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Lejos de la edad, muy cerca del placer

Los turistas maduros deben efectuar una visita a su médico, antes de emprender una travesía, y sincerarse; jamás deben apelar al ¡estoy mejor que nunca!




N UEVA YORK (The Mature Traveler).- Durante una reunión en la que abundaba la gente mayor, alguien, con tono de entendido, se hizo escuchar. Después, supimos que era el más autorizado para hacerlo.
"Una paciente regresó exhausta de un moderado viaje de aventura por Suiza y confesó no haber advertido un detalle en el folleto publicitario: en las fotos, todas las personas mayores vestían a la europea.
"Evidentemente, ellos eran suizos que estaban habituados a las marchas de montaña", -recuerda el doctor Eric Anderson, geriatra de San Diego y viajero incansable.
"También me dijo que no había venido a verme antes de partir por no creer necesaria una consulta médica para viajar a Europa occidental".
Su crítica a los aficionados al turismo de aventura que se esfuerzan más allá de sus límites está bien fundada y, además, es una advertencia velada para aquellos viajeros maduros que emprenden una travesía sin hacerle la consulta previa a un profesional.
Además de geriatra, Anderson es el único doctor en medicina que es miembro profesional de la Society of American Travel Writers, columnista de la revista Geriatrics y de Travel 50 & Beyond, y colaborador de numerosas revistas nacionales.

Pacientes mentirosos

Su queja favorita va dirigida al paciente que, antes de embarcarse en un moderado turismo de aventura, no revela a su médico todas sus inquietudes con respecto a su salud o, peor aún, le miente.
"Una de mis pacientes más ancianas, con múltiples problemas de salud, me dijo que haría un crucero..., pero no mencionó que bordearía la costa africana -rememora con un dejo de preocupación-. Los cruceros son estupendos para los viajeros ávidos, a quienes, tal vez, les falta un poco de vigor o aguante, pero la costa africana es una región que está plagada de bacterias no descriptas en las publicaciones médicas."
Para el viajero maduro que se dispone a hacer turismo de aventura, la visita previa al médico implica algo más que actualizar sus vacunas, obtener copias de su historia clínica y solicitar recetas adicionales. También debe explorar su estado físico, junto con su médico, y pensar en sus limitaciones que le impone su edad.
"Si hay un error simple, típico de los pacientes más entrados en años, es el de minimizar el grado de esfuerzo fatigoso que, tal vez, deberán afrontar en cualquier viaje de este tipo -señala Anderson-. Algunos ocultan el texto en letra chica de sus folletos de vacaciones porque suponen que, si logran aprobar el examen médico, podrán partir con la garantía tácita de que todo irá bien y se divertirán. ¿Los doctores no enarcaron las cejas? ¡Entonces no hay peligro!".
Gene y Adele Malott

(Traducción de Zoraida J. Valcárcel)
Hay que asegurarse de poder realizar esfuerzos tales como caminatas de mediano alcance o poder hacer cambios de altura abruptos; el infarto no perdona
NUEVA YORK (The Mature Traveler).- El Dr. Anderson aconseja a los aventureros de edad madura que tomen conciencia de los siguientes riesgos:
  • Cambios de temperatura. Vistan adecuadamente. Cerciórense de que llevan ropa interior térmica e indumentaria especial, si el itinerario incluye lugares fríos; un sombrero de ala ancha para el sol, si visitaran zonas tórridas como Africa, y calzado impermeable y resistente para un clima más lluvioso, aunque sea para caminatas livianas por los cotswolds (Inglaterra). "La hipotermia y el infarto pueden arruinarle el día a cualquier turista... o aun matarlo."
  • Altura. El organismo humano funciona de manera más cómoda en el nivel del mar que en las grandes alturas; no obstante, puede adaptarse a cambios drásticos, siempre y cuando lo haga en forma gradual. "La moraleja es: si, por ejemplo, van a Machu Picchu, no se inscriban en uno de esos viajes relámpago en que un día están a nivel del mar y al siguiente en una cumbre de los Andes. Los cambios súbitos pueden ser arduos para los pulmones y el corazón."
  • Ejercicio. Sepa en qué actividades participará y cuáles son sus limitaciones. Si piensa visitar a Masada -una fortaleza de montaña en Israel- o Ayers Rock (Australia), prevea una verdadera caminata en un día tórrido. Si quiere conocer la Gran Muralla China, recuerde que deberá subir 250 escalones sólo para llegar hasta sus umbrales. "Es todo un esfuerzo, especialmente para el típico turista, tan cargado de equipos fotográficos que más parece un árbol de Navidad."
  • Ponerse en forma. Es un requisito imprescindible, previo a la partida, para quienes se propongan practicar ciclismo o marcha.
Inicien un programa de caminatas con una anticipación mínima de dos meses, intensificándolo progresivamente hasta que puedan recorrer cómodamente 3 o 5 km diarios, a paso vivo.
Como autor de libros de viajes, Anderson ha visitado todos los lugares que menciona.
"Si quiere fotografiar las gárgolas de Notre Dame, en París, o contemplar el Castillo de Edimburgo desde el mirador del monumento a Scott, tendrá que subir escaleras angostas e interminables", advierte, y recuerda este comentario de un cardiólogo escocés: "En Edimburgo, no utilizamos la cinta sinfín para detectar posibles problemas cardíacos. Simplemente, les preguntamos a los pacientes si pueden subir al mirador del monumento a Scott".

Conviene viajar con guía

Las excursiones guiadas pueden eliminar muchos riesgos del turismo de aventura liviano. Aun así, los viajeros maduros deben averiguar qué se espera de ellos y hacer las preguntas correctas.
"En el crucero Down East por el Maine, en buque de vela, ¿la tripulación espera, y descuenta, que los pasajeros ayudarán a manipular las velas y jarcias? -pregunta el Dr. Anderson- ¿O los turistas pasan el día tomando sol, como en tantos cruceros caribeños?".
Los folletos hablarán de viajes tranquilos en balsa o gomón y paseos en canoa por aguas calmas , pero, tal vez, se espera que los participantes ayuden a transportar las embarcaciones.
"Durante una de mis vacaciones en el Oeste, tuve que ayudar a transportar una canoa a través de un campo lleno de ortigas y alambres de púas, a orillas del río Kickapoo. No fue una experiencia espléndida, pero no hay vacaciones perfectas y uno no puede pensar en todo", concluye nuestro médico viajero.

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