. Más vale tarde que nunca, sobre todo en regiones -como algunas costas del Mediterráneo que sufren desde hace décadas una intolerable presión inmobiliaria.