
Antes de que nazca hija nunca imaginé que me iba a convertir en una abanderada de la lactancia. Amaba los juegos repletos de estímulos. Me negaba a la idea de dormir los tres juntos. Hubiera cuestionado la alimentación en trozos. Y pensaba que le estaba diseñando un cuarto soñado.
Si pudiera volver el tiempo atrás seguiría la filosofía Montessori para armar la habitación de Juju. Podría hablarles horas sobre el método Montessori pero eso va a quedar para más adelante... Hoy les voy a contar cómo es esa filosofía aplicada a los espacios.
A grandes rasgos, se trata de un enfoque que pone el ojo en el niño, buscando satisfacer sus necesidades por sobre las del adulto. El objetivo es ofrecer un espacio simple, lindo y ordenado, que no esté recargado de objetos así puede moverse y jugar en libertad. Algunas de las claves para organizar su habitación son:
Los colores: Deben ser "silenciosos": claros, neutros o pasteles.
A su altura: Todo debe estar al alcance del niño. Los objetos peligrosos no deberían estar en este cuarto ya que la idea es que pueda explorarlo sin riesgos.
La cuna: ¿Cuna? ¿Qué cuna? La filosofía Montessori plantea un cuarto sin cunas ni barrotes. Siguiendo la idea de que todo tiene que ser accesible al niño, lo ideal es un colchón al nivel del suelo, para que pueda subir y bajar cuando quiera sin la ayuda de un adulto. Además, el bebé logra una visión del ambiente sin obstáculos. (Lo bueno es que si se cae no van a ser más de 15-20 centímetros).
Espejos: Siempre debe haber un espejo a la altura del niño para que pueda observarse y descubrir su reflejo.
Los juguetes: Se recomiendan los de materiales naturales (madera, tela), sin pilas. La sobre estimulación de luces y sonidos no es beneficiosa, los excita y limita su imaginación.
Cada cosa tiene su lugar: El orden es sagrado. Cada objeto tiene su lugar, lo que ayuda al niño a encontrar lo que busca y a tener puntos de referencia. Esto les da estabilidad y seguridad.
Cuadros y láminas: no está mal estimular la observación de los pequeños, pero siempre cuidando de no saturar las paredes de colores e imágenes. Tienen que estar a una altura donde el niño pueda verlos sin tener que estar a upa del adulto.
Les muestro algunos ejemplos:






Otro punto a favor de las habitaciones Montessori es que son mucho más económicas que las "tradicionales".
Lamentablemente, nada tienen que ver estos cuartos con el de hija, donde hay algunos muebles elevados y una cuna funcional. Sin embargo, toda una pared es de espejo, hay estantes a su alcance e intentamos (no es fácil) mantener el orden: libros, instrumentos musicales y muñecos tienen asignado un lugar diferente.
¿Qué les parecieron estos cuartos?
También me encuentran en crianzaentribuok@gmail.com
Debbie
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