La temporada en Punta del Este: de los dueños del verano a un verano de dueños
Una vez más el balneario arranca el año con playas, fiestas y hoteles a tope. Todos coinciden en que éste es tiempo de propietarios y que la caída de hasta un 50% en los alquileres por ahora no afectaría al balance parcial
6 de enero de 2013

PUNTA DEL ESTE.- Son las 9 del primer día de 2013 y la calle Gorlero está desierta. En las mesas de afuera del café Il Greco, unos muchachos recién llegados de la disco dormitan todavía empapados por el temporal de Año Nuevo. Adentro, una pelirroja de veintipico pide un café con leche y un caliente (así le dicen acá al tostado). Su pulserita verde delata que está recién aterrizada de alguna fiesta.
Rubito, el legendario encargado del bar, mira de reojo a la chica y sonríe, quizá recordando sus propias trasnochadas de pibe. Este hombre es uno de los oráculos de Punta del Este: si levanta el pulgar, quiere decir que la temporada es un éxito. Si lo baja, mejor agarrarse fuerte porque viene la mala. Con los primeros números del verano bajo el brazo, su veredicto es positivo.
Un vuelo de pájaro sobre Punta del Este demuestra que Rubito no se equivoca: las playas de La Mansa y La Brava están repletas, con todas las banquinas tomadas por autos de los que bajan familias, sillitas, heladeras y sombrillas. Parecería que casi nadie se acuerda de aquel asunto del cepo al dólar y de lo caro que está todo; más si, en un rapto de masoquismo, se hace la conversión a pesos argentinos (en La Pasiva, un chivito completo cuesta 130 pesos de los nuestros y una gaseosa otros 28). Pero, de uno u otro modo, el balneario explota de gente: el puerto, La Barra, José Ignacio, los hoteles, los restaurantes y locales de marcas top; hasta las fiestas de fin de año rebalsaron, pese al tremendo aguacero que cayó en la noche del 31 y obligó a suspender dos celebraciones multitudinarias: la Fiesta Box y la que se hace todos los años en la chacra La Fontana, para la que se esperaban 10.000 asistentes.
Una postal perfecta del verano podría ser la del miércoles último a la tarde, en Laguna Escondida -José Ignacio-, donde más de 4000 personas presenciaron el set del DJ británico Fatboy Slim, en una de las tantas fiestas de música electrónica que se realizan hasta el 10 de enero. Lo habían anunciado hasta el cansancio los agentes inmobiliarios que más conocen Punta: el segmento premium, los que tienen casa propia, los turistas brasileños (paolistas, sobre todo) y europeos, los que alquilan chacras de mar a valores ridículamente altos en José Ignacio? Todos están aquí, como siempre, desbordando la ciudad. Y, a esta altura, ya está confirmado que la clase media, que alguna vez ocupó departamentos a 2000 dólares la quincena, no tiene pensado asomar la nariz, por lo menos en enero. A juzgar por lo que viene pasando en las últimas temporadas, este público se ha convertido en una especie en extinción de Punta del Este. Es, claramente, el target que sí padeció las restricciones cambiarias de la Argentina.
"El que viene y tiene poder adquisitivo vuelve siempre. Punta está pasando a ser un balneario de turistas propietarios y por eso ya no se puede medir el éxito de un verano por la cantidad de departamentos que se alquilan", analiza Aldo Sanguinetti, de Mieres Propiedades. En este aspecto, la merma fue notoria, ya que las inmobiliarias consultadas coinciden en que se alquiló casi un 50% menos que el año último (algunos hablan de un 60 por ciento).
Aunque para algunos esta cifra ilustra una temporada desastrosa, para otros ya no es un indicador válido. Esto es porque, según explican en ReMax, "muchos de los que alquilaban en el pasado hoy vienen a su propia casa"; son aquellos que compraron departamentos en las torres que inundaron la ciudad durante los últimos diez años. Para tener una idea, desde 2003 se construyó la cifra monstruosa de 700.000 metros cuadrados, según datos de la Intendencia de Maldonado. "Es una gran temporada a otro nivel. Eso sí, la semana que viene quedamos en familia, los propietarios y nosotros", advierte Sanguinetti. Para la inmobiliaria Sader, el asunto pinta más complicado. "A los argentinos que no vinieron por el cepo al dólar se suma la falta de conectividad con Brasil, que se agravó tras la quiebra de Pluna", dicen.
Lo nuevo
Además de algunos muy lamentables hechos delictivos, hubo otras novedades relevantes en los primeros días del año. En el rubro hotelero-inmobiliario, una de las más rimbombantes fue la noticia de que la cadena del millonario noruego Alexander Vik, dueño de Chacra Vik y Playa Vik, en José Ignacio, se quedó con el hotel The Setai -cuyas obras estaban prácticamente paradas- y se comprometió a terminarlo para la próxima temporada. También hay que recordar que el Hilton remodelará el eterno hotel San Rafael (lo anunció el ministro de Turismo uruguayo el año último) y que, según un conocido operador inmobiliario, una muy importante cadena francesa sigue negociando para desembarcar en el viejo Hotel Palace de la península. Tampoco se quedó atrás el anuncio de que Donald Trump planea levantar una nueva Trump Tower, en la parada 10 de La Brava, que demandará una inversión de US$ 100 millones. En estos días se espera la llegada del propio Donald, con su estrafalario peinado batido y su mirada de lince, en un jet privado que lo traerá a estas arenas. "Punta del Este es un muy buen punto para posicionar un producto en la región, tal como hizo el brasileño Rogelio Fasano", opinan en ReMax.
Pero hay más. A principios del mes último, el intendente de Maldonado, Óscar de los Santos, presentó un pedido para permitir "la construcción del mayor complejo turístico-comercial en la historia del departamento", según consignó el diario uruguayo El País. El proyecto, que contempla un desembolso de US$ 600 millones, se realizaría en tierras del argentino Samuel Liberman, dueño de la mansión Charrúa Hills, sobre la avenida Aparicio Saravia, en la zona de El Jagüel.
De acuerdo con diversas fuentes inmobiliarias, en los últimos tiempos fueron varias las leyes ("votadas a altas horas de la madrugada", dicen los críticos) que autorizaron torres y megaproyectos en áreas de casas bajas y bosques. Eso sucedió, por ejemplo, en Rincón del Indio, cuando el 18 de diciembre se dio curso a una ordenanza que permite edificar torres de 22 pisos en esa zona, donde tenía su chalet Astor Piazzolla (cuando todavía quedaban árboles).
Como todos los principios de año, Punta del Este arde de gente, fiestas, autos caros, famosos y todo lo chic que se pueda pedir. Pero así como Rubito es un oráculo, también hay otros héroes anónimos capaces de predecir el futuro. Pregunten si no a Adriana López, famosa cocinera de Maldonado que, sartén en mano, avisa: "Todo muy lindo, pero el 10 de enero acá no queda nadie".
En esta nota: