GAIMAN, Chubut.- Como una de las tantas consecuencias imprevisibles que suelen tener algunas escrituras, lo que el almirante inglés Fitz Roy dijo acerca de la Patagonia en su diario de viaje afectó el destino de muchos galeses.
Los elogios que tanto Fitz Roy como Darwin -que lo acompañó en su segundo viaje a bordo del Beagle- dedicaron a la zona fueron información clave en la decisión de una franja inmensa de galeses que querían huir del hambre y de la sumisión a la Corona británica que su tierra les prometía como único destino.
El deseo de emigrar era fijo, pero los destinos fluctuaban: según Abraham Matthews, pastor galés y cronista de la colonización patagónica, el primer intento de fundar una colonia en suelo extranjero se hizo a fines del siglo XVIII y el lugar elegido fue Ohio, en los Estados Unidos. Luego, un compatriota suyo, misionero en Palestina, propuso la Tierra de Canaán como punto fundante. Más tarde, un grupo partió para Brasil y muchos otros se siguieron expandiendo por distintas regiones de los Estados Unidos.
El siglo XIX mediaba cuando un cúmulo de razones -entre ellas, la descripción de Fitz Roy y el apoyo de un gobierno argentino que necesitaba poblar zonas ocupadas sólo por indios- llevaron a muchos galeses a pensar en la Patagonia como destino posible. El lugar tenía lo que muchos otros no: era un inmenso espacio casi deshabitado, lo cual permitiría que los galeses pudieran mudarse como grupo y mantenerse como tal, con religión, idioma y organización propias, y que no ocurriera lo que en otros lugares: la lenta pérdida de lo más propio en una sociedad distinta. En la Patagonia podrían ser únicos y ellos, una Gales renacida.
Las primeras capillas
Con gran lucidez clasificatoria, el mismo Mathews dice en otro pasaje: "Los galeses, ingleses y norteamericanos tenemos cada uno rasgos particulares. El espíritu religioso caracteriza a los galeses, el comercio a los ingleses, pero la educación es para los norteamericanos una de las cosas más importantes. Cuando se establece una media docena de familia de ellos, de inmediato levantan una escuela, y cuando un grupo de ingleses funda una colonia aparece enseguida el negocio. Pero si el grupo colonizador es de galeses, lo primero que hará es levantar una capilla, organizar la comunidad religiosa y, si es posible, buscar un predicador".
Así ocurrió aquí, en tierra patagónica. El primer contingente de galeses llegó al puerto de Madryn en 1865, aunque pronto todos ellos descubrieron que allí era difícil permanecer: la tierra era arenosa y pedregosa, y no había allí ni valle ni río ni arroyo; "tierra pobre cubierta de matas espinosas".
Entonces se trasladaron a Rawson -hoy capital chubutense- siguiendo el curso del valle, la promesa de la fertilidad. Allí, en cuanto encontraron un lugar de residencia, oraron en un galpón que se utilizaba como granero y más tarde erigieron la primera de las tantas capillas protestantes galesas que hoy se expanden por el valle del río Chubut.
-Esta que está acá, al lado del río, no es la capilla chica que hicieron en principio. A ésa se la llevó el río -dice una mujer de piel ajada que se pierde en dirección al puente de hierro sobre el río Chubut que Rawson ostenta tal vez como su objeto más preciado.
El destino de aquella primera capilla fue el de tantas otras: de las 34 que alguna vez fueron levantadas en todo el valle, 17 fueron arrasadas por las aguas en las innumerables inundaciones que fueron costumbre zonal antes de la construcción del dique Florentino Ameghino. La que la señora señala fue construida en 1881- en reemplazo de la capilla náufraga- y se llama Berwyn.
Un reducto de colonos
Siguiendo la ruta de las capillas, uno vuelve a encontrarse con el río una y otra vez, como un animal de cola zigzagueante dispuesto a demostrar lo absolutamente indispensable que siempre fue.
Así ocurre al salir de Rawson y dejar atrás el río bajo el puente orgulloso de hierro, y llegar a Trelew. Son casi las 7 y dicen que la capilla Moriah está cruzando el río una vez más. La ruta de acceso a la ciudad despista: entre construcciones muy encolumnadas y carteles de neón de inconfundible estética bailable, un camino de ripio se escabulle hasta un fondo donde reina el objeto de culto.
Felizmente está anocheciendo: Moriah es la única capilla con cementerio incluido. Y el panorama es perfecto para el crepúsculo: detrás de varias rejas de un hierro adusto, las lápidas aparecen como pasajeros de un mar embravecido: torcidas, encaramadas sobre una superficie irregular, entre montículos de tierra que se elevan más de lo esperado. Y los textos de lápidas en inglés casi convierten la escena en la estrofa de algún poeta sajón obsesionado por el mar y sus fantasmas.
Abraham Matthews fue el primero en predicar aquí y hoy es uno de los tantos primeros colonos habitantes del cementerio.
Ritos de domingo
-Hace solamente cinco años que estoy en la Iglesia Protestante, pero no creo que tenga que bautizarme otra vez. Ya fui bautizada antes, de chica, por la Iglesia Católica -dice una voz que sale de uno de los dos grupos que se han formado en los bancos de madera de la capilla Tabernacl, en pleno centro de Trelew, y su comentario es seguido por un murmullo de opiniones encontradas y de citas bíblicas que las sustentan.
Es la escuela dominical, un tipo de reunión típica de las zonas rurales de Gales, y un rito que los colonos galeses practicaron desde el principio de su vida patagónica. El grupo sigue discutiendo en un modo organizado por temas: el perdón, el bautismo, el arrepentimiento.
Desde los bancos delanteros, los más cercanos al altar, llegan las voces del otro grupo: un tinte soprano, una cadencia de acentos muy marcada, un idioma imposible de discernir para el oído hispanohablante. Las caras abundan en rasgos galeses: huesudas, pálidas, con ojos de un celeste o un verde acuático, vaporoso. Aquí, en este segundo grupo donde uno no entiende nada de lo que se dice, da verdadero gusto sentarse a escuchar un idioma incomprensible.
La capilla Tabernacl fue construida en 1889 y aun así es el edificio más antiguo de la ciudad. El ingeniero A. P. Bell, gerente del Ferrocarril Central del Chubut, donó las tierras y la mano de obra para construirla, proceso que se interrumpió momentáneamente cuando Bell fue trasladado y en su lugar llegó un gerente anglicano.
Un culto escenográfico
Cuando uno conoce la capilla Bethel, de Gaiman, comprende los encantos de lo pospuesto: tanta cosa atractiva alrededor va demorando una entrada que se creía inmediata, y entonces uno se ve gozosamente condenado a un rodeo infinito.
-En ese puente se filmó Caballos salvajes- dice un niño que mastica un caramelo más grande que su propia boca. El puente colgante -que vuelve a cruzar algún otro tramo del mismo río de siempre- es angosto y tembleque, y casi inverosímil como posibilidad de cruce.
Desde allí se ve la silueta de Bethel, entre los árboles y al otro lado del río, y en el aire se huele una brillante idea: cae la tarde y alguien quema hojas sueltas.
Dos mujeres tomadas del brazo avanzan por el camino de tierra que corre junto al agua y lleva hasta la puerta de la capilla. Un par complementario: una es enorme y cuando se ríe todo su cuerpo flota, y la otra es frágil y esmirriada y apenas sonríe con un balanceo acotado. Van al culto de las 6.
Es época invernal y oscurece temprano; los árboles que hacen de cerco de la capilla viran hacia un verde que se ve negro. La capilla Bethel, que se terminó de construir en 1914, tiene un frente de ladrillos cocidos y las doce ventanas iluminadas.
Las dos mujeres traspasan el cerco y saludan a otros concurrentes -en su mayoría habitantes de Gaiman y descendientes de galeses- que se ven como un coro de figuras célticas a contraluz.
Después, casi cerca de las siete, mientras se los escucha cantar en galés con fondo de armonio, algún alma hereje merodea por los bordes y observa, sin testigos, la contigua Capilla Vieja.
Por senderos secretos
Dicen que los colonos galeses vinieron con los diseños arquitectónicos de las iglesias no conformistas -las ramas del protestantismo que no adherían a todos los preceptos del anglicanismo- grabadas en la retina. Imágenes que retomaron en la arquitectura de las capillas del valle: edificios de una sola nave rigurosamente simétricos, con techos a dos aguas.
Por eso tal vez sea tan atractivo encontrarlas en medio del valle del río Chubut, por esa calidad de cosa transpuesta, esos aires foráneos en medio de la nada. En cualquiera de las ciudades patagónicas -de arquitectura tan indefinida- las capillas también llaman la atención como algo distinto. Aquí, en medio de los caminos sinuosos del valle, directamente adquieren la categoría de aparición súbita de un mundo distinto.
Así ocurre con la capilla Sion, de la zona de Bryn Gwyn, centro de culto de los metodistas calvinistas, una de las varias ramas del protestantismo que con el correr de los años colonos se instalaron en Chubut.
Sion tuvo entre sus pastores y fieles a una serie de personas con nombres espejados que podrían haber provisto un título alternativo a William Wilson, cuento de Edgar Allan Poe acerca del tema del doble: William Williams, reverendo enviado al Chubut por la Unión Metodista de Gales en 1881. O Richard Richards, "fiel diácono de su iglesia en Gales de gran celo y entusiasmo que hizo uso de todas las oportunidades para amonestar y aconsejar a tiempo y fuera de tiempo", según un cronista de la zona que cita palabras de San Pablo en la segunda carta a Timoteo. O incluso David Davies, fiel miembro de una familia fundadora.
La primera versión de este edificio fue víctima absoluta de un temporal en 1883; la que permanece ahora fue reconstruida cinco años después.
Sendero secreto II
La historia de la capilla Bryn Crwn recuerda alguna parábola bíblica en la que finalmente la fe tenaz resulta recompensada. El primer edificio de la capilla debió ser demolido cuando las mensuras que se hicieron en el valle para dividir las distintas chacras determinaron que la construcción quedaba ubicada en plena calle.
La fe de los colonos no se desvaneció: años más tarde construían la segunda capilla, que en sólo tres años fue arrasada por la inundación de 1899.
Poco tiempo después los fieles van en bote, surcando las aguas del castigo, y de pronto ven un montículo que sobresale. Deciden que allí construirán la nueva -y tercera- capilla Bryn Crwn, y para ello reciben la inmediata aceptación de la dueña de esas tierras, porque el milagro divino no sabe de títulos de propiedad.
Era 1900 y la capilla que entonces construyeron no volvió a derruirse nunca más. Es la misma que hoy acaba de ser reciclada: una construcción de ladrillos horneados en casas propias con un techo de cinc que en estos días estrena un verde refulgente.
Cultos escondidos
En la capilla Bethesda, también construida en el valle y hacia el oeste de Gaiman, el culto de domingo es temprano, para conjurar el frío. En el interior conviven un armonio Mason & Hamlin hecho en Boston a principios de siglo y una garrafa con una pantalla que funciona como calentador, aunque sólo una de sus dos mitades enciende.
Por la ventana se ven unas aves completamente blancas que iluminan la vastedad del terreno, y en el púlpito habla una mujer que ha venido de Gales para predicar en la mayor parte de las capillas del valle hace más de 20 años, aunque la intensidad galesa de sus erres no lo denote.
Una presencia anglicana
Otro recodo de otro camino depara una iglesia que sabe lo que es convivir con la diferenciación: es la única anglicana y la única que recibe anual y sistemáticamente la visita de un predicador foráneo.
El anglicanismo era religión oficial en Gales en la época de la emigración de tantos galeses, y fue incluso motivo de tanta emigración. Por ello, fueron muy pocos los adeptos que tuvo por aquí. Incluso la primera iglesia, construida en 1891 muy cerca de ésta, fue literalmente obra casi de un solo hombre.
Anglicana al fin, esta segunda construcción supo hacer honor al carácter revolucionario de la religión que la sustenta: en 1914 fue construida a partir de los planos diseñados por una mujer.
María Sonia Cristoff
La fiesta del desembarco, con el sabor de una tierra lejana
GAIMAN.- Desde el 28 de julio de 1865, año en que el primer contingente de colonos galeses llegó en el velero Mimosa a instalarse en la Patagonia, los descendientes de aquellos y de otros pioneros recuerdan de distintas maneras, cada año, el día de la llegada.
Una de las formas más atractivasde celebrar esta Gwyl y Glaniad (fiesta del desembarco) es la de servir el tradicional té galés en varias capillas de la zona del valle del río Chubut. Todo aquel que lo desee puede participar de esta fiesta que todavía tiene el encanto de ser un rito muy zonal, con muy poco de puesta en escena, y así interiorizarse de lo que es y lo que ha sido la vida de este pueblo galés emplazado en medio de la Patagonia.
El té que se sirve tiene la gran variedad de tortas que se encuentra en las casas de té que ya son tradición en Gaiman, y también el pan y la manteca caseros. Por lo general, el té en las capillas comienza a servirse temprano en la tarde, ya que normalmente son varias las tandas de celebrantes que se suman a la fiesta. En algunas de las capillas hay también destrezas hípicas, juegos, y recitales de coros, otra de las especialidades de la colectividad galesa.
Esta ceremonia celebratoria suele realizarse exactamente el próximo lunes 28 -feriado en la zona-, excepto que sea domingo, día de guardar muy respetado por el pueblo galés.
En algunas capillas, sin embargo, se pospone una semana para que no coincida con la fiesta en algún lugar muy cercano. A continuación detallamos la lista de capillas que este año ofrecen su té.
- Capilla Bethel, de Gaiman, el 28 de este mes. Después, hacia el final de la tarde, se ofrece un recital de coro con temas en castellano y en galés.
- Capilla Sion, de la zona de Bryn Gwyn (en el valle del río Chubut), el 28 de este mes.
En este lugar, el agua para los infinitos litros de té que se sirven en el día se calienta sobre leños que se queman al aire libre. Después del té se organizan encuentros de poesías y un despliegue de danzas galesas.
- Capilla Bethlehem, de la zona de Treorcky (en el valle), el 28 de este mes.
- Capilla Bethel, de la zona de 28 de Julio, en el valle y próxima a Dolavon, con té por realizarse y fecha por determinar. Además, habrá recitales de coro y de poesía.
- Capilla Bethesda, ubicada en el valle entre Gaiman y Dolavon, hace su té de celebración el sábado posterior, el 2 de agosto.
- Capilla Salem, de la zona de Angostura (en el valle), donde también se calienta el agua sobre fogatas con fragancias de maderas del lugar. El té se llevará a cabo el mismo lunes 28 y luego habrá una sucesión de recitales corales con acompañamiento de guitarra y de armonio.
Más datos e indicaciones
Para todos aquellos que quieran asistir a esta celebración, o que necesiten indicaciones para llegar hasta las capillas en cualquier otro momento del año, van las siguientes direcciones, donde encontrarán instrucciones precisas para no perderse.
- Municipalidad de Gaiman, Oficina de Turismo. Yrigoyen entre Michael Jones y Juan C. Evans; (0965) 91014, fax: (0965) 91336.
- Dirección de Turismo de Trelew; (0965) 20139.
- Organismo Provincial de Turismo, con sede en Rawson; (0965) 81113/84144.
La sinuosa ruta de las capillas
Una guía para visitar durante todo el año los 15 templos donde se resguarda la férrea tradición de este pueblo celta.
GAIMAN.- Independientemente de la celebración del 28 de julio, un recorrido por las capillas es un muy buen plan para combinar con otras opciones que presenta toda la zona.
El paseo puede formar parte de una visita a la Península Valdés en la temporada de avistaje de ballenas (Gaiman está a 80 kilómetros de Puerto Madryn) o con un veraneo en cualquiera de las playas de la costa patagónica aledaña.
A continuación se detallan una lista completa de las capillas del Valle del Río Chubut -donde se incluyen las ciudades de Gaiman, Rawson y Trelew.
Dado que muchas de ellas no están abiertas permanentemente, incluimos los días y horarios de culto -lo que permite un acceso a los interiores arquitectónicos y a los ritos de esta cultura- y otras opciones para ver las capillas desde adentro. Para mayor información, remitirse a los teléfonos del Organismo Provincial de Turismo con sede en Rawson (0965-81113 y 84144), la Dirección de Turismo de la Municipalidad de Trelew (0965-20139) o de la Municipalidad de esta ciudad (0965-91014).
En Trelew:
- Capilla "Tabernacl", ubicada en pleno centro de la ciudad. Abre para la escuela dominical todas las semanas a las 10:30, y para el culto todos los domingos a las 18 (con excepción de enero y febrero, cuando el culto se realiza a las 10:30).
- Capilla "Moriah", ubicada junto al río, en la ruta de salida hacia Rawson. Tiene un cuidador, con lo cual se la puede visitar todos los días en horario de oficina.
En Rawson:
- Capilla "Berwyn", precedida por la "Capilla Chica", la primera que los galeses construyeron en toda la zona. Junto al río, en pleno centro de Rawson. Culto todos los domingos a las 19 horas en invierno y a las 20 en verano.
En el Valle: (En los caminos entre Trelew & Gaiman)
- Capilla "Nazareth", culto a las 15 el tercer domingo de cada mes.
- Capilla "Bethlehem", culto a las 18 en invierno y a las 19 en verano el cuarto domingo del mes (excepto de mayo a septiembre, cuando permanece cerrada).
- Capilla "Sion", en las cercanías del Parque Paleontológico, que se puede visitar en conjunto con el Museo Paletontológico de Trelew. Desde Trelew o desde Gaiman, el acceso a esta capilla está todo asfaltado, a diferencia de lo que suele ocurrir con las capillas del Valle. Culto todos los domingos a las 10:30.
En Gaiman:
- Capilla "Bethel" (y "Capilla Vieja" adjunta), escuela dominical a las 10:30 todo el año, con excepción de los meses de enero y febrero. Culto todos los domingos (a las 18 en invierno y a las 19 en verano).
En el Valle II: (En los caminos entre Gaiman y Dolavon)
- Capilla "Salem", sólo se la puede ver por fuera. Permanece cerrada todo el año.
- Capilla "Bryn Crwn", culto a las 15 el segundo domingo de los meses impares.
- Capilla "Bethesda", culto a las 15 los domingos impares. Escuela dominical todas las semanas a las 16 horas.
- Capilla "Glan Alaw", permanece cerrada todo el año.
- Iglesia Anglicana "San David", recibe una visita anual del obispo anglicano de Buenos Aires. En la casa pastoral aledaña vive un cuidador que puede mostrar los interiores a los visitantes.
En Dolavon:
- Capilla "Carmel", culto el primer domingo del mes a las 16 horas en invierno y a las 17 en verano.
En determinados horarios, la capilla se presta a una secta que no tiene relación alguna con las ramas del Protestantismo que conviven en el Valle.
- Capilla "Ebenezer", una construcción de 1894 que actualmente se encuentra abandonada y cerrada.
- Capilla "Bethel", ubicada en 28 de julio, una localidad rural muy cercana a Dolavon. Los cultos se realizan en forma ocasional.
Hoteles con historia y el sabor marino en las comidas
GAIMAN.- La mayoría de las capillas tiene como centro urbano más cercano a esta ciudad. La infraestructura hotelera de mayor categoría está, sin embargo, en Trelew y en Madryn, ciudades en las que también se puede hacer posta para realizar un recorrido por las capillas.
En Gaiman Hospedajes
- Man Aros: casa antigua refaccionada con 10 cuartos, la mayoría de ellos con baño privado. Precio habitación doble $ 35; desayuno incluido. Tel: (0965) 91566
- Plas y Coed: de 1876, es una de las primeras casas de Gaiman. Atendida por una descendiente de los primeros colonos. Funciona como casa de té. Precio habitación doble $ 50 con desayuno. Tel: (0965) 91133.
Casas de té
- Ty Cymraeg: en la vera del río, construida según el diseño de las antiguas construcciones galesas. Excelentes tortas y pan casero. Precio del servicio: $ 12. Tel: (0965) 91010.
- Ty Nain: casa de té y museo con objetos y libros galeses. Atendida por la bisnieta de un pastor protestante que llegó en 1874; $ 12. Tel: (0965) 91126.
Bares y restaurantes
- Restaurante El Angel: la posibilidad de comer platos originales y muy bien cuidados en una casa antigua refaccionada. Abierto viernes y sábados a la noche; domingos al mediodía. Precios: $ 16 sin bebida y entre 20 y 25 con bebida. Tel: (0965) 91460.
- Na Petro: pub y comidas rápidas en un ambiente rústico con una salamandra antigua, una estatua de bronce francesa y espadas medievales. Precios muy accesibles.
- Bar Avenida: antiguo; admirado por muchos documentalistas extranjeros; ideal para tomar una grappa o una ginebra. Avda Tello y Evans.
En Trelew
Hoteles
- Hotel Rayentray: 60 habitaciones y 49 suites. Piscina climatizada, gimnasio y sauna. Habitación doble: $ 110; suite presidencial, 140. Tel (0965) 34702, Fax: (0965) 35559.
- Hotel Centenario: 80 habitaciones y 5 suites ubicadas en pleno centro. Habitación doble: $ 70 con desayuno incluido muy completo. Tel: (0965) 20542/30042. Fax: (0965) 21542.
Restaurantes
- Sugar: todo tipo de opciones. Se puede desayunar, comer liviano o saborear deliciosos platos muy bien preparados y originales. Frente a la plaza Independencia, en 25 de Mayo 247. Amplia variedad de precios.
- La Casona de los Itos: pastas deliciosas en un ambiente cálido y con ecos del pasado lugareño. Precios entre $8 y 10 sin bebida. Sarmiento 331.
En Madryn
Hoteles
- Hotel Península Valdés: ubicado frente al mar, en el centro de la ciudad, con 70 habitaciones con baño privado, teléfono, aire acondicionado y sala de relax con sauna. Habitación doble: entre $ 110 y 135. Tel: (0965) 71292/71450. Fax: (0965) 52584.
- Hotel Bahía Nueva: en pleno casco céntrico y frente a las playas del golfo Nuevo; 40 habitaciones y departamentos; lobby con hogar de leña, videoteca, biblioteca y lockers para equipos de buceo. Habitación doble: $ 78 con desayuno; departamentos: $ 140 (recargo del 12% cuando se trata de cuartos frente al mar). Telefax: (0965) 51677/50045/50145.
Restaurantes
- Cantina El Náutico: el más tradicional; especialidades en mariscos y pescados. Julio A. Roca y Lugones. Precios: entre $ 10 y 15 sin bebida.
- Solana del Golfo: sobre la costa, rodeado de arena y mar. Exquisita cazuela de mariscos y variados platos tradicionales. Boulevard Brown sin número.
Fotos: Martín Lucesole y Daniel Merle